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EN LAS VÍSPERAS DEL DÍA DEL TRABAJADOR, LUIS ACOSTA GARCÍA
“Latigazos”
de Luís Acosta García
Es inútil que me mires
con tu beso arlequinesco
y que rías de mis obras
porque ignoras su valor.
Que con toda tu malicia
y con todo tu oro junto,
no podrás comprar la idea
del obrero trovador.
De qué vale tu dinero,
tu apariencia, tu abolengo,
tu castillo estilo moro
y tu gran comodidad;
si eres malo por tendencia
altamente hereditaria,
y eres bilis ponzoñosa
de la misma humanidad.
Cuando pasas exhibiendo
tu abundante pedrerío
y jacquet de rabo largo
imitando al pavo real;
los obreros te maldicen
las obreras te apostrofan
y todo eso es el producto
que te da tu capital.
Son tus horas de recreo
las que pasan en el pocker
o palmeando a los caballos
que tenéis en el stud.
Y si vuelves a tu casa
tu cariño lo has dejado
en el naipe y en las fichas
que dejasteis en el club.
Cuando quieras convencerte
lo que es vida y es cariño
te venís a mi pocilga
que es un nido de placer,
y veréis al bardo obrero
en su mesa de trabajo
con el libro en un mano
y en la otra una mujer.
Y si cruzo por la calle
mi silueta de quijote
no preciso de la escolta
que tu sueles precisar;
yo no tengo miedo a nadie
porque siembro amor paterno,
y tal cual es mi semilla
voy en fruto a cosechar.
Y tu, grave Sancho Panza
ni con todos los secuaces
que te cuidan las espaldas
cruzarás con libertad.
Los obreros te maldicen
las obreras te apostrofan
porque siembras las semillas
del desprecio y la maldad.
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