Hasta ahora sólo una fracción menor de la sociedad está enfrentando con decisión el rumbo neoliberal-conservador del macrismo (Por Ricardo Aronskind para La Tecl@ Eñe)
Prólogo de Nos Disparan Desde el Campanario
La alarmante ausencia de un
disciplinado y serio esquema políticamente formativo que direccione sus
intentos hacia una conciencia social a favor de la conciencia nacional dentro
de un contexto regional afín, hermano y solidario no es gratuita, y se paga muy
caro a la hora de la toma de decisiones individuales. Afrontar los comicios
portando solo las necesidades y deseos propios forma parte de la derrota
cultural, y aquí los representantes de los partidos populares tienen una
responsabilidad ineludible e intransferible. Hace muchos años que desde este
foro venimos notificando sobre la necesidad de modificar el paradigma militante,
cosa que nos ha gravado más de un disgusto, censuras y agresiones de toda clase
y tenor. Que la mirada del ciudadano no se quede con la variable cortoplacista consumo,
que la mirada del ciudadano observe la existencia de valores superiores a la
hora de bocetar una sociedad. En el presente observamos como las víctimas del
modelo (75% de la población según las estadísticas), en su gran mayoría, no
exhiben respuestas congruentes con los embates y atracos recibidos, cuestiones
inaceptables hasta por sociedades con mayor conciencia – Francia por caso - que aun así han optado por modelos
neoliberales, acaso más vigilados y acotados, menos impunes a la hora de
decidir colectivamente. Justamente el Licenciado Ricardo Aronskind afirma en la
nota que a continuación exponemos que nos encontramos en un momento
particularmente extraño de la vida política nacional en el cual recrudecen
sobre la sociedad los aspectos más impiadosos del fracaso económico
gubernamental, sin registrarse una reacción colectiva acorde a la agresión que
sufre la sociedad, y que hasta ahora sólo una fracción menor de la sociedad
está enfrentando con decisión el rumbo neoliberal-conservador del macrismo.
Como bien afirmó el Filósofo peruano Alessandro Caviglia Marconi, La magnitud de la trasformación política y jurídica que desarrolló la revolución
neoliberal, puesta en marcha desde los 80 y 90 en el mundo entero, ha pasado
desapercibida para muchos. Los filósofos más agudos respecto de este fenómeno,
como Rainer Forst y Nancy Fraser no han podido dar cuenta aún de que esta
revolución ha generado no sólo una crisis en el pensamiento y en la práctica
jurídica, sino que ha traído consigo toda una nueva filosofía del derecho, como
una filosofía política y la legitimada del poder político de nuevas instituciones.
Ahora, la legitimidad del poder político reposa en instituciones articuladas
con el poder financiero y con la cadena de incremento de la productividad
global. Esto ha terminado por producir la dispersión del pensamiento en
filosofía y en teoría jurídica que mencioné en el primer párrafo, debido a que
la forma de operar de la revolución neoliberal es, silenciosa en términos
políticos, pero efectiva en sus objetivos.
Gustavo Marcelo Sala
La
complejidad del momento actual – Por Ricardo Aronskind para La Tecl@ Eñe
Fuente:
Por
Ricardo Aronskind, Licenciado en Economía UBA y Magíster en Relaciones
Internacionales por FLACSO. Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por la
Universidad de Buenos Aires. Investigador-docente en la Universidad Nacional de
general Sarmiento, en el Instituto de Desarrollo Humano. Profesor en la
Facultad de Cs. Sociales y Cs. Económicas de la UBA. Docente en la maestría de
Historia Económica en la FCE UBA, y en la Maestría en Cs. Sociales del Trabajo
en el Centro de Estudios Avanzados de la UBA.
Nos
encontramos en un momento particularmente extraño de la vida política nacional,
en el cual recrudecen los aspectos más impiadosos del fracaso económico
gubernamental, pero no se registra una reacción colectiva acorde a la agresión
masiva que sufre la sociedad vía precios, tarifas, cierre de empresas, tasas de
interés usurarias, redoblada presión impositiva y abandono del Estado de sus
funciones básicas en materia de salud, educación, seguridad, etc.
