..... primero embarro la cancha y después me afano la pelota...
A 60 años de haber derrocado a bombazos a Juan Domingo Perón y tras
fracasar con ataques mediáticos y financieros contra el gobierno de Cristina
Fernández, la misma coalición ideológica que sostuvo a la dictadura
autodenominada Revolución Libertadora, intenta ahora deslegitimar con encendido
fervor republicano el proceso electoral que podría culminar con la elección de
un nuevo presidente peronista.
La base social que
legitimó la Revolución Libertadora que llegó al poder un 16 de diciembre tiene
perfiles similares a la alianza de centroderecha liderada ahora por el PRO y no
es muy diferente a la que dio sustento inicial al Proceso de Reorganización
Nacional iniciado en marzo de 1976. Son conservadores golpistas, herederos
ideológicos del fraude patriótico, pero presumen de pureza republicana.
La permanente
acción destituyente contra un gobierno que no necesitó de trampas para llegar
al poder llegó ahora a su punto culminante, al conseguir un arbitrario fallo de
un tribunal tucumano de dudosa competencia electoral, que anuló el comicio
definitivo que ratificó el triunfo del oficialismo por algo menos de doce
puntos.
Tras fracasar en operaciones destituyentes de corte mediático, judicial
y financiero, los conservadores vernáculos avanzaron ahora contra el sistema
electoral en complicidad con un sector de la justicia tucumana.
Con un candidato
competitivo que capitalizó la debacle radical, esperanzados en medrar con el
desgaste de doce años de kirchnerismo y con la merma de la bonanza de los
últimos tres, la centroderecha se entusiasmó por primera vez con la posibilidad
de llegar al poder mediante un triunfo en las urnas y no por un golpe duro o
blando. Quienes realmente defienden las instituciones sin cacarearlo, vieron
con buenos ojos que la Argentina tuviese por fin una derecha que apostara a las
urnas.
Sin embargo, los
nueve puntos que Daniel Scioli le sacó a Mauricio Macri en las primarias
pasadas encendieron una luz amarilla en Cambiemos, que se tornó anaranjada con
las derrotas sufrida por la coalición de centroderecha en las elecciones
provinciales realizadas a lo largo del año. Esas derrotas sucesivas les auguraron
una nueva frustración y cuatro años más de un presidente peronista, por lo cual
no pudieron con su naturaleza y volvieron a las trapisondas.
El conglomerado
opositor sólo consiguió triunfar ajustadamente en Mendoza y en la Capital
Federal en lo que va del año, por lo cual embarraron la cancha cada vez que
perdieron con la idea de atenuar su propia derrota y generar un clima de
sospecha sobre la elección presidencial que podría consagrar a Scioli.
Argumentaron que
hubo trampas en Santa Fe cuando perdieron con boleta única, que también las
hubo Salta con voto eléctrónico y en Tucumán con voto en papel, sin atreverse a
pensar que el problema para Mauricio Macri es que, en realidad, en la Argentina
hay demasiados peronistas.
Para colmo, todos
los pronósticos indican que el kircherismo volverá a ganar mañana en Chaco
contra la oposición unida, en el último comicio previo a la elección
presidencial, lo cual seguramente profundizará la desazón en las filas de la
alianza conservadora.
Resignados, los
dirigentes opositores chaqueños sólo se dedican a encontrar muertos en los
padrones que no elabora el Ejecutivo provincial, sino que son facultad del
Superior Tribunal de Justicia, presidido por la veterana militante radical y ex
diputada de la UCR, María Luisa Lucas. Los ciega el odio a una fuerza política
a la cual pretenden erradicar lisa y llanamente como intentaron las tres
últimas dictaduras del siglo XX en nombre de principios republicanos y
pluralismo democrático.
También practican
un doble discurso hipócrita cuando se muestran como carmelitas descalzas ante
"un gobierno de chorros", pero de pronto salen a la luz escándalos
que los exhiben entregando dineros públicos a un periodista a cambio de
servicios de dudosa necesidad y excelencia, en una empresa inexperta para el
tratamiento de aguas cloacales o la enseñanza del idioma inglés a policías
metropolitanos en una escuela de periodismo.
