¡ QUÉ PUTA SUERTE... ! (Humilde homenaje que pervivirá como post inicial en este espacio desde hoy hasta el lunes 28.. )
El censista se quedó inmóvil ante la palidez de su planilla.
Se había levantado al alba. La noche anterior sólo pudo dormir de a ratos; estaba algo nervioso, impaciente. Visitar a ese hombre y meterse por decreto en su intimidad resultaba una experiencia que imaginaba lo marcaría de por vida.
De alguna
manera estaba edificando, gracias al azar, una historia que soñaba describir,
con lujos de detalles, ante cada auditorio disponible, ante cada curioso e
intrigante incrédulo, ante cada nieto que lo asociaría inmediatamente con esa
foto que de modo indefectible decoraría las márgenes del futuro texto escolar.
Pensó
cagarse buenamente en el orden que le indicaba la cuadricula y visitarlo fuera
de traza; no podía hacerlo esperar. – Mis amigos pueden soportar alguna
desprolijidad de mi parte que supongo nadie me va a reprochar ante la
posibilidad de compartir unos amargos matinales con Néstor y Cristina.
A cien
metros de la casa observó demasiado movimiento; gente que apurada iba y venía,
celular en mano, portando adusta gestualidad.
No quiso
entrometerse; - paso por la tarde se dijo… A regañadientes tuvo la obligación
de respetar su organigrama. Un capuchino crepuscular tiene tanta relevancia
como compartir un amanecer; lo que importa es la compañía…
Subió la
cuesta que le marcaba el croquis de referencia sin prestar atención que el
sonido de una sirena se alejaba de la villa. Al percibirla pensó en aquel
zócalo de TN que afirmaba “El Censo del Miedo “... ¡ese Mactas es un pelotudo
con toda la rosca…!.
Tocó timbre
en el primer emplazamiento que su orden de trabajo le indicaba. Doña Nilda,
llorando, le ruega que no demore su ingreso…
- Si soy inoportuno vengo en otro momento
- No Gabriel, pasá. Veo que no estás al tanto
- ¿Al tanto de qué?
- Acaban de llevarse a Lupín al hospital
- Entonces la sirena que escuché recién….. Otra vez… Pero no sienta cabeza este hombre… Espero que después de ésta se deje de joder un poco… Nos tiene de susto en disgusto...
- No sé Gabriel. Mi hija me adelantó que se desvaneció en brazos de Cris y que estuvieron un largo rato para reanimarlo. Ya sabés... Inesita colabora en la casa cuando ellos están en Calafate.
En continuidad la radio local no dejaba lugar a dudas. Había muerto Lupín. El tipo de complicadas facciones, que solía caminar por la barranca junto a su esposa para despejarse de tanto idiota útil, abandonaba definitivamente el glaciar. El mejor de nosotros había decidido partir…
Terminado
el trámite se retiró de la casa de Nilda tan desconsolado como perturbado. Se
sentó en el cordón de la vereda que él mismo ayudó a construir seis años
atrás... Lloró por Néstor, por Cris, por los chicos, por todos… Se tomó diez
minutos para meditar si continuaba con la tarea. Desestimó de inmediato
abandonarla... no era cosa de darle la razón a Magnetto.
¿Quién dijo
que la política y la emotividad no pueden recorrer los mismos senderos? La
muerte de Néstor daba por tierra con el pragmatismo. El flaco lo había
derrotado definitivamente con sus incorrecciones, colocando en problemas
existenciales a los siempre dispuestos refutadotes de leyendas.
Se nos fue
para quedarse… - Afirmación extraña si las hay - .
De todos modos estimo que por un buen tiempo nadie se atreverá a discutir sus obras, intenciones y paradigmas. Y cuando digo por un buen tiempo me refiero sólo a un par de años, no espero demasiado de la caterva opositora...
De todos modos estimo que por un buen tiempo nadie se atreverá a discutir sus obras, intenciones y paradigmas. Y cuando digo por un buen tiempo me refiero sólo a un par de años, no espero demasiado de la caterva opositora...
Pensó en el
pueblo argentino y cómo será su respuesta…
Dios dirá
se dijo…
Supongo que
Raúl lo estará recibiendo con un enorme y sentido abrazo. Sospecho que
conversar sobre la desmesurada belleza de Cristina y sobre los caranchos
comunes que supieron enfrentar era un buen motivo para mitigar el incipiente
olvido que estaba pronto a transitar.
- ¡Qué puta suerte hermano!... ¿lo escuchaste a Feinmann? Me hubiera gustado que alguien dijera eso cuando me tocó.
- ¡Qué puta suerte hermano!... ¿lo escuchaste a Feinmann? Me hubiera gustado que alguien dijera eso cuando me tocó.
- No le creas Raúl… José Pablo es un amigo.
- ¿Te quedó algo pendiente?
- Censarme... Supongo que Lanata, Magdalena y la oposición algo dirán al respecto.
Autor:
Gustavo Marcelo Sala - 27 de Octubre 2010
Muy muy emotiva.
ResponderEliminarYo me enteré justo cuando me estaban censando.