Agenda
Setting, modelo argentino: No voy a hablar de… los Cuadernos – Por Carlos
Caramello
Para La Tecl@ Eñe
Fuente:
Carlos Caramello reflexiona
en esta nota sobre la centralidad de los medios masivos de comunicación a la
hora de instalar una agenda temática que construye realidad. Como escribe
Caramello, sale aportantes truchos, entra Cuadernos.
“Sale aportantes truchos, entra
Cuadernos”, escribí a mediados de la semana pasada en Twitter,
cuando el diario La
Nación decidió sacar de
la fiambrera un tema que -se trasluce
de lo que escribe en la nota el periodista que es quien, además, llevó las
fotocopias a la Justicia-, hacía rato que tenían en el gancho. El
resto es anecdótico… casi. El chofer arrepentido; los empresarios detenidos
arrepentidos; las víctimas arrepentidas (?), los funcionarios detenidos sin
oportunidad de arrepentirse. Cruce de acusaciones en un sumario que, al menos
en lo formal, aparece como secreto. Nombres, cifras, datos, fotos, revoleos… Un
teleteatro que Nené Cascallar hubiese escrito con más realismo.
Porque ese es el quid de
la cuestión: “La
noticia periodística es una construcción de la realidad que existe en función
de que la comunicación permite disponer de un mecanismo de relación (de
interacción) entre los individuos”, nos explicaba, no hace mucho,
el semiólogo Eliseo Verón, y agregaba que “El
sentido de credibilidad de un discurso periodístico se cruza con otras series
de verosímiles culturalmente compartidas que permiten su legitimación. La
noticia es un discurso verosímil”.
Es decir que el padre de “La Semiosis Social” (quien, entiendo, colaboró con Clarín hasta su fallecimiento en el 2014)
advertía que el relato que creaba la realidad tenía que estar sostenido por verosímiles que
los lectores compartieran. Pero, claro: Verón ya no está y los medios han
adquirido un poder omnímodo,
lo que hace que ni siquiera cuiden las formas en las que le van a mentir a sus lectores y escuchadores.
Como dice esa blonda diputada que es, en sí misma, una realidad de los medios, “esto es
así porque yo te lo digo”. Auto de fe. Creencia devocional. La
verdad… te la debo.
Mentime que me gusta
Decía antes: ahí radica lo despreciable de
este asunto. Saben que la noticia opera como mecanismo de interacción entre los
individuos y entonces instalan temas atractivos, oscuros, sinuosos, retorcidos,
absurdos por momentos, dolorosos para la sociedad siempre para que los hombres
y las mujeres informados de esta Argentina siglo XXI, no puedan hablar de otra cosa.
Escribía el filósofo francés Regis Debray, en
su libro EL ESTADO SEDUCTOR: “emocionar a través de las cámaras es poner
en movimiento a la opinión pública -y a los actos democráticos del gobierno-, la
democratización de la sociedad pasa por otorgar poder institucional a todos
aquellos que estén en condiciones de emitir masivamente un mensaje emocional”.
Y lo demás no importa. Ni el verosímil que
reclamaba el viejo Verón. Ni la realidad cotidiana que atormenta a muchos ciudadanos (para usar una
imagen que también instalaron). Ni nada más que aquello que, ni aún los medios
críticos, pueden evitar. Porque, la gente
habla de eso. Te clavaron la agenda. Te dijeron de qué vas a conversar los próximos días. Aunque
estalle una garrafa y mate a dos docentes. Aunque el país estalle en mil
pedazos. Aunque veas cada vez más gente durmiendo en las calles (ya han muerto
27 personas por hipotermia en lo que va del invierno). Aunque los pibes se
desmayen de hambre en las escuelas… Lo que importa son unos cuadernos que, por
ahora, no existen.
Un tema de Agendas
¿Por qué ahora?, se preguntaría cualquier
individuo más o menos inquieto cuando ve que los cuadernos (las fotocopias de
los cuadernos, en realidad) datan de 2008 y llegan hasta 2010.