Además,
la presión económica se acrecienta semana tras semana, sin que aparezcan
medidas de alivio. El gobierno está enviando muchos recursos hacia los sectores
más postergados de la sociedad para evitar situaciones que puedan detonar
episodios de violencia, y apuesta –nuevamente- a una reactivación que
aparecería luego del primer trimestre, por razones tan sólidas como las de los
anteriores anuncios gubernamentales de “brotes verdes”.
Fracaso
económico rotundo ¿sin rechazo social?
A
pesar del amontonamiento increíble de datos pésimos sobre consumo, ventas,
producción, inversión, etc. etc., la discusión se mantiene en un nivel político
muy bajo, en temas vinculados a los magros salarios o a las escasas ventas, o a
la pérdida de clientes.
Esto
tiene dos desventajas:
1)
Se sigue sin discutir lo
fundamental, el modelo económico – más allá de su ocasional ejecutante.
Lastrados los habitantes por una suerte de incapacidad de comprensión
política o de abstracción para debatir temas más abarcativos que la mera
situación personal. El problema es que si se sigue sin conectar lo personal con
lo colectivo, se puede seguir persistiendo en el tipo de voto que llevó al
macrismo. Las fantasías podrían trasladarse de Macri a Vidal, o Urtubey.
2)
Al mantenerse en el plano de los
problemas personales, o de la incomprensión de la coyuntura, como si del estado
caprichoso del tiempo se tratara, se está a tiro del argumento de “ya está
pasando lo peor”, “fue un contratiempo transitorio”, “estamos superando el
traspié” y otros argumentos característicos del macrismo. Por otra parte, no es
un problema de mera “reactivación económica” lo que debe discutirse, ya que
para que ésta pueda concretarse en el futuro se deberán recuperar una serie de
instrumentos fundamentales de intervención estatal de la economía, y de paso
sentar las bases para un verdadero desarrollo económico.
Todavía
no existe el estado de ánimo social necesario para producir una ruptura con el
neoliberalismo y avalar o apoyar las necesarias medidas de reconstrucción
nacional. Se siente la insuficiencia del aliento popular para ajustar cuentas
con este proyecto regresivo.
El
amplio campo de los agredidos por el modelo macrista:
Es
probable que hoy cerca de tres cuartas partes de la población estén siendo
agredidas por el desastre económico generado por la actual gestión. También es
evidente que si este bloque social reaccionara en conjunto contra el actual
estado de situación, el problema político estaría en vías de resolverse.
Pero
eso aún no ocurre, y es muy importante encontrar las causas por las cuales
hasta ahora sólo una fracción menor de la sociedad está enfrentando con
decisión el rumbo neoliberal-conservador del macrismo.
Sin
pretender agotar las causas de la relativa falta de reacción colectiva,
entendemos que pueden estar jugando distintos factores, en distintos tipos de
público.
Los
sectores populares con mayor conciencia política:
Partiendo
de los más decididos sectores que vienen enfrentando desde el primer día al
actual proyecto político, surge que existe en el propio campo nacional y
popular una falta de organización manifiesta, que impide actuar coordinadamente
en el debate público y la comunicación social, en la impugnación de las
medidas, en las acciones colectivas necesarias e incluso en la propuesta de
medidas alternativas que den esperanza en un cambio de rumbo efectivo.
La
falta de organización es un verdadero corsé para el enorme potencial humano y
político de un campo que permanece disperso y desconectado.
Este
incluye la interpretación paralizante que algunos hacen del liderazgo de
Cristina, de la que están esperando que tome todas las iniciativas y al que se
encuentran imaginariamente subordinados como “soldados”. Utilizando
precisamente la metáfora militar, hay que decirles a esos compañeros que no
existe ejército en el mundo en el cual el comandante en jefe tenga que dar
todas las órdenes para todas las acciones que se emprendan. Siempre es
fundamental dar amplio margen de maniobra y de iniciativa a los “subordinados”,
contar con mandos medios capaces y con soldados inteligentes en condiciones de
tomar iniciativas audaces en el campo de batalla.
