La orfandad política no es algo que desconozca. De hecho
creo que es mi estado político natural. Acaso la anomalía que vivimos en estos
últimos 12 años fue también mi anomalía. Desde mediados de los 80 cuando el Partido
Intransigente, orgánicamente, decidió dejar de lado sus conceptos
sintetizadores (Yrigoyenismo+Peronismo pueblo) para incluirse dentro del peronismo como
fuerza meramente opositora al gobierno de Alfonsín comencé un huérfano derrotero
que recién en el año 2003 halló su lugar en el mundo. Despojado de prejuicios y
como aquel entonces traté de entender el momento histórico poniendo por encima
de toda aspiración individual mis convicciones nacionales y populares. Al igual
que entonces hoy observo en buena parte de mi colectivo de pertenencia, más
precisamente dentro de mis más cercanos linderos militantes, mi Pago Chico, algo
mucho más parecido a Cambiemos (corrijo: la UCR local) que al FPV.
Los que suelen darse una vuelta por mis notas tendrán en claro
que hay elementos éticos innegociables. Primero la transparencia informativa sobre
fuentes reales, y luego poner sobre ella la opinión, inciso que de no mediar el
debido riesgo resulta una simple conversación de café. Esto es, decir lo que
hay que decir en el momento y en el lugar preciso. Segundo cuidar el lenguaje
aún cuando la dureza del texto amerite la utilización de metáforas u otras
construcciones gramaticales que busquen de algún modo llamar la atención sobre
conductas indecorosas o irreparables desacuerdos. Nadie tiene el derecho ni la
potestad de solicitarme y menos de exigirme que baje las notas de opinión que
cuelgo en mi blog periodístico, sea quien sea y llámese como se llame. Para eso
está el espacio; es un sitio para pensar, debatir y refutar, siempre están y
estuvieron abiertas las puertas. Que alguien de mi colectivo - por lo menos uno
pensaba que estaba viajando dentro de él -, que alguien que yo voté, intente
condicionar mis publicaciones duplican el presente estado de orfandad. En
tercer lugar los lectores que suelen visitarme – más allá de los que me conocen
personalmente - están al tanto sobre mi
irreversible visión con relación a la corrupción, en tanto y en cuanto considero
cardinal saber discernir entre decisión política, error y dolo, cuestión que no
es para cualquiera si tomamos en cuenta la nefasta influencia que tienen los
medios dominantes para que esas tres variables totalmente disímiles se parezcan
para llegar al perverso objetivo de judicializar todo acto político y de ese
modo desvirtuar a la democracia. Por fuera de que soy mucho más riguroso con los propios que con los extraños, soportar los discursos honestistas de los advenedizos
mass media, cuyos prontuarios mueven a risa e indiganción, resulta muy fatigoso
para la inteligencia.
Lo que si promuevo como postulado es que para terminar verdaderamente
con la corrupción, si queremos hacerlo con seriedad, no existen mejor herramienta
que cada colectivo político y social detecte a sus infractores y proceda en
consecuencia, que no los esconda, que no los proteja, que no los banalice, que
no practique la teoría del “laissez faire et laissez passer”, y salga a explicarle, no solo a sus
bases sino al pueblo, los eventos tal como fueron, sin intermediarios, y no utilizando
el sofista mecanismo distractivo de la paja en el ojo ajeno. Pero es allí en
donde uno comienza a explicarse porque ve nuevamente la luz ese estado de
orfandad antes mencionado: Unos y otros son más parecidos a otros y unos, de lo
que uno hubiera querido, pensado y hasta intuido.
Si este PJ local es el que de alguna manera determinará
la suerte del FPV dorreguense podemos acertar si recomendamos comenzar a observarlo
en términos históricos. Una historia breve construida por un partido que
entendió muy tarde y sin ganas qué es lo que estaba en juego no solo en el
distrito, sino en la Patria. Alguna vez escribí que el PJ local estaba
convocando a gente que ya no lo esperaba…
Ver aquí…
… duele tener que revolver viejos papeles amarillos que
estaban guardados, acaso olvidados, en baúles que uno creía definitivamente
cerrados. Nunca es recomendable tirar las llaves de ciertos candados. Del PJ
local y del coraje y la convicción de sus cuadros políticos dirigenciales depende
que me arrepienta o no de haber escrito esta dolorosa nota de opinión… Aún lo
dicho sigo confiando en algunos de ellos como motores de revulsión interna…
Parece que para algunos el problema es lo que vos escribís y no lo que sucedió.
ResponderEliminarCon cinco personas como vos en los partidos políticos limpiamos Dorrego. Abrazo compañero y mi solidaridad
ResponderEliminarLe agradezco pero su frase no me trae buenos recuerdos. La última vez que la escuché me la dijo el Gerente de RR.HH del BBVA antes de despedirme en el 2001 luego de haber denunciado con un bibliorato plagado de pruebas a una runfla de gerentes que conformaban una banda que operaba dentro de la entidad. Abrazo
EliminarSi cada grupo político, frente, movimiento, o como se llame, quitara el antifaz a sus "socios" corruptos, como Ud. expresa en este texto, no solo favorecería a todo el pueblo que cree en la política, sino que dejaría sin armas a los medios dominantes para crear antojadizos culpables....Doble beneficio!!
ResponderEliminar“less affair”? ¿menos asunto?
ResponderEliminarEs en francés no en inglés: Laissez faire, laissez passer
Muy bueno su blog,lo sigo hace rato.
Disculpe la corrección.
mil gracias.. ya corrijo.. Apenas puedo con el castellano. Se me complica aún más con los restantes idiomas..
EliminarMi comentario es un simple apretón de manos virtual. Sigo su blog, al que encontré bastante de casualidad. Buscaba algo de Dorrego, más que nada por una cuestión, si se quiere, de melancolía: cuando era chico (hace bastante) hacíamos el viaje Tandil-Guisasola en tren, para ir a un campo pegado a Estación Gil. Perdón por poner en el blog una experiencia personal fuera del tema del blog, pero simplemente se lo quería expresar.
ResponderEliminarpus este espacio está a su disposición si desea contar alguna historia personal o recordar a gente de sus afectos o lo que desee.. Abrazo..
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