Revista Nro. 16 EL GRAN CAMBIO por Kamilo Centofuoco


Yo lo noto desde hace unos 12 años pero puede venir de antes y tal vez no me di cuenta por no prestar atención, seguramente se fue produciendo paulatinamente como todos los cambios pero a mí se me hizo evidente desde el momento en que el odio, la insolidaridad, la mezquindad y el individualismo se hizo partido político, hasta ese momento esos disvalores se mantenían en reserva como un defecto para ser manifestado solo en la intimidad por la vergüenza que causaba mostrarse de esa forma humana tan ruin, pero con la llegada del Pro a la arena política, los miserables de espíritu comenzaron a tener representación pública y política y los pecados capitales pasaron a ser la manifestación de una ideología que no solo tuvo sus referentes políticos, sino también sus periodistas, intelectuales y filósofos, hoy convivimos con ellos y los hemos naturalizado como algo normal y común, y escuchamos sus frases cargadas de desprecio hacia el prójimo como una variante más en las características del ser humano, vemos actitudes inhumanas de personas sin el menor respeto por el sacrificio y la entrega de los que tal vez muy pronto expongan su pellejo para salvarles la vida, médicos, enfermeros, científicos, bastardeados y considerados hasta delincuentes por aconsejar a la sociedad la mejor forma de proteger su salud y la de los suyos, consejos que sienten como una agresión a sus intereses económicos que es al parecer lo único que les importa, próceres primero tratados de borrar de la memoria colectiva y luego utilizados para cruzadas descabelladas en manifestaciones partidarias por motivos inexistentes, el daño por el daño mismo con la mentira y la confusión como bandera y todo llevado adelante con el orgullo de creerse mejores y dueños de la verdad, esta es la triste realidad que vivimos con los que alguna vez fueron nuestros "amigos", vecinos y parientes, personas que creíamos con nuestros mismos valores pero que en realidad tenían una máscara que ocultaba su verdadera cara. Tal vez viví toda mi vida en un carnaval en el que solo vi caretas y hoy que se terminó, cada uno se saca la máscara y se muestra como verdaderamente es con toda su monstruosidad. Así son las cosas y habrá que aceptarlas, será el nuevo paradigma del siglo XXI, el egocentrismo en detrimento del altruismo necesario para convivir en armonía social, se acabó el carnaval, se cayeron los disfraces y esta es la verdad, no importa, total, por cuatro días locos que vamos a vivir.


*Kamilo Centofuoco. Escritor, poeta



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