En Senilia, texto irónico
y ciertamente gracioso, compendio de aforismos en donde un anciano Schopenhauer
despliega todo su sarcasmo, se puede leer: “Que en breve
los gusanos roerán mi cuerpo es un pensamiento que puedo soportar, –¡pero que
los profesores de filosofía harán lo propio con mi filosofía! Eso me provoca
escalofríos”. Sospecho que la intensidad de esos escalofríos en los cuerpos de
Perón, de Yrigoyen, de Alfonsín, del propio Néstor Kirchner, debe ser proporcional
a la sentida por el gran filósofo alemán con relación a sus discípulos. Cada
uno de ellos tiene decenas de malos lectores y cientos de sofistas que tomaron
sus partes por el todo como un todo político conceptual. Sus gusanos han sido
meros transeúntes biológicos en comparación al daño que les causaron y nos
causaron muchos de los que hoy evocan e invocan sus estatuas a modo de
redención. Los gusanos de Perón, de Yrigoyen, de Alfonsín y de Kirchner ya
hicieron su tarea y licenciaron sus cuerpos; los perversos interpretadores contemporáneos
– los Venegas, los Barrionuevo, los Moyano, los Sanz, los Morales, los Aguad, los
Bossio, los Urtubey - todavía no han quedado conformes y van por esos huesos
para que de ellos no quede testimonio alguno de su legado político.
Excelente asociación de ideas! Y le quedó corta la lista de "interpretadores contemporáneos" don Sala!!!
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