¿Acaso alguien pensaba que
Stiuso podía decir algo más de lo que dijo?. El hombre sabe que su principal
capital, si se quiere su salvoconducto, es lo que calla, no lo que dice, de
manera que sospecho se habrá cagado bien de risa de los que suponían que de su
boca saldrían confesiones históricas. Esta clase de gente no piensa como
nosotros, no pueden ni deben pensar como nosotros, ni nosotros como ellos, de
manera que nunca intentemos elucubrar sus posibles conductas “especiales”
utilizando nuestros parámetros “vulgares”. Sin llegar a ese nivel creo que lo
mismo sucedió con Nisman. Por eso quienes dicen yo soy Nisman se mienten a sí
mismos. De manera que tratar de colocarnos en sus lugares, presuponiendo a
partir de allí similitudes con nuestro hacer, pensar y decir cotidiano resulta bastante
infantil. Stiuso es un agente de inteligencia. Lo sigue y lo seguirá siendo más
allá de jubilaciones, retiros, y aún más,
lo seguirá siendo más allá de su propia vida y la vida de sus seres queridos,
si es que se permite tenerlos. Si bien es una persona que cuenta con mucha
información, nacional e internacional, esa misma información lo tiene cercado
de por vida. Esa fidelidad transversal que demostró con sus silencios a través
de su historia como servicio y ante todos sus mandantes, internos y externos,
es lo que no puede negociar, de manera que resultaba hasta inocente sospechar
que daría pistas ante la justicia cuando su “negocio” profesional es trabajar
de espaldas a ella. Stiuso se caga en la
justicia, como se cagaba Nisman. Por eso el fiscal, durante los diez años que
estuvo al frente de la Unidad Amia, en donde gozó de un presupuesto superior a
los 300 millones de pesos, no hizo
absolutamente nada por propia voluntad, consiente que nada podía salir de los
cauces marcados por la Embajada de EE.UU. Recordemos el último mensaje de texto
de su esposa con relación a lo que ella llamó “las prioridades… para vos lo más
importante es la puja de poder”. Para estos tipos la justicia no es un valor
que ingresa dentro del campo de la ética y menos aún del humanismo, es una simple mercancía política que se debe
administrar según el momento y los intereses geopolíticos de sus mandantes. La
propia Arroyo Salgado, acaso en menor medida, también ingresa dentro de ese
juego. La jueza nunca va aceptar el suicidio por una simple cuestión pecuniaria.
El seguro no paga, y según se comenta la póliza tiene varios ceros dolarizados.
Por eso no me extraña que el punto negro añadido en la foto del fiscal aparecido
en una revista Noticias tomada al azar haya partido desde su propia mano para
empujar la tesis del homicidio. Indicio que por banal y confuso parece haber sido
olvidado.
Hasta hoy 19 de febrero a las
16.00 horas no existe ningún indicio dentro de la causa que apunte a otra cosa
que no sea suicidio. Y Stiuso lo tiene claro. Para qué va a arriesgar con
declaraciones ante los estrados que pueden colocarlo en un lugar de exposición ajeno
a su génesis profesional. Como gran jugador de este juego Stiuso tocó y se fue,
como Pentrelli, hizo circular la bola y se apartó de la zona en donde las brusquedades
dialécticas son corrientes. Sigue siendo confiable para aquellos que quieren
que lo siga siendo, más aún, sigue siendo confiable porque “debe” seguir siéndolo;
es una suerte de asignatura no escrita pero fundamental, la “ética profesional”
que toda actividad compleja tiene. Conoce Stiuso el desenlace de la novela de José
Pablo Feinmann, Los Últimos Días de la Víctima, y no por haberla leído ni por
haber visto la película de Aristarain, de hecho pudo haber escrito ese final el
mismo Stiuso o en su defecto haber sido el corrector del texto definitivo, la
conoce porque tiene incorporada la lógica de la profesión de manera que no es
necesario que aparezcan los intrigantes vocacionales a trasladar desde los medios
sus sospechas intencionadas, su pésima literatura y sus mediocres
investigaciones.
Un post que pasea entre la ingenuidad y la admiración. Peligroso por provenir de un k. Es probable que de todo esto Stiusso pudiera sacar unos buenos millones de dolares mediante extorsión a CFK. Posiblemente hayan arreglado y desvíen las miradas hacia algún ignoto e improbable tercero. Ahora, relativamente, todos tranquilos y cada cual a su rutina.
ResponderEliminarSi es así, diría que Stiuso finalmente se impuso sobre el chapucero Milani.
Relea, evidentemente no ha entendido nada. Ingenuidad es lo suyo al pensar que esto es cuestión de guita.
EliminarIngenuo es el que cree que NO es cuestión de guita. Como si CFK no se moviera por la guita. La propia. Que le quema. Y la incinera históricamente.
EliminarLa puja por el poder es superior a la puja por al guita. La ingenuidad consiste en creer que el móvil de todas las acciones humanas y políticas es el dinero. Acaso sea una concepción relacionada con ciertas proyecciones que la mass media suele tener.
EliminarRelea nuevamente, sigue sin entender el texto.
Esa puja puede funcionar en otros países. En Argentina, es una mera pantalla para esconder el móvil de la guita. Y el poder ha sido mal entendido: se lo ha usado simplemente para esconder trapisondas, ahora inocultables. Yo entiendo que le quieras dar una pátina de épica, pero es Argentina, Sala. Es peronismo, Sala. Todo muy pedestre y de vuelo bajito. Un país mediocre en manos de diregencias mediocres. De modo que sí, la guita es el lenguaje que entiende la casta política que nos gobierna.
EliminarStuiso hablando con Arroyo Salgado luego de la muerte de Nisman. Ja Ja..
ResponderEliminarMugre es poco. No olvidemos que esta mujer destrató y humilló a Carlotto cuando la causa de los hijos de Noble.