La respuesta es simple: había que cambiar la
agenda. La Gran
Esperanza Núbil de la República (porque
Macri ya no importa: se ha consolidado como víctima propiciatoria de toda esta
carnicería. Tanto que ya ha avisado por ahí que se va a vivir a otro país), la Ninfa de Flores mudada a la
Base Aérea de Morón, no soportaba una línea más en los medios sobre
aportes truchos, lavado de dinero, robo de identidad y la posibilidad de que ni
siquiera tuviera los afiliados necesarios para inscribir el partido en la
Provincia (lo que sería un fraude monumental). No aguantaba más a intendentes y
concejales de su propio espacio declarando que ellos jamás habían aportado ni
un centavo. No podía resistir la sonrisa socarrona de Marcos Peña mientras la apoyaba. Ni ella ni
los que tienen todas sus fichas puestas a jugarla como candidata de Cambiemos
para 2019. Había que cambiar la Agenda.
La teoría política dice que existen al menos 4
tipo de agendas: la
social; la periodística, la política y la gubernamental. Y que,
aunque a veces se complementen, distan bastante unas de otras ya que los
intereses que persiguen son absolutamente diferentes. La agenda social, que
reflejaría los problemas, prioridades y preocupaciones de la sociedad en sus
diferentes niveles (local, provincial o nacional); la periodística: que es la que construyen los medios
masivos de acuerdo a sus intereses; la política: que es la impuesta por los partidos
políticos y (sostienen) es “un elemento fundamental para un régimen democrático”
y la gubernamental: que es la del conjunto de problemas
que se conocen como políticas de estado.
La Teoría Política se equivoca. O, mejor
dicho, atrasa. Al menos por estos lares. En Sud América, la Agenda Periodística
se sobre imprime en el resto de las agendas. Determina las preocupaciones de
los Pueblos, le ordena las políticas a los Gobiernos y desvanece cualquier idea
de Partidos Políticos. En Brasil, en Colombia, en Chile y aquí, en esta bendita
Argentina.
Thomas Patterson, uno de los más importantes
analistas de medios de Estados Unidos advierte que “la
sociedad pide a los medios de comunicación que no sólo denuncien los hechos
censurables, sino que también tengan un rol protagónico en la fijación de la
agenda pública”. Sin embargo, sostiene
Patterson, “los medios de comunicación masiva no están
diseñados para organizar la opinión y el debate públicos”, y
transfiere esta responsabilidad a las instituciones políticas.
Pero los hombres y las mujeres que representan
estas instituciones… Ah los hombres y las mujeres… Ellos no siempre están
dispuestos a organizar nada. Y mucho menos si los medios de comunicación masiva
los aprietan con copiosas carpetas, clausuradas puertas de placares o
esqueletos de antiguos muertos.
Y, entonces los medios, y sus agendas, y sus
intereses, te organizan la vida. A través de cámaras ocultas, reportajes
indirectos, imágenes editadas repetidas hasta el cansancio, encuestas amañadas,
entrevistas a supuestos testigos que reservan su identidad y editorialistas serios que, con caras impertérritas, te dicen
barbaridades que un niño no creería, los medios concentrados, a fuerza de
expansión y reiteración de estas herramientas, moldean la realidad en el imaginario colectivo. Es decir:
“La
construcción de la noticia, construye la realidad”. Y ésta, marca
la cancha del discurso social.
Cuentan las pésimas lenguas que Samuel “El
Chiche” Gelblung dijo, alguna vez: “No dejes que la verdad te impida
hacer una buena nota”. De ser así (y yo no dudo que lo sea), en
poco tiempo más, el Pulitzer deberá ser renombrado Chiche Prize, o Premio Gelblung.
Porque lo que importa no es la verdad, ni la realidad… ni siquiera la
posverdad. Lo que importa es La Agenda.
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