Cuando la verdad es sustituida por el silencio, el silencio es una mentira - Yevgueni Yevtuschneko







Neoliberal-fascismoPor José Vidal Calatayud


Resulta claro que en un escenario socio-político donde no se juega en torno al valor ni a la representación real, el tan amado "Bienestar" tenía que desaparecer en el propio simulacro. Ahora sólo lo irrepresentable, el orden esclavista y la sobreexplotación inmisericorde, es representado por "nuestros representantes"; ahora sólo la coacción a los gobiernos para que entreguen en el pozo sin fondo de las acciones de las grandes compañías el dinero de los contribuyentes da valor a las empresas naufragantes; y sólo la miseria es repartida en esos salarios y esas pensiones huérfanos de valor real. Si, como Baudrillard dice, "la farsa, al repetirse, acaba siendo historia", ahora sólo lo irrepresentable es real: la violencia criminal con que la policía de los estados neoliberales reprime las protestas contra el hundimiento de la ficción democrática; la desesperada ruina del erario público no sostenible en deuda y entregado a los símbolos de pervivencia de una "economía" que es parodia de su función social e incluso individual.
En todo caso es un nuevo tipo de fascismo; y sin embargo es también el mismo de siempre. Pues fascismo es el resultado de esta ruina. Estamos ante la repetición de una dinámica. El fascismo primitivo de los años 30 tuvo que maquillarse para poder aspirar de nuevo al poder tras la derrota de la segunda guerra mundial. 

Es importante, para entender la coincidencia del neoliberalismo con el fascismo, no creer la literatura que éste difundió sobre su "preocupación social" -recordemos que en los sindicatos verticales los representantes de los trabajadores eran precisamente los empresarios-. Sin duda la "preocupación" en ambos es la de evitar la difusión de posiciones revolucionarias.


Pero, sobre todo, aquello esencial en que coinciden el fascismo primitivo y el neoliberalismo es la invasión, la sustitución de lo social por lo económico: los seres humanos son tratados como si fueran, sólo, elementos de un proceso económico, generador de beneficios. Esa sustitución llevó en otras épocas a que pudieran ser empleados para fabricar jabón y lámparas de piel con sus cuerpos; ahora podríamos ser tratados de forma no mucho mejor por el poder. 

Lo que lleva a una forma tan esencial al fascismo como lo anterior, y es que sumaba las tres formas de poder -el de soberanía, "democratizada" por la práctica de la denuncia; el disciplinario, y el biopoder de control de poblaciones- llevándolas a su extremo más violento, y con un fin de guerra en que el racismo definía el objetivo. Hemos visto que para el neoliberalismo es imprescindible la ocultación del carácter bélico de nuestra sociedad, de su "contraterror", que a través del dominio del bien nos lleva al mal absoluto. Pero hay que tener claro que "guerra", fascismo, es todo mecanismo, aún con rostro "pacífico", que impide que los expropiados de la riqueza o del poder conquisten lo que les falta; pues es evidente que si la democracia fuera real, lo harían. hay, subterráneo en este sistema "protector" y como parte esencial, no sólo un "racismo blando" que expone a la muerte -y no sólo a la "muerte civil"- a aquellos que no pueden ser integrados en el sistema colectivo de "felicidad", sino también un "racismo duro" que la causa -la va a causar- directamente cuando el orden hegemónico se ve en peligro.








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