Se
nota también la falta de un vigoroso discurso anti-derecha, que apenas se ha
esbozado. Buena parte del espacio nacional y popular ha pasado tres años
señalando y criticando las barbaridades dichas y hechas por el macrismo, pero
no ha logrado armar un discurso colectivo que imponga con fuerza ciertos temas
fundamentales para disputar el sentido común. Ejemplos de esto: la
subordinación mental de cierto sindicalismo a los empresarios, a los que se les
cede el “saber económico” o el conocimiento acabado de la realidad. El
movimiento obrero estaría limitado a “hacer acotaciones” sobre el libreto que
sólo el empresariado neoliberal estaría en condiciones de formular.
Hace
falta un discurso más exigente y riguroso en relación a los empresarios que
están dando su pleno apoyo al modelo actual. Parece que en relación a la ideología
neoliberal de estos sectores solo hay críticas de orden moral: “son rapaces” o
“no les importa la gente”, pero falta una visión político-económica que señale
los temas estructurales, como su falta de inversión a pesar de las altísimas
rentabilidades de éstos años (responsabilidad fundamental de los capitalistas
en el capitalismo), o la tradicional evasión y elusión impositiva
(carencia crítica que explica que no haya ni condena pública ni siquiera
indignación en relación a los paraísos fiscales, el lavado de dinero, las
maniobras con las exportaciones, y los mil trucos inventados para no compartir
parte de las ganancias con la sociedad). Debemos decir que este fenómeno es
planetario, y se viene acentuando en todo el mundo desde los años ´80 del siglo
pasado, pero que en el caso argentino encuentra enfrente a un estado con baja
capacidad de control y castigo, y a una sociedad sumamente laxa en materia de
aplicación de la ley, con un trasfondo de desinterés por lo colectivo.
La
falta de crítica sólida sobre el tipo de capitalismo depredador que se ha
construido, y sobre los ganadores del modelo macrista, favorece que ocurran
situaciones insólitas en el ámbito de los debates públicos. Así resulta que los
voceros mediáticos de los evasores impositivos, de los fugadores de miles de
millones de dólares, de los fracasados empresarios que no toleran la
competencia, sean capaces de iniciar campañas de achicamiento del gasto
público, para lo cual pasan a denostar todo lo público, por ejemplo, poniendo
en duda la importancia del Conicet, o la utilidad de los tecnológos y
científicos locales, que tienen logros concretos para mostrar, y que se ven
cíclicamente limitados por los nefastos proyectos neoliberales.
La
debilidad del “frente” opositor, es más política y organizativa que un problema
de recursos económicos. El gran capital está financiando masivamente al
proyecto neoliberal de semicolonia, pero los sectores populares no están usando
plenamente sus propios recursos (los saberes acumulados, la experiencia, la
creatividad, sus redes organizativas y de solidaridad) para fortalecer y
ampliar su ascendencia social.
En
parte existe en el gran espacio popular algo de “rentismo” político: en vez de
trabajar cotidianamente en la expansión del espacio, en la conquista de nuevas
voluntades, en la educación de más y más jóvenes, se espera vivir de la
“herencia” ya lejana de los votos de Perón, o más recientemente de Néstor y
Cristina.
Otro
aspecto en donde existe un déficit severo es en el esfuerzo investigativo para
estudiar y comprender el fenómeno social macrista. Además de denostarlo, es
necesario entender por qué más de la mitad del país lo votó, y más de un tercio
lo sigue acompañando.
Es
cierto que los políticos macristas mintieron groseramente, pero en todo caso
hay que explicar por qué les fue tan fácil mentir con estupideces tales como
“dejar lo bueno y cambiar lo malo”, o con el conjunto de buzones que lograron
vender durante la campaña electoral, y siguieron vendiendo durante estos 3 años
de gobierno. La “pesada herencia”, los PBI “robados”, etc., son la demostración
de la facilidad que tiene el macrismo para instalar falsedades que son
ampliamente recibidas por sectores sociales subordinados. ¿Qué descubrió el
macrismo? ¿Qué llaves sabe accionar para acceder a las convicciones de millones
de argentinos? Entender eso es empezar el largo camino para desmontar los mitos
reaccionarios que son capaces de sembrar en las masas.
