Falsas victorias, falsas derrotas







Según María O´Donnell, comunicadora prestigiosa, asumida como independiente (¿?) y licenciada en ciencias políticas, “el Gobierno” ha cerrado una semana triunfal. El finalmente  exitoso pago de los bonos renegociados dando vuelta el fallo Griesa logrando incluso un notorio consenso internacional - hasta por parte de la propia reserva federal estadounidense -  la declaración por parte del Juez Alfonso sobre la constitucionalidad de la ley de medios audiovisuales y la recuperación de la Fragata Libertad merced a la intervención de los organismos internacionales que atienden dichas causas componen según la periodista una trilogía de eventos que colocan a nuestro ejecutivo exhibiendo triunfos hasta hace pocos impensados teniendo en cuenta las multitudinarias manifestaciones que hubo durante el presente mes reprobando su gestión.
De inmediato me detuve en eso de los triunfos y las derrotas y ciertos cuestionamientos que surgen de inmediato: ¿Estos tres sucesos benefician o perjudican a la Patria? ¿El beneficio o el perjuicio es para el Gobierno o para la Patria?. Sólo una visión sesgada puede hablar en esos términos, y eso que estamos citando a uno de los comunicadores más equilibrados del espectro mediático.

El desarrollo de políticas públicas no se puede medir bajo la lógica de la pulseada. Exponer de ese modo la solución de las problemáticas coyunturales instala un deseo binario, esperanza de que un resultado determine la suerte de un Gobierno. Lógica futbolera en donde cada triunfo o cada derrota juegan directamente a favor o en contra de la contunidad del técnico.

¿Deseamos qué la Fragata vuelva a estar entre nosotros y de ese modo los fondos buitre encuentren coto a sus especulaciones?
¿Nos interesa regresar al estado de Default?
¿Estamos esperanzados por una ley de medios democrática y horizontal que impidan posiciones dominantes?

Si como colectivo democrático: deseamos, no nos interesa y estamos esperanzados respectivamente con cada uno de los incisos mencionados quién ganó entonces. ¿Acaso el qué plantea la cuestión en esos términos no sentirá haber sido derrotado? ¿Y si se siente derrotado, qué era lo que deseaba, ganarle al Gobierno o ganarle a la Patria?

Tomando como base argumental el artículo titulado Modo, Media, Varianza y Fraude publicado en este mismo espacio días atrás podemos sentenciar el derrumbe de otro gran sofisma, aquel que dice “Si le va bien al Gobierno, nos va bien a todos”. Nuevamente aparece ese “todos”, simplificador y falaz. Evidentemente parte de la sociedad no lo piensa de ese modo, de lo contrario no se hablaría de triunfos o derrotas, se hablarían de problemas, de dilemas, de soluciones, de probables caminos a transitar. En todo caso sería un triunfo de la Patria a favor de su soberanía, a favor de la ampliación de derechos, a favor de horizontalizar la palabra, a favor de la independencia económica.

Indudablemente parte de la población, acaso de la opinión publicada, se siente derrotada, esto implica que existe una respuesta concreta sobre aquellas últimas dos preguntas esbozadas en dicho artículo. Los varios pueblos que existen dentro de un pueblo no siempre hablan de sana diversidad. Como bien afirmó Víctor Hugo “totalitario es aquel que pretende imponer su voluntad política sin haber obtenido credenciales democráticas, sin haber obtenido el don del mandato colectivo”...¿Cuánto de ese pueblo existe en nuestro pueblo?. En ocasiones observo a la oposición como aquel boxeador que pretende festejar victorias a costa de un desmayo o de la descompostura de su oponente, y para ello no tiene inconvenientes en adulterar su vianda de alimentos.

La lógica de la victoria y la derrota dista mucho de pertenecer al arte de la política. Hay victorias pírricas y derrotas dignificantes, cuestiones que el tiempo se encarga de cotejar.  Tanto la historia antigua como la reciente tienen mucho que decir al respecto. De modo que ni siquiera esos fronterizos análisis nos son útiles para solventar ambos conceptos.

Me atrevo a disparar que tampoco en los comicios se trata de ganar o de perder en términos taxativos, se trata de escoger, y tal cosa incluye un sinnúmero de motivaciones que curiosamente se intentan simplificar. Es probable que en la coyuntura estime necesario la lectura de Todos los Fuegos el Fuego de Julio Cortázar, eso no implica que deteste al Libro de Arena de Jorge Luis Borges. No ganó Cortázar, no perdió Borges. Uno también elige momentos en los cuales desea que determinados estímulos lo invadan.

Y ahí vuelvo a poner en juego el dilema de los términos. No “ganó” Cristina, eso es una simplificación política conceptual. Cristina sedujo argumentativamente, fue la que representó más certeramente las ansias de las mayorías, fue la que conquistó políticamente las esperanzas populares. Cristina es la que obtuvo la mayor cantidad de adhesiones y en consecuencia, su proyecto político es el escogido para tener la responsabilidad de la administración del Estado. Recién al final del camino vamos a saber si ganó o perdió, o poniendo la cuestión en su justo lugar si ganamos o perdimos en términos de resultados políticos concretos.

En democracia no hay victorias ni derrotas a priori – conceptos vacuos que encierran una notable mediocridad analítica – lo que existe es una decisión popular que indica una esperanza, señalamiento que nos propone cómo distribuir las confianzas y las responsabilidades. Las creencias de hoy pueden transformarse en futuras desconfianzas y viceversa. Futbolizar a la política bajo el resultadismo es un mal mediático estructural, algo que debemos esforzarnos por corregir. De continuar observando la cuestión de ese modo y como sucede en el fútbol, muy alejados vamos a estar de los esmeros necesarios para intentar construir una sociedad democrática y todo se reducirá a un dilema entre divisas en donde no importa el sustento ético-político para lograr adhesiones; para “ganar” no nos importará demasiado comportarnos como hinchas, sujetos en pleno estado de exaltación y desmadre,  solicitantes de un permanente estado de injusticia favorable.




Comentarios

  1. Nuestro Gobierno jugó con reglas claras a favor del Estado,el Nuestro,en donde vivimos.Si proceder con ecuanimidad haciendo lo correcto la quía lo considera un triunfo tiene los conceptos algo desacomodados.

    Muy buen Post,como siempre.

    Un Abrazo

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  2. De todas formas Moscón esta gente tiene la cara de piedra. Parece que reconsideró sus dichos de días pasados. Hoy en su editorial reconoció que los fallos son beneficiosos para el país y que debemos estar contentos por las decisiones que tomó el Ejecutivo. De todas formas la autocrítica le duró dos minutos. Luego empezó con el asunto Jaime, el tema Boudou, el exabrupto de Abal Medina en Carta Abierta contra la Cámara y cuestiones por el estilo. Se ve que tuvo la imperiosa necesidad de compensar, de "Empatar". Ergo. Sigue con su lógica binaria. Saludos

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  3. Me rectifico,acomoda sus alaridos para que armonicen con sus ataques,inducidos a presión de guita o por falta de ella.
    Una fórmula tan trillada...
    Una excelente pareja pa la bulrich¿no?

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