Resulta
complejo analizar sesudamente un tema y luego desarrollar la idea específica
con relación a ese análisis cuando un breviario variopinto hace al escenario
habitual. Cuando uno se dispone a desarrollar una nota de opinión, un ensayo o
simplemente una idea fuerza cientos de nuevas potencias invaden al autor
torciendo en oportunidades su intención inicial. Para salvar supuestas vergüenzas o falsos prejuicios existen
aquellos que prefieren exponer en abstracto, sin especificaciones coyunturales,
dejando librado al voluntarismo del lector ciertas interpretaciones y
asociaciones. Debo reconocer que adhiero fervientemente a este modo de ejercer
el periodismo, ya que propone un paisaje intelectual debido a que no estima prudente estipular
supuestas y sospechosas certezas intransigentes.
Sucede
que desde hace un buen tiempo a esta parte he limitado notoriamente el
desarrollo de análisis propios. Y esto no ocurre debido a una posible ausencia
temática, sino todo lo contrario. Por fuera de mis notorias limitaciones
individuales el enorme vértigo dialéctico y retórico existente provoca una
suerte de video clip que no permite y no se permite ninguna clase de pausa, de
modo que ensayar una idea fuerza o una hipótesis resulta obsoleto por obra y
gracia del fundamentalismo que provoca la novedad; aunque en muchos casos no
siempre lo son, siendo sencillamente parte del juego que propone la amnesia
gracias a la siniestra acumulación de crónicas.
La
discusión política densa e intensa no encuentra suscritores con voluntad de
atender sobre razones, argumentos y fundamentos. Todo está sujeto al poder de
daño que determinadas construcciones mediáticas tienen para ofertar. Desde ese
punto de vista y dentro de ese ámbito uno prefiere apartarse del jolgorio que
propone el insulto. Incluso ciertos informes se presentan con un sesgo llamativamente
oprobioso con relación al respeto intelectual que nos merecemos como ciudadanos.
Veamos el informe: Campaña: “A vos,
¿cuánto te cuesta?” (Ver nota en el Blog de la AM 1470 La Dorrego) emitido por Comisión
de Enlace de Entidades Agropecuarias y difundido públicamente por la Sociedad Rural
de Coronel Dorrego en función de los precios que cobran los productores y lo
que uno abona en el supermercado. ¿Se puede ser tan ahorrativo – para definirlo
buenamente - cuando de información se
trata? Pues así parece. Hubiese visto con nobleza por parte de dicha entidad informar a los
ciudadanos sobre los valores que cobran tranqueras adentro y relatar las
penurias que supuestamente les ocasiona el mercado interno. Pero desinformar al
consumidor sobre la cadena de comercialización y el valor agregado que incluye
hallar en las góndolas cada producto resulta un despropósito descomunal. Este
informe negligente es ciento por ciento político de modo que su análisis debe
recorrer el mismo sendero.
En él se afirma que por un kilo
de carne – tomo uno de los ejemplos tan sólo - el productor recibe $ 16.33. Estupendo. La
cadena comercial la compone la logística, el frigorífico y las bocas de
expendio a consumidor final. Cada uno tiene su valor agregado (salarios,
impuestos y gastos corrientes), además de ser integrantes necesarios de otras
cadenas productivas (insumos industriales y servicios) que también ostentan su
valor agregado y debe obtener una razonable rentabilidad que les permita operar
para mantener las fuentes de trabajo. ¿Por qué no se informa sobre el recorrido
posterior que tiene ese kilo de carne hasta llegar a una cómoda góndola en
donde tenemos todos los productos necesarios?. La nota justamente lo que
intenta ignorar, pero a su vez denuesta implícitamente, es el costo argentino. Cuestión
que realmente nos debería sacudir la modorra. Si bajo el costo argentino, bajo
los salarios, si bajo los salarios elimino capacidad de consumo, si bajo el
consumo, quién me compra lo que produzco: Pues los que puedan fronteras adentro
y fundamentalmente desde el exterior. Ergo: Busco el diseño de un país factoría.
¿Es un oxímoron entonces? En lo absoluto. No les interesa ningún tipo de
mercado interno, más allá de que se nos use como excusa. Es un esquema político
excluyente desde la antipolitica a partir una supuesta pregunta inquisidoramente
cándida.