¿De
dónde salió esa predisposición a creer en globitos de colores de tantos y
tantos trabajadores, clases medias bajas, precarizados, etc., etc.? A
diferencia de sectores de izquierda, no creemos que sea porque le exigían al
kirchnerismo más cosas de izquierda que las que el gobierno quiso conceder, y
por lo tanto se sentían defraudados. No votaron al FIT, votaron a Macri. No se
puede seguir con una visión idealizada del “pueblo”, sino que se lo debe
comprender para realizar acciones políticas transformadoras.
Indudablemente
faltó atacar con mucha mayor efectividad durante la gestión kirchnerista temas
de enorme significación para amplios sectores populares, como el tema de la
seguridad ciudadana y de la lucha contra la droga y el narcotráfico. Pero esas
debilidades, para quienes tienen formación política, no pueden nunca llevar a
votar a un gobierno antinacional y antipopular. Son demandas legítimas que
debieron ser incluidas con mucha mayor fuerza en la propuesta política
kirchnerista. Es probable que la figura de Daniel Scioli, para los millones de
habitantes de la provincia de Buenos Aires que sufrían cotidianamente el miedo
y la precariedad, no haya sido la del candidato que les garantizara una mejora
en el rubro seguridad.
Finalmente
hay que mencionar cierta depresión que se extiende en la militancia por la
inefectividad parcial de muchas luchas, ya que el macrismo no cede en su
política de regresión social y económica. Hay cansancio en los sectores más
dinámicos, que también sufren la actitud conciliadora de parte de la dirigencia
sindical que en principio se suponía afín al espacio popular. Los sucesivos
desgajamientos partidarios que sufrió el espacio kirchnerista, desde Solá,
Massa, Randazzo, hasta Pichetto y Bossio, muestran lo difícil que es sostener
una lucha por la autonomía del Estado y la soberanía en el actual escenario
nacional e internacional.
De
todas formas, hay un importante núcleo comprometido consolidado, que constituye
una excelente base para un cambio que debe ser también cuantitativo.
Los
sectores populares menos politizados:
Así
como decimos que hay carencias discursivas muy importantes si se quiere llegar
a sectores que se alejaron, también debemos decir que muchas cosas que se
hicieron bien no fueron adecuadamente reconocidas o publicitadas. La enorme
obra pública, la extensión del sistema de agua potable y cloacas, el
fortalecimiento del sector sanitario, el lanzamiento de diversos programas de
apoyo a sectores vulnerables, la propia Asignación Universal por Hijo, son
apenas algunos de numerosos logros que no parecen ser valorados por amplios
sectores de la población.
El
caso de la AUH es notable. No sólo generó numerosas críticas en sectores
populares, especialmente en clases medias bajas que asumieron el discurso
racista propagado desde los editoriales de La Nación, sino que no
impidió que los propios receptores de ese apoyo valioso votaran en muchos casos
por el macrismo. Aquí nos encontramos con casos flagrantes de bajísima
conciencia política, como se observó por los resultados electorales en
numerosas villas de emergencia.
La
aspiración mayoritaria de la población – que muestra capacidad evidente de
modificar sus expectativas en forma descendente-, en esta etapa política es que
la dejen vivir, que no le deterioren su nivel de vida. Tan importante como eso
es que cada estrato de ingresos no sólo observa su posición relativa, sino cómo
le va a los otros estratos. No es lo mismo descender en la capacidad de consumo
en forma individual, que observar que otros también están cayendo, y quizás en
forma más dramática que uno. Eso también juega en el nivel de enojo y en las
demandas sobre el gobierno.
