Revista Nos Disparan desde el Campanario… Año III Nro. 52… Putín no es idiota. ¿Biden Si? y ¡Armisticio cuándo voy ganando!... por Alejandro Marcó del Pont

 

Putín no es idiota. ¿Biden Si?




 

Estados Unidos vive una guerra perpetua,

sea esta, bélica, financiera, comercial o tecnológica

 

 Fuente. El Tábano Economista

https://eltabanoeconomista.wordpress.com/

 

Zeus deseaba castigar a los hombres después de que Prometeo les entregara el fuego robado del Olimpo. Para eso, y por orden del mandamás, Hefesto fabricó una mujer de arcilla, llamada Pandora, y se la entregó como regalo a Epimeteo, hermano de Prometeo. Al casarse con Epimeteo, Pandora recibió de los dioses una caja  y, con ella, la instrucción de no abrirla jamás. Pero los dioses dotaron a Pandora con el don de la curiosidad. No pudo evitar abrir la caja y dejó escapar todos los males del mundo con los que Zeus deseaba castigar a los hombres. Viendo el desastre, Pandora se apresuró a cerrar la caja antes de que escapase el último elemento: la esperanza, único don benefactor que los dioses habían guardado allí.

El papel que Zeus (EE.UU.) es marcar la línea de separación entre los dioses y los hombres. Pandora (Europa) nos recuerda a Eva, solo que la mujer bíblica no trae los males al mundo, pero le abre la puerta al Mal. Desde la retirada de Washington de Afganistán, la guerra de Ucrania, la venta de submarinos a Australia (AUKUS), las restricciones de comercio y controles de exportación de alto nivel para supercomputadoras y semiconductores a China, pasando ahora, por la creciente disputa sobre la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que ofrece incentivos fiscales y subsidios a las empresas ambientalmente responsables. Ante cada nuevo desaire americano, los europeos expresan conmoción, frustración, consternación, pero sobre todo desorientación, como si no entendieran quién es su socio.

¿Cómo podría Washington dejar de consultar a sus aliados, o al menos, informarles de sus planes? La respuesta estadounidense siempre es una variante de: Lo siento mucho, ni siquiera pensamos en eso. Estados Unidos sigue firmemente enfocado en lo que la mayoría percibe como su principal desafío existencial: China. En esa ecuación, Europa es a menudo una ocurrencia tardía o un derrumbe doloso. Es solo que muchos en ese lado del Atlántico no han captado el mensaje, o sacado conclusiones de lo que significa para el futuro del bloque, prefieren en cambio, representar un guión de indignación y protesta.

El problema es que mientras la UE avanza a toda velocidad hacia la próxima crisis económica,  Biden hace rodar una bomba de relojería bajo las sillas de los europeos con un nuevo programa proteccionista. Este funcionará extraordinariamente rápido. La llamada “Ley de Reducción de la Inflación” (IRA) entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2023. La ley contra la inflación tiene como objetivo inyectar U$S 369 mil millones en fondos a empresas que produzcan en los Estados Unidos. El programa es muy atractivo para las empresas europeas porque se suma a los precios de la energía mucho más baratos en EE.UU.

Desde la guerra de Rusia contra Ucrania, los precios de la energía se han disparado en el viejo continente, pero solo han aumentado ligeramente en los Estados Unidos. La asociación de precios altos de la energía con subsidios a la producción está realizando un ataque por duplicado a la economía europea, y a la alemana en particular.

La IRA está promocionando y seduciendo a empresas del mundo de tecnología ambiental, como los automóviles eléctricos Tesla y Ford, que se beneficiarán de su implementación, pero pasará lo mismo con BMW, WV y Renault solo si trasladan su producción a territorio estadounidense. El Financial Times informa que numerosas empresas ya se están preparando para trasladarse porque la producción en Europa ya no les resulta económica. 

Esto significa que está creciendo el impulso en Berlín para un Plan B radical. En lugar de una guerra arancelaria abierta con Estados Unidos, la opción cada vez más discutida es romper el clásico libro de reglas del libre comercio y jugar con Washington su propio juego, canalizando fondos estatales hacia Europa. Francia ha sido durante mucho tiempo el principal defensor del fortalecimiento de la industria europea con la generosidad del Estado, pero, hasta ahora, los alemanes, económicamente más liberales, no han querido lanzar una carrera de subsidios contra Estados Unidos.

