- Es una ignominia cuando se observa el eterno carnaval de nuestra política, se paternaliza la mofa que sufre la democracia.
- La farándula legislativa reproduce en cada provincia el mismo sainete que representa el parlamento nacional.
- Histrionismo en las posturas, desvergüenzas en las acciones, garrulería en el propio seno de los principios.
- Todo está contaminado con el virus de la más baja incivilidad, porque los instintos conculcan la razón y la fe de la república.
- Quien analiza el juego de los resortes administrativos, escucha con asco la estridencia del interés por todas partes.
- La coima está en nuestra democracia como una miasma permanente, para asfixiar y ahuyentar el carácter.
- Hay fraseología, crisis de ideal, pues los oídos se empecinan en oír solamente el canto que adula las ambiciones.
- Se nota la inminencia del desastre, porque se degrada el progreso con la renuncia de los prestigios pasados.
- Hay fallas tan grandes en el civismo que, para muchos, la nacionalidad importa poco en la estructura del derecho.
- Así, se miran sin rubor las tiranías vecinas y hasta se anhela que la libertad sea también aquí, masilla de sátrapas y baratija de mercaderes.
- La democracia está enferma y es preciso curarla. Nada de dictaduras higiénicas. No existen. Usan los emplastos del miedo y el opio de la ignorancia.
- Basta con la decisión de unos cuantos ciudadanos de fibra, que arranquen la venda de la depravación y el imperialismo. Que saneen al sol las llagas pútridas.
- Y especialmente que se arroje al ostracismo toda la califa de los políticos profesionales, sin asco ni piedad, como se arrojan a los sitios baldíos las alpargatas inservibles.
Asamblea de la J.O.D.A
(Juventud Obrera de Almafuerte)
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