Nunca
debe descartarse, para comprender la sorprendente afinidad de sectores sociales
medios y bajos con la clase dominante, los valores compartidos entre los
distintos sectores sociales. Es clásica la coincidencia, por ejemplo, en el
tema impositivo. La legitimación de la evasión impositiva es compartida por los
más grandes empresarios y los pequeños comerciantes y profesionales. Pero
mientras los primeros tienen muy eficientes contadores y abogados que se ocupan
de utilizar todas las vías para la evasión y elusión impositiva, los sectores
subalternos son víctimas de la presión punitiva del Estado, y forman parte del
consenso pro-evasor. Aun cuando ellos necesitarían un Estado bien provisto de
fondos para resolver los numerosos temas aún pendientes en la Argentina
Lo
mismo puede decirse en relación a tener “la plata afuera”, a comprar dólares
con “libertad”, o a acceder a similares consumos suntuarios que los sectores
más altos de la pirámide social. Las aspiraciones de las clases medias y medias
bajas en muchos casos ayudan a entender la convergencia política con los
sectores dominantes y la supuesta irracionalidad de votar por sus enterradores.
El
caso del desmantelamiento pacífico del “Fútbol para Todos” revela el elitismo
que existe en sectores que no forman parte de la elite social, pero que viven
con satisfacción la exclusión de “otros” de un privilegio que ellos pueden
abonar.
Otro
factor que contribuye a la debilidad de la protesta opositora es el importante
grado de despolitización de amplios sectores sociales, que no se ha revertido
hasta el presente. La reversión de la despolitización no ocurrirá
espontáneamente, ya que toda la máquina de entretenimiento social funciona a
favor del adormecimiento de las masas. La reversión de este muy precario estado
de conciencia será el producto de un trabajo político consciente y organizado,
y sumamente creativo, o no será.
El
individualismo, el desinterés por “la política” o a la incomprensión lisa y
llana de para qué y por qué ocurren las cosas en la esfera política son parte
del escenario cotidiano que encontramos a lo largo y a lo ancho del país, que
limita la participación masiva en la resistencia contra el neoliberalismo.
Problemas
que no son nuevos:
La
debilidad relativa de la actual resistencia (en relación a la magnitud de la
agresión que descarga el macrismo y el FMI), es en realidad una continuidad de
las debilidades que se manifestaron en la defensa del gobierno anterior.
Recordemos,
por ejemplo, qué débil fue el respaldo al naciente gobierno de Cristina en el
momento del embate furioso del “campo” por la resolución 125. Los agro negocios
llevaron al Rosedal porteño más gente que el “gobierno nacional y popular”. La
CGT movilizó muy pobremente, para no hablar los sectores sociales más hundidos,
que directamente no aparecieron en esa enorme confrontación social. Capítulo
aparte merece el comportamiento de los sectores industriales, que salvo muy
menores excepciones, no tuvieron una posición de apoyo al gobierno democrático
y de respaldo a su política marcadamente industrialista.
Luego,
otros hechos políticos ineludibles reconfirmaron el endeble apoyo popular al
gobierno… popular. La derrota de Néstor Kirchner a manos del producto mediático
De Narváez en 2009, o las grandes manifestaciones llenas de odio e incitación
de la derecha, que no recibían las condignas respuestas movilizatorias del
campo nacional y popular. Entonces también operaba la despolitización, el
individualismo o la falta de comprensión política sobre lo que se estaba
jugando, así como el insuficiente o ineficaz trabajo político de quienes
defendíamos al gobierno popular.
2019
está por delante:
Nadie
puede negar la increíble cantidad de luchas y movilizaciones realizadas en
estos 3 años contra el macrismo, por las más diversas causas. Pero al mismo
tiempo ha habido incapacidad de hacerlas converger en acciones más potentes de
resistencia. Nuevamente la CGT, muy esperada como referente del espacio
opositor, faltó a la cita, como numerosos dirigentes gremiales, que muestran un
alto grado de amistad con el gobierno macrista.
Tenemos
enfrente la excelente tarea publicitaria de la derecha orgánica, más la acción
deformativa permanente del sistema de medios de comunicación, más la acción
manipuladora de un aparato político inteligente y organizado, al servicio del
triunfo del proyecto semi colonial.
