Una estación para Don Francisco Meeks... y pudo haber sido Estación José A. Guisasola - El Perdido. Anduvo buceando en la historia del Ferrocarril del Sur: Antonio Diez, El Mayolero





Fuente:
Relatos y Vivencias de Viajes por Estaciones y Ramales Ferroviarios.






En marzo de 1928 Francisco Meeks, vecino de Lomas de Zamora, se dirigió al Ministro de Obras Públicas de la Nación, Dr. Roberto Ortiz, solicitando que el Poder Ejecutivo Nacional  designe con su nombre una estación del Ferrocarril del Sud (de aquí en adelante, FCS). Meeks indicó que efectuaba la presentación a pedido “de las altas autoridades en Londres del Gran Sud de Buenos Aires”, ya que las reglamentaciones sobre la materia inhibían a la compañía ferroviaria para iniciar tal gestión.
La petición se fundaba, según señaló el propio Meeks, en su larga actuación en beneficio del FCS y de la provincia de Buenos Aires. El propio ministro Ortiz había reconocido personalmente su trayectoria. Los directivos del FCS, por su parte, estaban “deseosos de honrar a este ciudadano”, y creían que era “perfectamente justo” que en reconocimiento a su actuación se impusiera su nombre a una estación de su extensa red. Entre ellos estaba Henry C. Allen, presidente del directorio en Londres, a quien Meeks había visto en su última visita ala Argentina, y Fernando Guerrico, presidente de la comisión local, quien le habría requerido gestionar la solicitud.
Meeks manifestó que estaba “ligado al progreso de la provincia de Buenos Aires y también a la fundación y explotación de numerosos establecimientos ganaderos, servidos por las líneas de la misma Empresa”. La provincia se había beneficiado con las obras de fomento de este “hijo y pionero de esta tierra”, tal como él mismo se definía, y con su intervención en la venta del Ferrocarril del Oeste, en 1890, “haciéndolo subir de precio en 6.000.000 de pesos oro”.
En cuanto al FCS, Meeks sostuvo que estaba vinculado a dicha empresa por haber promovido su expansión, “bien como concesionario y como colonizador en Arroyo Corto, Huanghelen [sic], Cochicó y Guaminí, bien como iniciador y donante del primero, y hasta el presente único camino, pavimentado, que une las estaciones Lomas de Zamora y Temperley”. A su juicio, este camino, denominado “Avenida Meeks”, había representado en la época de su construcción “un factor de importante progreso”, estableciendo la base de la actual ciudad de Lomas de Zamora, “que hoy da 20.000 pasajeros diariamente a dicha empresa”.
En el plano estrictamente ferroviario, Meeks destacó que él había sido el único concesionario que le había ofrecido al FCS una concesión gratuita, que la compañía no aceptó, para finalmente comprársela en £ 20.000.- esterlinas, y recordó que al escriturarse el convenio de transferencia de esa concesión, se estableció que se le daría su nombre a una estación. 


Trayectoria de Francisco Meeks

¿Quién era Francisco Meeks? ¿Qué merecimientos tenía para que una estación del FCS llevara su nombre? Nacido en 1859, y de profesión ingeniero, Meeks fue un hombre emprendedor y audaz. En la década de 1880 adquirió extensos campos en el SO de la provincia de Buenos Aires, como la estancia “Huanguelén”, de 39.000 hectáreas, en los que se dedicó a la introducción de reproductores de alta calidad de varias razas vacunas, caballares y lanares. En esos años, Meeks desplegó una intensa y variada actividad: además de ganadero, ejerció la función pública en Lomas de Zamora, su lugar de residencia, fundó centros agrícolas e incursionó en el negocio ferroviario, aunque con resultados dispares, no exentos de polémica. Temperamental y orgulloso, siempre buscó el agradecimiento público del que se creía merecedor por sus acciones.
Al cabo de unos pocos años, sin embargo, Meeks desapareció del escenario público. Con el correr del tiempo, además, fue perdiendo sus posesiones, y entrada la década de 1920 ya atravesaba una situación de penuria. A pesar de ello, nunca perdió su vanidad. Estaba convencido que la provincia de Buenos Aires y el FCS le debían una inmensa gratitud, y una estación con su nombre era un justo reconocimiento a su trayectoria. Imbuido de esa convicción, presentó su solicitud al Ministro de Obras Públicas. 


El Perdido

Aprobada la solicitud de Meeks, la DGF se abocó a encontrar una estación del FCS a la que se le pudiera sustituir el nombre por el de ‘Francisco J. Meeks’. Se consideraron los casos de las estaciones El Perdido, La Noria y Arroyo Corto, y la Inspección General de Explotación Comercial encomendó al Inspector E. R. Rojas a investigar, in situ, los antecedentes relativos a la asignación de los nombres de esas estaciones.
Rojas se entrevistó con antiguos vecinos y pobladores de la zona donde se asentaban las tres estaciones. El 1º de septiembre de 1928 elevó su informe. El Perdido le pareció la más indicada para ser renombrada, ya que como señalaba en una nota final, sus habitantes no se opondrían a un cambio de nombre.

