POR UN PASADO DE GLORIA - Cuento -




Por un pasado de gloria

Una paradoja es la verdad
puesta boca abajo
para llamar la atención..

Nicholas Falletta


Varios años habían pasado desde la última reunión. Fue durante la década del ochenta. No sabían precisarlo con exactitud debido al poco orden que guardaban de sus recuerdos. Los hombres solían relacionar sus encuentros con sucesos políticos de excepción, y aquellos tiempos de sostenible vértigo no les acercaban precisiones. El Nunca Más, el Juicio a las Juntas, Semana Santa, Monte Caseros, Obediencia Debida, Punto Final, La Tablada, Rico, Seineldín, el esperado indulto, conformaban una nebulosa de referencias tan caóticas como desordenadas. Los noventa pasaron de largo; sus talentos no eran de imperiosa necesidad, todo estaba políticamente ordenado no precisando del aderezo logístico que aportaban como sana regla institucional.

A mediados de la primera década del nuevo milenio la situación era tanto por ciento más compleja. El movimiento nacional y popular en el poder intentaba modificar las relaciones existentes pretendiendo ocupar espacios de decisión hasta entonces vedados. Algunos pocos cuadros no vencidos y supuestamente exterminados del populismo de izquierda setentista habían logrado reagruparse y conformado un frente minoritario que logró imponer condiciones casi de casualidad, dentro de un Peronismo que decidió, durante la segunda década infame, ocultar sus banderas fundacionales y hacerle mimos a los sectores corporativos más reaccionarios de la sociedad. Sin caudillos emblemáticos y dominantes se dieron las condiciones subjetivas para que varios de aquellos exiliados combativos se colocaran a la cabeza de un proyecto inclusivo en el marco de un país desbastado y una sociedad mayoritariamente empobrecida. Algo más de un veinte por ciento le alcanzó para obtener las simpatías del electorado para una segunda vuelta que el ex presidente “rubio y de ojos celestes”,  no se atrevió afrontar.
En este contexto era necesario entonces iniciar el camino hacia una estrategia de erosión en función de socavar los cimientos de este embrionario proyecto. Distribuir la riqueza, desempolvar los juicios por la verdad y modificar las relaciones de poder no eran temas que las corporaciones estaban dispuestas a aceptar.