Al
mismo tiempo, la situación objetiva continuará deteriorándose para la inmensa
mayoría. Los bienes simbólicos que la derecha es capaz de distribuir (prisión
de kirchneristas, peligros terroristas, ilusiones de mejoría “el año que viene,
si me votás”), son limitados y su credibilidad está siendo carcomida todos los
días por la materialidad de la crisis.
Falta
entonces la acción colectiva del campo nacional que sea capaz de interpelar a
los sectores que orbitan ahora débilmente bajo la hegemonía ideológico cultural
del macrismo. Todo puede ocurrir en 2019. Especialmente si hacemos las cosas
bien.
ausencia de un esquema políticamente formativo que direccione sus intentos hacia una conciencia social
ResponderEliminarTe sorprende ¿? Es común que ante crisis económica, desempleo y descenso agudo del nivel educativo acompañado de profunda campaña mediática ; los ideales políticos y los intereses políticos decaen a los niveles del cerebro del reptil.
Los esquemas sociales requieren un estado mental bastante elevado , requieren un esfuerzo para ver los inconvenientes y no culpar al primero que se le cruza o al más débil.
Obviamente la primera respuesta es pintar al ciudadano como incorregible, sin embargo es posible que personas provenientes de culturas mas solidarias llegado el caso comenzarían al cabo de un tiempo a comportarse en forma similar
La corrida conservadora de derecha ha sido frecuentada durante la historia por los más diversos países
En un punto del desespero y la miseria el homo sapiens se convierte en homus gregarious o sea que como la langosta cuando llega un punto critico se transforma de un inofensivo saltamontes en una manga voraz
Veamos a la sociedad como el conjunto de individuos en el tránsito. En un día de tráfico pesado empiezan las culpas y los odios: los colectiveros contra los taxistas, los taxistas contra las bicicletas, los ciclistas y los taxistas contra los peatones, los conductores experimentados contra los jóvenes o las madres con chicos.
Nuestra cultura esta impregnada de ideas religiosas y culpas y culpables aun así entre los no creyentes está en nuestro subconsciente y se acrecienta eso de culpar eso nos hace posiblemente mas proclive a culpar a alguien.
Es más fácil culpar que buscar soluciones , propuestas y luchar. Es más fácil creer en que el mana’ caerá del cielo en el próximo semestre.
Un individuo con razonamiento critico en cualquier lugar del mundo no le da a un plan de gobierno mas de 6 meses para producir resultados , si han podido mantener gente bajo este hechizo por 3 años y medio esta indicando que hay muchos que han abandonado ese razonamiento crítico, lo cual hace trizas la esperanza de que descubran racionalmente las razones de su caída en su nivel de vida .
Con este panorama la mayoría de los sectores políticos se esfuman porque (y he aquí una de las debilidades mas importantes del sistema democrático) muchos de ellos podrán cambiar de banca o ligeramente de camiseta pero de no aparecer un líder que sacuda el cubilete no perderán sus salarios , sus prebendas ni sus beneficios incluso los mayores protagonistas de este desastre podrán sentarse cómodamente en la bancada opositora y criticar futuros proyectos de orden popular o social o progresista. Así estamos cerca del momento critico en que el saltamontes se transforma en langosta.
El 75% perjudicado aparentementa no cuenta , lo que si cuenta es la gente que perdio' el laburo esos si pueden cambiar el esquema .
Justamente uno planteaba estos dilemas formativos cuando supuestamente estábamos rompiendo esa inercia, esto es, hace 7 u 8 años, cuando teníamos una gracia popular mayoritaria y decenas de programas sociales inclusivos y exitosos. En lugar de profundizar el conocimiento y la información política humanista se prefirió "propagantizar" el consumo, sobre todo el individual. La pregunta pasó a ser ¿Cómo estabas vos antes y cómo estás ahora? pregunta que también se te puede volver en contra ante una coyuntura compleja. Si vos solamente le das a la sociedad el incentivo del consumo, sucede que ante una pequeña merma quedás expuesto y sin argumentos ni fundamentos.. apenas este crece un poco a manos de tus adversarios te vuelve a suceder lo mismo...
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