El primero de los problemas que tiene Europa en este juego no es solo la falta de gas, que EE.UU. intentó sustituir y no se dio abasto, realizando un monumental negocio, sino que los precios a los que se vendían pasaron según la Administración de Energía norteamericana (EIA) en su informe de noviembre de U$S 1.6 el metro cubico en 2020 a U$S 6.75 en promedio en 2022, lo que desbarató la producción europea, pero, sobre todo, terminó con el modelo alemán de negocios.

Los costos en las plantas europeas deben reducirse permanentemente debido a la triple carga de lento crecimiento, altos costos de la energía y exceso de regulación. Estas condiciones son desafiantes en Europa porque ponen en peligro la competitividad internacional de los productores europeos, y los obligan a adaptar la estructuras de costos lo más rápido posible y de forma permanente.

BASF dijo que los costos en sus plantas europeas deben reducirse «permanentemente» y apoya una expansión planificada en China. En los primeros nueve meses de 2022, los costos del gas natural en los sitios europeos de BASF, que incluyen su complejo más grande en Ludwigshafen, en el suroeste de Alemania, donde fábrica de todo, desde vitaminas, espumas químicas y plásticos de ingeniería hasta pesticidas, se elevaron en aproximadamente 2.200 millones de euros.

Para tener una idea, Reuter informó en un artículo que la alta inflación y el impacto de la guerra en Ucrania han presionado a las empresas de toda Europa a considerar despedir personal o congelar la contratación. Según ellos, al menos 15 empresas, que se detallan en dicho artículo, piensan despedir a más de 10.000 trabajadores durante el año en toda la UE.

Mientras esto sucede, es un hecho que, visto con seriedad, el país que más se está beneficiando de esta guerra es Estados Unidos porque vende más gas, gasolina y armas a precios más altos. Mientras Europa intenta reducir su dependencia de la energía rusa, los países están recurriendo al gas de estadounidense, pero el precio que pagan los europeos es casi cuatro veces más alto que los mismos costos de combustible en Estados Unidos. Cuando los líderes de la UE abordaron a Biden por los altos precios de la gasolina en EE.UU., en la reunión del G20 en Bali, el presidente estadounidense simplemente parecía no estar al tanto del problema, pues si alguien lo cree, bienvenido, porque la tormenta es perfecta para Europa.

La ley de reducción de la inflación no solo brinda Administración de Energía norteamericana (EIA) y facilidades de subsidios para invertir y producir autos eléctricos en los Estados Unidos, sino que da como resultado que la brecha en los subsidios sea abismal, pero a la vez se habilitan créditos y descuentos a quien compren autos de hasta U$S 7.500, o sea, la venta estará en Estados Unidos. Si a esto le agregamos que la energía estadounidense es más barata, pero mantiene un flujo seguro y constante, la seducción se completa. Europa tendría problemas energéticos este año, pero el verdadero problema estará en 2024, cuando no se puedan llenar los tanques de reservas si no se tiene alternativas. En el 2022 el gas ruso siguió fluyendo, al menos permitió llenar las reservas, ¿2024 será igual?

La Ley de Reducción de la Inflación es muy preocupante y su impacto potencial en la economía europea es muy grande, pero, nuevamente, los negocios y las alianzas se entrecruzan. El 90% de todo lo que producimos se vende a terceros, dijeron los ejecutivos de Cheniere Energy de Estados Unidos, la mayoría de nuestros clientes son empresas de servicios públicos, Enels, Endesas, Naturgys, Centricas, Engies, recitando los nombres de los principales proveedores de energía europeos.

Es un gran margen de beneficio para quien quiera que esté revendiendo esos cargamentos de GNL en el mercado mayorista de Europa, beneficiándose al igual que precio de la gasolina, pero los americanos apuntan a los beneficios europeos, no solo a las ganancias de sus exportaciones. El mayor tenedor europeo de contratos de gas estadounidenses a largo plazo no es otro que TotalEnergies de Francia. El director financiero Jean-Pierre Sbraire destacó el hecho de que el acceso de la empresa a más de 10 millones de toneladas de GNL de EE.UU. al año «es una gran ventaja para nuestros comerciantes, que pueden arbitrar entre EE.UU. y Europa”.

Esta pelea entre beneficios locales y avasallamiento extranjero es un problema.  Emmanuel Macron, el presidente del país que tiene los mayores contratos energéticos, pidió una «Ley de compras europea» para proteger a los fabricantes de automóviles en el continente frente a la competencia de China, y en respuesta al controvertido esquema de Estados Unidos para incentivar la producción nacional. No solo demandó una ley de compre europeo sino un Fondo de Soberanía Europeo para una industria “Made in Europe”.