Debo agregar a este informe que de las conversaciones tenidas en “El Perdido” con comerciantes y antiguos vecinos resulta que no tendrían objeción que hacer si se le cambiara el nombre a la estación. 

El Perdido era una estación ubicada en el Partido de Coronel Dorrego, en la vía Tres Arroyos-Bahía Blanca, que había sido construida en 1906, varios años después de la inauguración de la línea (1891). El nombre provenía de un arroyito que nacía en un campo ubicado a unos 5 kilómetros de la estación y que se perdía en el mismo. Rojas señaló que la razón para atribuir ese nombre a la estación había sido regional, pero que no registraba antecedentes históricos ni había sido pedida por los propietarios de campos en esa época.
                                                                                                             
Alrededor de la estación se había formado un pueblo “de relativa importancia sobre todo por su agricultura”, como informó Rojas, “con importantes casas de comercio”. El funcionario estimó su población urbana en unos 2500 habitantes.
La DGF consideró que si en opinión de Rojas el nombre aparente para ser sustituido era el de El Perdido, entonces podría asignarse el de ‘Francisco J. Meeks’ a esa estación. El 27 de septiembre de 1928 el Ministro Ortiz dictó una resolución que dispuso que “la actual Estación ‘El Perdido’ de la línea de Tandil a Bahía Blanca del Ferrocarril del Sud, se denominará en lo sucesivo ‘Francisco J. Meeks’”, en reconocimiento a la “amplia y eficiente acción pública” desarrollada por el recurrente.
Los vecinos de El Perdido se manifestaron en contra de la resolución y a los pocos días solicitaron al nuevo Ministro de Obras Públicas, José B. Avalos, la deje sin efecto, con el argumento de que Meeks no era conocido en el pueblo ni había desarrollado su acción pública en la zona.

En la localidad, Señor Ministro, no es conocido, ni aún por los vecinos más antiguos, el nombre de Don Francisco J. Meeks, con el que se ha resuelto designar la Estación El Perdido (nombre que responde a la existencia del arroyo así denominado), a raíz de lo solicitado por el mismo Señor Meeks […] quien en la actuación pública que pueda haber desarrollado, la que estamos lejos de desconocer por cierto, no ha sido un benefactor de esta zona ni de las a ella adyacentes […]
Si había que señalar un benefactor de El Perdido, indicaron los vecinos, ese era el señor José A. Guisasola. En 1906, como propietario de los campos adyacentes, Guisasola había accedido “con toda espontaneidad, desprendimiento y altruismo” a la solicitud de vecinos y pobladores de la zona para que se fundara el pueblo. A su gestión posterior y a sus múltiples donaciones se debían “la existencia de todos los edificios destinados a los servicios públicos y de educación común del pueblo”. En la actualidad, Guisasola seguía siendo “el más grande benefactor” de los intereses generales de la población de El Perdido, “con prescindencia absoluta de beneficios utilitarios e intereses personales de cualquier género". Por ello, los vecinos consideraban que si se debía cambiar el nombre de la estación del pueblo por algún otro, sería “de extricta [sic] justicia” denominarla ‘José A. Guisasola’, lo que solicitaban al Dr. Abalos. El nombre propuesto respondía “a una estrecha vinculación con la breve historia del desarrollo de este pueblo y al reconocimiento que sus habitantes largamente radicados en él, debemos a su verdadero fundador y a su mayor benefactor […]”.

Para nuestra ventura, nada mejor que aquella negativa. Aquí algo sobre ese tal Meeks..



Comentarios

  1. Paaabre, le quedó el nombre de la calle al ing. orgulloso, entre temperley y lomas de zamora. Banfield y Temperley creo q también eran ingenieros del FCS. Sería lindo tener algunos vagones de aquella época, con los vidrios de las puertas de madera esmerilados con temas florales onda art nouveau e incluso el logo FCS, tambien con letras al estilo, los q se vieron y usaron hasta mas o menos 1958/60; temperley tiene un sector cercano a la estacion, lado este, llamado barrio ingles, de calles angostas y con todavía algunas casas de los empleados, en Banfield la hoy escuela 31, era la sede de la administracion contable, poco a poco mutilada y revendida, era casi una manzana, en remedios de escalada, partido de lanús, hay otro barrio ferroviario de casonas no se si del personal de los talleres cercanos, aun en pie, parte de ellos remodelados correctamente ( no como la casa de carlitos gardel en abasto) y en buena parte de la UNLA

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  2. que pedazo de egolatra, un pobre pelotudo

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