-         Me parece que no debemos descartar el magnicidio como alternativa – disparó Propato –Esta gente nada tiene que ver con aquellos tibios dirigentes de principios de los ochenta. Son bichos, tienen plata, manejan muy bien los medios y pusieron en juego a sus más notables intelectuales. Además el concierto internacional los favorece. Sin la vigencia de la teoría de seguridad nacional y sin el apoyo político norteamericano no podemos ir al frente como en las buenas épocas.
-         ¿Ella o Él? – preguntó Carmodi –
-         Doble complicación – interrumpió Moldes -. Podríamos estar creando un símbolo y una víctima a la vez. El símbolo como tótem para que la víctima se perpetúe en el poder. La receta debe contener a ambos.
-         Creo que estamos en condiciones – agregó Carmodi – de realizar un operativo en conjunto. Aún tenemos gente de los viejos tiempos que con gusto se pondrán a nuestro servicio para limpiar de zurdos la Patria.
-         Pero adolecemos de apoyatura política – afirmó Moldes –
-         Eso es parcialmente cierto – aseveró Propato mientras hojeaba su lista de posibles colaboradores – ya que poseemos aliados aún poderosos: La derecha peronista, el niño mimado del Pro, los radicales, la mesa de enlace, algunos caudillos provinciales, los oligopolios mediáticos afectados por la futura ley de medios, la iglesia, el progresismo liberal y me atrevo incluir alguna izquierda que el matrimonio dejó sin asunto como novia abandonada frente al altar.
-         Parte del campo popular en contra del campo popular como carta de triunfo – ironizó Carmodi –
-         Como siempre. Es histórico. Estos tipos viven reiterando errores a fuerza de vedetismo. Allá ellos – agrego Moldes - ¿Sacaste algo en limpio del listado, Propato?
-         Poco, muy poco. Los viejos camaradas de las fuerzas nos odian por haber tenido que cargar con el sayo completo, los servicios de inteligencia cambiaron sus cuadros poniendo en su lugar gente que responde al gobierno, la policía está en plena lucha por la calle y el botín, además, y aquí lo más complicado del asunto, todos cobran excelentes salarios.
-         Nada entonces  - sentenció Carmodi –
-         Te agrego – prosiguió Propato – que del viejo comando, Benítez, Quiroga y Mouriño son fiambres; Sosa, D´elía, Suazo y Marquesini cumplen sentencias en Devoto, mientras que Domínguez y Loza están en el Borda gracias a un par de buenos abogados.
-         Es una cargada – soslayó Moldes a la par que descerrajaba una puteada madre - ¿Me querés decir entonces quién nos convocó a esta reunión?
-         No lo sé – se apresuró a responder Propato -. La gacetilla hablaba de este bar y que el anfitrión llegaría treinta minutos después de la hora fijada.
-         ¿Y si es una trampa? – lanzó Moldes –
-         ¿Quién va a querér conspirar contra nosotros? ... somos poca cosa – continuó Propato -. Acá hay alguien que necesita de nuestros talentos, de nuestras capacidades operativas, de nuestro compromiso con Dios, la familia y la propiedad.
-         Ahí está, me parece que viene caminando la respuesta... Es el número dos del multimedio, Juan Francisco Losada Caló – reparó Carmodi - ¿Recuerdan al tipo? Hicimos un trabajo en la redacción de su diario sacándole de encima a tres delegados gremiales que jodían en su empresa. ¿Se acuerdan no? Lo conocimos cuando apretamos a los viejos dueños de Papel Prensa. El hombre solía venir con el cuestionario confidencial para continuar con los negocios. ¡Qué jóvenes que éramos!
-         Y necesarios  - afirmó Propato –
-         ¿Qué mierda querrá este tipo? – preguntó en voz alta Moldes –

Inesperadamente Losada Caló hace un giro en su andar perdiéndose de vista en medio de la multitud; mientras esto sucedía el trío no se percató que uno de los acompañantes del funcionario había ingresado al bar, por uno de los laterales, para acordarse en la barra a escasos dos metros de la mesa que compartían.

-         En breve el Señor Caló estará con ustedes – consignó el esbirro a media voz, ante la sorpresa del grupo –

El rostro del gerente era desconocido para el vulgo; apenas un par de inescrupuloso intentos financieros lo habían puesto en escena por una prensa marginal que no contaba con tiradas importantes, de modo que moverse entre la gente no le resultaba mortificante.

-         ¿Qué opinan? – comentó Carmodi –
-         Bueno... el hombre toma sus prevenciones. El tema debe ser lo suficientemente reservado como para tomar recaudos adicionales. No hay que olvidarse que nosotros somos gente con antecedentes y él un personaje medianamente público entre la burguesía nacional, cualquier fotografía o testimonio lo colocaría en una situación difícil de explicar – atinó a razonar Propato -. Temo que somos propietarios de una entidad superior, un tanto más importante de lo que suponemos, de lo contrario no habría razón para tanta precaución.  De algún modo su actitud habla bien de nosotros. Entonces me corrijo, no somos tan poca cosa.
-         Es verdad Propato – compartió Carmodi -. Somos poseedores de impecables legajos al servicio de la Patria, por lo tanto también nuestras identidades deben ser resguardadas. Espero que eso responda a tu extemporánea reacción Moldes.
-         Puede que tengan razón, de todos modos mi cuestionamiento no ha sido contestado – afirmó Moldes –, persisto con mi duda razonable.