Este fondo tendría a desarrollar una política industrial  que respalda la doble transición hacia una economía verde y digital, lo que haría que la industria de la UE sea más competitiva a nivel mundial y aumente la resiliencia de su mercado único, en áreas tan variadas como las baterías, el hidrógeno, los semiconductores y las materias primas. China está protegiendo su industria, Estados Unidos está protegiendo su industria, y Europa es una casa abierta.

Aquí, quien es más conservador y pagará con la desindustrialización, es Alemania. Las relaciones entre el presidente francés y su homólogo alemán han sido tensas en medio de desacuerdos sobre energía, defensa y economía. Pero el descontento por la legislación estadounidense parece ser un área en la que convergen, dado que ambos países albergan a importantes fabricantes de automóviles como Renault y Mercedes-Benz.

¿La Ley de Reducción de la Inflación ha cambiado todo? A pesar de los desacuerdos energéticos, no fue hasta que Washington anunció un esquema de subsidios industriales de U$S 369 mil millones para apoyar a las industrias verdes que Bruselas entró en pánico total. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia dijo que el diagnóstico es claro: estos son «subsidios discriminatorios que distorsionarán la competencia». El ministro de economía francés, Bruno Le Maire, incluso acusó a Estados Unidos de seguir el camino del aislacionismo económico de China, e instó a Bruselas a replicar ese enfoque: “Europa no debe ser el último mohicano”.

 



¡Armisticio cuándo voy ganando!



Fuente. El Tábano Economista

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odo arte de la guerra se basa en el engaño (Sun Tzu)

“En Kherson, hoy a las 5 de la mañana, hora de Moscú, se completó la transferencia de unidades de tropas rusas a la orilla izquierda del río Dniéper. En la margen derecha no quedaron unidades ni equipo militar ni armamento. Todos los soldados rusos cruzaron a la orilla izquierda del Dniéper”, según el anuncio del Ministerio de Defensa ruso el viernes 11 de noviembre de 2022, el aniversario del Día del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, 1918.

Junto con esta noticia, en donde la prensa occidental no se cansó de poner a cuatro ucranianos con banderitas, Ucrania retoma Kherson –para nosotros Jersón–. Forzada por las exitosas contraofensivas ucranianas, Rusia no solo entregó una parte significativa de la región ucraniana casi anexionada, sino también la capital provincial estratégicamente. De forma irónica, la ciudad de Jersón es la victoria más significativa de Ucrania desde la operación de recuperación Izyum-Lyman, de septiembre de 2022, y el mayor triunfo de Kiev hasta la fecha en la lucha contra los invasores rusos. Con esta victoria los medios occidentales comenzaron a tener filtraciones extrañas y todas en un sentido, conversaciones de paz, ¡¡¡¡ahora con el triunfo!!!!

Hay demasiadas cosas extrañas en semejante retirada, tanto del lado ucraniano y occidental, que no cree que Rusia se haya retirado, sino que es una simple treta para ganar tiempo, o lo fácil que resultó trasladar al ejército de una a otro margen del río, con la artillería enemiga a sus espaldas sin que ningún ruso sufriera un rasguño. Lo que sucedió fue una retirada ordenada de las fuerzas rusas de la orilla occidental del río Dniéper, prácticamente sin reportes de bajas y sin ningún esfuerzo serio por parte de las fuerzas ucranianas para explotar la retirada.

Al parecer hay una serie de motivos que comenzaron a resquebrajar en el frente occidental, no solo lo relacionado con temas económicos –inflación, pérdida del poder de compra, desempleo, caída del PBI, valores de la energía y abastecimiento, para el mundo–, sino con lo que se llama fatiga bélica europea.

El apoyo militar estadounidense a Ucrania asciende a más de 18.000 millones de dólares, lo que supera significativamente la ayuda europea. Pero los depósitos de armas occidentales se han vaciado significativamente en los últimos meses. Por esta razón, Occidente anticipan cuellos de botella en el suministro en un futuro próximo. En Europa, pero sobre todo en Alemania, la idea de los que los rusos son malos y Occidente es bueno, tiene sentido. Lo que no lo tiene es que, del lado occidental, no exista una iniciativa para ponerle freno a la guerra. Conversaciones mínimas, proyecto, tentativas, opciones de una mesa de dialogo, no hay una sola, únicamente discusiones de la cantidad de armamento para seguir con la matanza.