La fiebre
denuncistay desestabilizadora llegó al éxtasis esta semana en Tucumán,
donde la oposición encontró la complicidad de un tribunal ajeno al pleito en
términos institucionales, pero con evidente identificación política opositora,
como para hacer lugar a un amparo de fraude y anular toda la elección
provincial. Casi nada.
La quema de 17
urnas, la constatación de otra mal cerrada, la existencia de acciones
clientelares y reiteradas notas periodísticas de medios opositores sobre
irregularidades parciales, sirvieron para una sentencia inédita desde
1983, mediante la cual fue anulado el comicio que había dado ganador por más de
100 mil votos al peronista Juan Manzur sobre el radical de la alianza
centroderechista, José Cano.
La oposición
tucumana acudió en amparo a la Cámara Nacional en lo Contencioso
Administrativo, un tribunal de dudosa competencia electoral pero políticamente
afín, que no se enteró siquiera que buena parte de las urnas fueron quemadas
por dirigentes que apoyan a Cano y anuló la totalidad de los comicios.
El tribunal no sólo
se arrogó la competencia que le niega una norma para un pleito semejante, sino
que produjo una sentencia arbitraria y facciosa como es la anulación in totum
del comicio, pese a que las irregularidades podrían haber sido salvadas si se
quisiera con elecciones parciales y complementarias. Pero volver a votar en las
urnas impugnadas o dañadas no hubiera hecho más que ratificar el triunfo de
Manzur, ya que la diferencia que le sacó a Cano no se podría revertir ni
siquiera si todos los votantes de esas mesas decidieran sufragar por el
radical. Y no era ese el objetivo del tribunal sino embarrar la cancha.
La Cámara esperó el
escrutinio definitivo y ni siquiera el dato de que nada hubiera cambiado el
resultado electoral la hizo desistir de una decisión adoptada mucho
antes, con la idea de colocar piedras al triunfo del peronismo a nivel local y
nacional. No trepidó incluso en la posibilidad de crear una grave situación
institucional ante el vencimiento de los mandatos tucumanos el 29 de octubre
próximo. Más bien parece el objetivo buscado.
Semejante decisión
sólo se justificaría ante una flagrante violación constitucional, pero nunca
ante irregularidades parciales que no pueden modificar substancialmente el
resultado electoral. Ni la existencia de las 17 urnas quemadas o violentadas,
ni un sujeto cerrando indebidamente otra urna con una faja y mucho menos las
acciones clientelares denunciadas, justifican la descalificación del voto
popular masivo con el argumento de defender el derecho al sufragio libre.
La pelota está
ahora en la Corte Suprema de Tucumán, en un partido que pasó de jugarse en las
urnas a los estrados y para el cual no pocos letrados afirman que no hay tiempo
suficiente para definirlo en un mes.
Con espíritu
aristocrático, los tres jueces de la Cámara tucumana que anuló la elección se
extendieron en consideraciones socio-políticas sobre las prácticas clientelares
que representan obviamente mañas degradantes de la política, pero difícilmente
un hecho judiciable como para anular un comicio. No parece ser papel de la
justicia terminar con esta rémora a la que acudieron el gobierno y la oposición
tucumana, sino una deuda de la sociedad y de los partidos políticos.
Los
"comentarios" de los jueces sobre el clientelismo exudan elitismo al
considerar a los pobres como sujetos descerebrados que votarán ciegamente al
partido que le acercó bolsones de comida u otras prebendas. Desde su condición
de magistrados creen que deben proteger a esa masa inerme de pobres, sin tener
en cuenta el viejo aserto político de que "en el cuarto oscuro el chancho
no te ve".
La presidenta
Cristina Fernández se burló de quienes creen que un sándwich de chorizo
equivale a un voto, o a un manifestante, al señalar que le habían dado al ex
candidato Fernando Niembro "el choripán más caro".
Fuente: Infonews
Anoche coincidí frente a una mesa (por un cumpleaños) con un grupo de conocidos (y no tanto)
ResponderEliminarClase media.
Laburantes de todo tipo. Ninguno vive "de rentas". Ninguno es "dueño de los medios de producción", salvo algún pequeño emprendimiento.
Toda gente que pasó de cobrar en ticket y Lecop a rajarse a La Angostura o Las Grutas en el Cero/Pocos kilómetros en cada fin de semana largo.
En medio de una charla sobre bueyes perdidos, no faltó el que soltó el seguro de la granada.
