...y la esperé
como se espera algo inevitable:
el día, la noche, el sueño,
la muerte disfrazada de sí misma.
... y la esperé en sitios
en donde nunca estuvimos,
creados por mi propia inexistencia
y desmedida crueldad.
...bares y sus mesas de madera
lustradas con barnices cuyos tonos
mezclaban las angustias de los usuarios
con poemas de escasa integridad...
... y la esperé dormitando,
transpirando los años caminados
sufriendo esa triste sensación
de esperar lo inesperado;
y que un día cualquiera
un poco ya olvidado de la cosa
aparezca en mi ausencia
del otro lado de la mesa
acodada a los barnices
que durante un tiempo
reflejaron su mirada...
...la esperé en cuerpos ajenos
violando identidades
intuyendo sus labios a oscuras
luchando contra aromas
desconocidos, vulgares,
acostumbrados a olvidar...
...y espero dejar de esperarla
y que me licencie,
para que por lo menos,
con su aprobación y gentileza
pueda dejar de recorrer
mis miserias y despojos
de forma tal comenzar a reconstruir
alguna otra insolvencia
que necesita vivir...
que necesita vivir...
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