UNAS DÉCIMAS... RESERO Y CANTOR




RESERO Y CANTOR

Resero del desatino
tumbado y de botas rotas
entre senderos y motas
va caminando el destino.
No se le nota la herida
ni marca ni bermellón
sólo respira el mechón
de una dama mal habida
que eligió velar su vida
 con un trompa de ocasión.

Supo andar en jineteadas
comerciando sus destrezas
por fuera de sus tristezas
dichoso fue entre maneadas.
No había lista de valor
que no incluyera su nombre
de anchos silencios el hombre
portaba arrojo y sudor
en su boca el sinsabor
y ni un llanto que le sobre.

De bordoneo rocoso
y voz sin orlas ni brillo
aceptaba un estribillo
para mostrarse filoso.
Con alguna habilidad
se presentaba entre rimas
daban placer sus enigmas
su modo y sagacidad
diferencia y cualidad
que fue certezas y estigma.

En una gala estival
propuesta de entre cosechas
la vio apartando sus mechas
muy lejos del pantanal.
Ante un cruce de miradas
comprobó su cortesía
una mueca se atrevía
a mitigar estocadas
acorde rima aplacada
y el mozo que presumía.

No demoró demasiado
la presencia del demonio
de traje, sombrero y moño
apareció el desgraciado.
Facón de gruesos relieves
de plata y caudal tallado
esbelto porte y callado
mostraba un andar sin pliegues
informado por sus fieles
se instruyó de lo payado.

Bella lucía la moza
encarnaba la codicia
de catre, muerte y malicia
se exponía muy modosa.
Un breve tiempo pasó
hasta el primer entrevero
con voz de mando severo
al jinete sentenció
diez papeles le apostó
contra su faca y destierro.

Siendo el baquiano retado
no era de astuto arrugar
no fue forzado a rasgar
los motivos del enfado.
El hombre guiñó la oferta
mostrando su desagrado
a pesar de su calado
rechazaba tal afrenta
no era motivo de renta
tragar un ancho marcado.

El pingo portaba lustre
bajo mechas o encimera
no había bota ni espuela
que pacifique su fuste.
Treinta victorias seguidas
flameaban en su conciencia
El Zorro guiaba su ciencia
con el freno y las corridas
la maldad de sus salidas
la parca como tendencia.

Cuatro segundos tardó
en besar la gris llanura
ni sombra de la finura
que al villanaje asombró.
El Jinete desplegó
completa su bizarría
sin escobas ya barría
lo que el tordillo ladeó
bajo el pómulo una estría
que su orgullo protegió.

Rendido ante la promesa
cumplió conforme su honor
no era cosa del dolor
ocultarse porque pesa.
La dama ofreció su mesa
como gravamen y anzuelo
el Jinete desde el suelo
alzó una nueva destreza
marcando que la tristeza
no alcanza como consuelo.

Después, el silencio acalla
y sin que medien razones
el hombre de los blasones
lo humilló desde su laya.
La moza puso al canalla
en instancia recelosa
la mirada sospechosa
tramó prolija una malla
y sin temor y sin falla
llevó su cuerpo a la fosa.

La dama en falso clamaba
lloraba desde el palenque
abrazada a su rebenque
de viuda se presentaba.
El Jinete se espantaba
por la puesta de la moza
quién atizara la cosa
ahora ansina gimoteaba
si de culo dio la taba
la suerte vino viscosa.

Pagó su cuenta el versado
año y medio entre las rejas
mate amargo guiso arvejas
y olvido calificado.
Bordonas de convidado
sonaban en la estación
alguna triste canción
bajo un techo mal pintado
la celda da al limitado
su sádica extremaunción.

Resero del desatino
tumbado y de botas rotas
entre senderos y motas
va caminando el destino.
No se le nota la herida
ni marca ni bermellón
sólo respira el mechón
de una hembra mal habida
que eligió velar su vida
 con un trompa de ocasión.

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