SANTIAGO SYLVESTER (Salta 1942)




RETRATO

Esta cara es también las otras que alguna vez ha sido. Este pelo blanco, en cambio, no es el otro, pero cumple su tarea con la misma fe. 

El brazo izquierdo, con un reloj en la muñeca, pregunta la hora a cada rato; el derecho acerca la comida, se estira hacia el teléfono y dispone de una mano que no tiene descanso: una mano que detuvo un camión en Payogasta. 
La pierna izquierda alguna vez se golpeó contra una piedra (dos meses inactiva); se acompaña con la otra y entre las dos transportan esta carga difícil, de opinión imprevista. 
El hígado promueve aclamadas satisfacciones; el sexo euforia súbita, esperanza sucesiva de una nueva euforia. Los ojos miran gestos, colecciones de gestos, y de ellos sacan la conclusión que necesitan. Esta mirada no siempre es impasible, esconde un centro incontrolado, una acumulación de miradas: todas necesarias, ninguna con la solución. No puedo distraerme; un solo instante de abandono y muero aplastado por estos desconocidos que he juntado y que trabajan para mi perdición...

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