Su fortaleza es nuestra debilidad, dado que
pueden impulsar lo que los une: Devaluar nuestra moneda, endeudar al Estado,
sacar capitales del país, aumentar las tarifas y los precios, ajustar el gasto
público, impulsar la extracción a cualquier costo de minerales y combustible,
etc.; lo podrán imponer mientras persista el engaño, mientras la deuda externa
financie ese proceso, pero tiene límites, sus negocios son rentabilidad
exacerbada para ellos, pero atentan contra el empleo y la calidad de vida de
nuestro pueblo, que tarde (y es lamentable que sea tarde) o temprano podrá
percibir el error de dejarle la administración de gobierno.
Y como pasa siempre, ante el movimiento de
inconformidad creciente frente el alto endeudamiento (deuda que siempre pagan
los pueblos), la caída del salario real, del consumo y con ello del nivel de
actividad y del PIB, la alianza de negocios se resquebraja y obligadamente
aparece la necesidad de conformar la unión de los que defienden el mercado
interno y el trabajo nacional. Y otra vez a repetir el círculo histórico de un
país del confín del mundo llamado Argentina.
Luego
de doce años de un proceso político virtuoso asistimos a la repetición cíclica
de hechos económicos. Hubo gruesos errores pero el principal es no haber creído
que el modelo de defender el mercado interno y el trabajo nacional era para
todos, y por acción u omisión, pero seguro por debilidad ideológica, se acepta,
una vez más, la lógica del capital.
(Horacio Raveli – La Tecl@Eñe - 12/11/2015 )
Nota completa:
Comentarios
Publicar un comentario