El 78% de la población alemana quiere ver negociaciones, y un número similar cree que Alemania ha hecho lo suficiente para apoyar a Ucrania. Se estima que 1,3 millones de refugiados ucranianos han llegado a Alemania y reciben seguridad social inmediata, atención médica gratuita y refugio de emergencia; la capital, Berlín, con 400.000 refugiados, ha declarado una emergencia humanitaria.

El otro factor es la situación económica de Ucrania y sus partidarios de Europa Occidental. Ucrania dice que su producción económica ha bajado un 35% año tras año. Eso no está ni cerca de la verdad. El país no tiene ni el trabajo ni el capital para sostenerse a ningún nivel, menos aún el bélico. Depende por completo de las donaciones extranjeras para su capacidad de llevar a cabo la guerra actual y mantener alimentada y vestida a su población cada vez más reducida. Europa Occidental, a su vez, ha llegado al límite de hacer frente a la afluencia de refugiados ucranianos.

Mientras tanto, es probable que se acerque el momento de las negociaciones mencionadas últimamente por Biden, aunque las cosas no serán sencillas si la cámara de representantes es ganada por los republicanos y el senado por demócratas; quedan dos años muy largos y duros. Se dice que Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de Joe Biden, le dio a Volodymyr Zelensky un mensaje inequívoco durante su viaje a Kiev el 4 de noviembre de 2022. Washington espera que Kiev esté abierta a una solución negociada y comience a pensar en demandas y prioridades realistas para las negociaciones.

La ofensiva ucraniana está literalmente atascada en el barro y es difícil ver cuánto progreso pueden alcanzar. En pocas palabras: la salida de Serguei Surovikin, el «general Armagedón” de la ciudad de Jersón ha creado un punto muerto estratégico. El tiempo no está del lado de Ucrania. Los esfuerzos a mayor escala para recuperar más territorio que el logrado en Kharkov y Jersón requerirían no solo el flujo continuo de armas de la OTAN, sino también una acumulación de mano de obra.

Los 15.000-20.000 soldados que se están entrenando actualmente en Polonia, Alemania y Ucrania no serán suficientes, incluso si son el doble de capaces que los reservistas rusos que se están incorporando. La evaluación de los americanos tiene que ver con un simple recuento de cadáveres. Ucrania ya no es un país de 42 millones de habitantes, sino más bien un país de 10 millones menos que eso. Del otro lado hay 300.000 reservistas entrenando. ¿Qué pasará cuando estos reservistas arriben a la zona donde se los mande, o se los concentre, para una nueva ofensiva?

La respuesta es más que clara con un general de apodo Armagedón, las cosas no serán sencillas para Ucrania en el invierno, y si los reservistas están listos, los militares occidentales entienden que la contraofensiva será brutal, por lo que comenzar las negociaciones ahora no es una mala idea.

Las evaluaciones de Alemania y Francia son más pesimistas, asumiendo que incluso la paridad no durará mucho, ahora es el momento óptimo para que Ucrania comience a hablar. No cabe duda de que esto fue lo que llevó al asesor de seguridad nacional de EE.UU. Jake Sullivan, a decirle al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky que sí, lo apoyamos por completo, pero bueno, tal vez es bueno que comience las negociaciones.

Del discurso de Zelensky en el G20 se deduce que no escucha ningún consejo de Occidente sobre las negociaciones con Rusia. Rusia quiere ver pruebas concretas de que Occidente está interesado en disciplinar a Zelensky. La Federación Rusa no se niega a negociar con Ucrania, mientras que las demandas de Kiev son inadecuadas”, dijo el ministro Sergey Lavrov en la cumbre del G20. También dijo que había tenido breves conversaciones en el G20 con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, quienes dijeron que Ucrania estaba interrumpiendo el proceso de negociación con Rusia.

En términos de estrategia, el abandono de la única cabeza de puente rusa de la orilla izquierda/oeste del Dniéper significa que el sueño del Kremlin de tallar un corredor costero de «Novorussia» desde Rostov a Transnistria, eliminando el acceso de Kiev al mar ¿está de facto muerto? No crean todo lo que dice la prensa occidental. Pasar el invierno no parece una buena opción.

 

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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista, columnista radial, analista.

 


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