LA YIHAD JUDICIAL TAMBIEN TIENE SU RELATO






Vidas Ajenas

Según Emmanuele Carrere, autor de la estupenda novela no ficción que encabeza la nota, el Código Penal es aquel que castiga a los pobres cuando roban a los ricos, mientras que el Código Civil es aquel que les permite a los ricos robarles a los pobres. De ese modo está ordenada la sociedad burguesa. Lo vemos en la mayoría de las sociedades mundiales. Los detenidos, por abrumadora mayoría, pertenecen a los segmentos sociales desplazados del sistema debido a su resistencia en ser ultrajados por la ignominia que exhibe la desigualdad social. Como suele ocurrir últimamente en nuestra patria cada vez que se dispara un tema cuya importancia requiere de racionalidad y prudencia finaliza teñido de elementos adicionales tendenciosos con el solo objeto de embarrar la cancha en función de apetencias puntuales. Según Bertrand Russell “una acción es moral cuando el individuo la califica justa tras un grado apropiado de reflexión; el grado de reflexión apropiado depende de la dificultad y la importancia de la decisión. Una acción es justa cuando, entre todas las acciones posibles, es la que probablemente tendrá mejores resultados. “Justo” tiene muchos otros significados, pero me parece que estos son los que se necesitan para responder a las preguntas ¿Qué debo hacer? y ¿Qué actos son inmorales?. Podemos decir que el acto justo es el que, entre todos los actos posibles, tendrá probablemente las mejores consecuencias. Hablo del acto más afortunado, más prudente”. Y aquí está instalado el nudo del dilema. ¿Cuánto de lo dicho observamos en los análisis mediáticos?. A mi entender, nada.
Me inclino a asumir que ningún tema resulta importante para la “mass media” dominante si no encierra en sí propio algún sesgo inquisidor contra el ejecutivo nacional, de modo que no esperemos solidez y elevados compromisos éticos en la cuestión. Al poder ejecutivo y al legislativo les queda sobreponerse a la caterva mediática e interesarse por el tema desde humanismo y no como una simple respuesta a elucubraciones corporativas, incluida la judicial, que como siempre, tienen el sólo objetivo de qué cuanto peor mejor.




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