Tiene que ser por Knockout
... por puntos no te la dan
Parece que los populismos latinoamericanos
tienen la obligación de obtener triunfos contundentes para poder ser
legitimados políticamente no sólo por los opositores y medios dominantes locales
sino también por los distintos actores internacionales, incluso algunos
adherentes continentales lo piensan de la misma manera. Cualquier diferencia
inferior a los cinco puntos es vista como dudosa, y esa construcción se
desprende del permanente goteo que trata de ensombrecer todo su accionar
político mediante el aura de la corrupción. Una cosa es el análisis político de
un resultado: fuga de votos, errores de campaña, imágenes de los candidatos,
discursos equivocados. Pero otra cosa muy distinta es no aceptar lo que el
pueblo decidió, sea por mucha o por poca diferencia.
Tal perversidad mediática ha sido muy
exitosa ya que curiosamente (o no tanto) se naturalizan determinadas conductas
antidemocráticas practicadas por la oposición como si no lo fueran. Tanto
Néstor Kirchner como Hugo Chávez aceptaron de modo republicano sendas derrotas
por márgenes exiguos, sin excusas, atendiendo a las decisiones colectivas, sin
embargo eso no forma parte de ningún análisis político. Al igual que sucede en
el boxeo para derrotar al crédito del establishment es necesario hacerlo por knockout
de lo contrario las tarjetas exhibirán inexorablemente sus intereses
corporativos. Y en tal sentido actuaron Capriles, Obama y Rajoy, estableciendo
una suerte de jurado, motivando comportamientos violentos en aquellos sectores
que tienen deseos de sospechar que han sido ultrajados.
Atento a Globovisión una analista de la
oposición afirmaba: “Siempre nos han derrotado por doce o más puntos, ahora que
estuvimos tan cerca tenemos derecho a dudar”. ¡Qué extraña manera de analizar
los comicios! La intelectual liberal se arroga el derecho a dudar de la CNE
(organismo autárquico que incluyen veedores multipartidarios) y en consecuencia
a incendiar el país, simplemente porque considera que la diferencia amerita
revisión. Para la intelectual la diferencia del 1.8% definitivo, entendido como concepto
nimio, significa mucho más que esas 300.000 personas que lo habitan. Movilizar a
una porción de la sociedad so pretexto de hacer respetar la voluntad popular
desoyendo lo que las propias urnas exhibieron es un intento concreto de golpe
de estado con consecuencias imposibles de ponderar en el marco de una sociedad
absolutamente partida. ¿Sospechan acaso que el pueblo chavista se va a dejar
timar?
La oposición venezolana en sociedad con el
Departamento de Estado Norteamericano, la OEA y España están construyendo una
divisoria aguas no solamente política sino también de carácter institucional. No pueden ni deben sospechar
de un organismo jurídico como la CNE y menos aún de un sistema electoral
ponderado por propios y extraños hasta el hartazgo. “Como estuve cerca tengo
derecho a embarrar la cancha, de caliente nomás. No alcanzó, entonces me llevo
puesto al sistema”. Una verdadera locura de incierto resultado.
Por ejemplo: Se habla de un recuento de
votos. Falacia de cabo a rabo: el voto electrónico sistematiza la operatoria.
No es posible contar un físico inexistente. Eso lo sabe Maduro, Capriles,
Obama, Rajoy y demás actores políticos. Lo que se puede hacer es auditar el
sistema, cosa que debe tener el debido aval judicial ya que se está poniendo en
tela de juicio el rol de la CNE.
Nicolás Maduro, entre sus muchos errores,
manifestó que no se opone a que se cuenten los votos, y esto lo dijo, acaso
demagógicamente, sabiendo que es imposible
tamaño ejercicio. De igual modo Capriles lo exige sabiendo también que no se
puede llevar a cabo la operatoria. Ambos contribuyen a la duda colectiva.
"Majunche": Los 7 muertos son Chavistas
y mandaste quemar los centros asistenciales de los barrios pobres
El dilema es esencialmente político y
deviene de la demonización mediática que se ha hecho del populismo. Lo ocurrido
en Venezuela es una lección que debe ser leída con suma atención por los movimientos
populares regionales. Nunca fallarán a nuestro favor por puntos.
Si en un hipotético caso, en los próximos comicios, el Kirchnerismo
obtiene la victoria pero con un 40% no se hará un análisis político del
triunfo, sino del 14% fugado, más allá de que el segundo no supere el 30%. El
concepto bolsa de gatos, instalando a toda la oposición en un mismo plano
ideológico, determinará que los titulares del lunes hablen de derrota
oficialista. Es así y lo sabemos, son sumamente previsibles.
Estos modelos
populares, inclusivos, amplificadores de derechos, sólo pueden mantenerse con alguna solvencia política mediante la
contundencia de las urnas. El voto es la única defensa que tenemos los sectores menos favorecidos para que la cosa no sea tan injusta.
Cualquier pequeño quebranto determinará un retroceso inexorable, llegaremos a las tarjetas y por unanimidad nos declararán en derrota aún habiendo obtenido legítimas y republicanas - aunque exiguas - diferencias.
Cualquier pequeño quebranto determinará un retroceso inexorable, llegaremos a las tarjetas y por unanimidad nos declararán en derrota aún habiendo obtenido legítimas y republicanas - aunque exiguas - diferencias.
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