- Qué vergüenza lo de Tucumán...!!! Y el gobierno que desconoce los fallos de un "poder independiente de la Nación"...
Gestitos de complicidad de la mayoría. De esa complicidad segura que proponen las frases hechas.
A esta altura del partido, y con las naves más chamuscadas que Cortés yo no me trago más estas giladas de zócalo de TN y le contesté que el fallo era un cachivache, que el Contencioso no tiene incumbencia sobre cuestiones electorales y que cada renglón destilaba discriminación y clasismo.
- Hay que respetar nuestra Carta Magna, me soltó como quien invoca un mantra infalible.
- Los primeros que violan la Constitución son los dos jueces pedorros esos que cuestionan la legitimidad de origen del sistema, que es el voto universal.
- Vos sabés que el voto es "para el pensante"...
La catarata de lugares comunes no alcanzaba a tapar el ambiente de mierda "que Mitre y Magnetto nos supieron conseguir"
- ¿Y qué me decís del video de Chaco?
De nada sirvió explicar que no hay ninguna mención a "votos", que no se vé ninguna boleta, que los márgenes obtenidos en las PASO hacen absurdo justificarlo por la "compra de votos", que no se puede ser tan boludo de estar "comprando votos" y estarse filmando al mismo tiempo, que la denuncia es tan berreta que no la hicieron en sede judicial sino en los medios.
Los dejé un rato relamerse en sus dignidades afectadas, tirándose frases inspiradas en lo mejor de la tradición Del Sel.
En una pausa, le dije al de la primera intervención: ¿sabés qué? Tenés razón. Lo pensé bien y es cierto... el "voto es para el pensante"
Silencio de sótano de bóveda de la Recoleta.
- Y para hacerlo, lo vamos a hacer bien... El criterio tiene que ser bien alto. Nada de propiedades. Nada de primaria completa. Nada de secundario que hoy lo aprueba cualquiera con el Plan Fines..... Título universitario. Nadie puede votar si no tiene título u-ni-ver-si-ta-rio.
Es obvio decir que con este parámetro el susodicho quedaba afuera.
La cara de bronca era para un primer plano de película del realismo alemán. O italiano... O argentino ¿por qué no?
- ¡Qué lástima que pienses así! ¿Qué me querés decir?
- ¿Viste que fulero? ¿Viste que cuando atravesás ciertos límites TODOS podemos ser discriminados? Quedate tranquilo, si me votás, te doy $ 500 y te dejo votar aunque no tengas título universitario... (puse mi mejor cara de turro)
- A mí no me comprás con 500 mangos... (indignación al palo)
- ¿Es un problema de cifras? ¿Cuántos ceros? ... ¿Viste que en algún lugar TODOS somos "clientes" de alguna necesidad?
...
Lo dejé ahí.
Con la excusa del vaso seco me levanté y me fui a buscar beberaje.
Al rato tomé el "olivo" (en realidad nos olivamos, porque no estaba solo)
Hoy a la mañana me llamó por teléfono: "te putearon en 14 idiomas, pero tenés razón. Nunca lo había pensado así"
- Acordate cuando vayas a votar...
...
A veces vale la pena tanta calentura...
(Nos debemos un asado con larga sobremesa, qué lo parió...)
Abrazo patagónico !!!
...
Colorado: Lo que es muy interesante es mimetizarse y seguirles un rato el juego. Proponerles posibles segmentaciones sociales, educativas, de formación y de información para el logro de "purificar" el sufragio. Esta clase de gente me divierte mucho ya que al final del camino uno logra excluirlos a ellos siguiendo sus propios razonamientos, cosa que los pone de la nuca. Todo pasa por la incorporación del sofisma clintelismo, suponiendo que el elector simplemente es un cliente de sus necesidades. Pues en ese caso todos lo somos en mayor o medida debido a que en el medio hay en juego intereses colectivos e individuales. Pero no es casual que se simplifique la visión de un elector como cliente, forma parte de la degradación que se desea hacer de la política. Y allí entra en juego otro aspecto. Mis intereses individuales tienen mayor entidad que los tuyos, por lo tanto incluyen la superioridad moral. La promesa de anular las retenciones encierra una mayor superioridad moral que un programa de garrafa social. Así funcionan estos tipos y así van a seguir funcionando. Simples fascistas. Abrazo.. Dorreguense
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