-         Buenos días señores... ¿me permiten? – Losada Caló corrió de inmediato una de las sillas sin esperar autorización de la caterva – ¡Qué poco ha quedado de aquel grupo camaradas!. Personas que han servido fielmente a lo más notable de la argentinidad se encuentran hoy olvidadas y en algún caso detenidas por ese revisionismo histórico tendencioso que no reconoce la trascendente labor emprendida para no permitir que la extranjerización apátrida se apodere de nuestras más sensibles tradiciones. Los veo y siento impotencia camaradas. Gracias a ustedes los trapos rojos jamás flamearán en nuestras Instituciones, sindicatos, ministerios, medios de comunicación... es un rencuentro triste... pero no todo está perdido. Si bien el panorama no es alentador debido a la gavilla gobernante sabemos que el final está cerca. Ya hemos cooptado a casi la totalidad de la oposición y poseemos con exclusividad los canales masivos de opinión, en consecuencia sólo debemos presionar y esperar, presionar y volver a esperar. Me veo en la obligación de dar crédito a los cultores de la geopolítica que sostenían no haber concluido la tarea. Creímos que un sensible maquillaje y cierta institucionalidad colaborarían para sosegar las culpas de la sociedad. Nos equivocamos camaradas. Al enemigo ni justicia. Me indigna que estos personeros del estalinismo nos estén dando clases de moral. Con mucho sacrificio hemos reafirmado los cimientos de la argentinidad para que un grupete de vencidos y fracasados pretendan imponerle valores a la patria, valores éstos que atentan contra nuestras tradiciones históricas, falsos mensajes que agreden a nuestros muertos, a nuestros héroes, a ustedes camaradas...
-         Gracias por su reconocimiento, necesitábamos una palmada de aprobación. Somos tres pensionistas que vivimos con lo puesto – afirmó acongojado Propato –
-         No se derrumbe camarada – continuó Caló – los marxistas saben de estas cosas y nunca dan por perdida la batalla. En ese sentido debemos emular su fundamentalismo ideológico. De hecho, mi convocatoria obedece a incluirlos en un emprendimiento privado de capitales nacionales que constituirá un beneficio incalculable a favor de dar otro paso firme hacia la recuperación definitiva de nuestra identidad nacional.
-         Estamos dispuestos para lo que necesite, por favor, cuente con nosotros – concluyó Carmodi –
-         El asunto es así – inició su alegato el gerente -. Junto a un grupo inversor desarrollamos un descomunal proyecto en las afueras de la localidad de Pilar. Son treinta viviendas en el marco de un barrio cerrado en donde cada una goza de un lote individual de ochocientos metros cuadrados. El emprendimiento tiene canchas de rugby, de golf y de tenis, además posee un salón de usos múltiples con un pequeño casino para recreación de los consorcistas, un microcine y un gimnasio totalmente equipado. Debido a la envergadura del diseño y a la categoría de los adquirientes necesitamos personas de absoluta confianza y compromiso para desarrollar tareas dentro del predio...
-         Tareas de seguridad y vigilancia, Señor – interrumpió Propato –
-         No exactamente mi amigo. Ya tenemos una empresa específica para tales fines. Andamos tras dos recursos especializados en parquizado y ornamentación y otro más como activo recolector de residuos domiciliarios – manifestó Caló –
-         Dos jardineros y un recolector de basura – blanqueó Carmodi desilusionado -
-         No Carmodi. En esencia toda profesión conserva rango y estirpe según el lugar donde se ejerce; la gente que habitará el complejo son viejos luchadores y empresarios de aquellos tiempos que ustedes supieron honrar con valor, poniéndole el cuerpo, escribiendo con su sangre la historia - sostuvo el gerente –
-         Es una buena visión, otra óptica para entender la propuesta – dictaminó Moldes con la anuencia de sus compañeros –
-         Muchachos ¿Cuento entonces con el equipo completo? – preguntó como epílogo Caló –
-         Por un pasado de gloria, cuente con nosotros...




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