Un kilo de carne promedio en
góndola está en el orden de los $ 40.00 (algo menos de ocho dólares a valor de
moneda legal), precio muy accesible si de comparativas internacionales
hablamos. ¿Es caro o es barato teniendo en cuenta además la gran cantidad de
compatriotas (valor agregado) que viven de dicha industria? Un producto se
transforma en tal cuando llega al mercado de consumo, de no haber dicho mercado
no tendría valor. ¿Y quién genera ese mercado de consumo? Pues el salario, el
valor agregado, el poder de compra. Acaso este sea el inciso que tanto molesta.
Sin mercado, sin demanda interna no habría trabas para las exportaciones y las
rentas serian superiores. Sólo consumirían los incluidos dentro de ese círculo,
el resto sobra.
Aquí vemos como una supuesta
novedad conspira contra la verdad, debido que omite la totalidad de la
información. La parte por el todo como relato bíblico. “Nos cagan a usted y a
mi” es la tesis, fabricando una falsa complicidad. Si observamos los
comentarios de los foristas obtendremos certezas irrefutables sobre lo
mencionado. Cuando la realidad tangible e histórica es: “Me cago en usted en
tanto y en cuanto se pague por mi carne lo que yo considero que vale, es decir,
a precio internacional”. El Torito De Angelis fue claro al respecto hace cinco
años.
He allí un modelo político
indecible, un modelo que no lo pueden exhibir abiertamente, un proyecto que
nunca será presentado como tal pero que está inserto en toda la oposición. No
está dentro de sus plataformas pero si dentro de sus entrelíneas y sus no
develados compromisos corporativos. Acaso por eso el debate político siga
siendo inadmisible, navegando en aguas inciertas y confusas. Suena de perogrullo que para profundizar sobre lo que se piensa, exponer con claridad las adhesiones políticas y
exhibir con contundencia una visión concreta del mundo fundamentalmente se
necesita visualizar, pensar y saber, y al mismo tiempo tener el coraje suficiente para defender lo que se visualiza,
se piensa y se sabe, de lo contrario lo mismo da. "Salvando las distancias" (como afirmaría La Nación con "Z") nunca resulta suficiente la simple enunciación de
una mera y "pretérita" novedad...
La calidad del caradurismo agrogarca es delincuencial,no les alcanza las 4x4,quieren 8x8.
ResponderEliminarYa cansan las agachadas lloronas mentirosas,cuando van a entender que no se salvan solos.
También dejan de lado la existencia de las llamadas "carnicerías integradas", organizadas y explotadas por grupos de productores, que ponen en el mostrador la carne que ellos mismos producen, y que ateniéndose a ese curso de razonamiento deberían vender mucho mas barato la carne que el promedio de las demás, ya que estarían eliminando algunos pasos de la intermediación que no afectan la propia rentabilidad del productor de carne. Sin embargo, sus precios al consumidor no tienen mayor diferencia.
ResponderEliminar¿Que sucedería si estas organizaciones, (sin descuidar para nada su rentabilidad, no estoy pensando en eso, inclusive podría mejorar), montaran sus propias cadenas de distribución "del productor al consumidor"?También su presencia en el mercado como "empresas testigo" ayudaría a controlar desbordes en los precios al consumidor. Hasta inclusive contribuiría a mejorar la pobre imagen que tiene la población en general sobre ellos. Pero, claro, se debe cambiar la mentalidad de que el único "mercado" es el externo. Recordar que durante años (bastantes) la exportación de carnes estuvo vedada por la existencia de aftosa, y sin embargo fue el mercado interno el que mantuvo a los ganaderos.
Me llama la atención la gran cantidad de Alcides Acevedo que hay en el Pago. Tipos que ven a nuestras localidades como unidades economicas inviables
ResponderEliminarComo quiera que sea, hay un detalle que no es muy conocido. Un vacuno al ser faenado, pierde aproximadamente un 50% de su peso vivo (sangre, cuero, cabeza, patas, visceras) con lo que el faenador cubre su costo y la ganancia de su trabajo. O sea que esos 16,33 se transforman en 32,66 al salir de la planta de faenado (el faenador no percibe remuneración por su trabajo, se queda con lo consignado anteriormente llamado en la jerga "recupero") ya que de la planta salen solo las dos medias reses. Por lo que ese precio de $ 40 promedio no es ningún despropósito. Obviamente si lo pretenden comparar con el hipótetico precio que pagarían los países de la CEE (si tuvieran el "cónque") es otra historia. Las cámaras de frio del Puerto de Mar del Plata se encuentran abarrotadas de merluza congelada con destino a Europa, que no sale por falte de "cónque". No vaya a ser cuestión que despues las cámaras de frio de los frigoríficos se abarroten de carne cara, sin encontrar comprador...
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