Un despertador para el PJ-FPV de Coronel Dorrego. Nota de Opinión.






Considero que los lectores de Nos Disparan desde el Campanario ya deben estar perfectamente al tanto de la clausura que sufrió una empresa de reciclados plásticos en José A. Guisasola. Las causas, los motivos y las percepciones subjetivas del asunto ya fueron debatidos hasta el hartazgo. Lo que aún no se ha puesto sobre la mesa de discusión son las consecuencias. Cosa que me permito encarar desde la política ya que estimo es la única manera posible para la solución del dilema que en estos momentos aqueja a varias familias del pueblo.



En algún renglón expuse lo aterrado que me encontraba ante la felicidad que mostraban algunos por el cierre de la fábrica. Por un lado nos llenamos la boca hablando de la importancia económico-social que reviste para las pequeñas localidades del interior agregar valor en origen, sea tanto con relación a las materias primas como a sus insumos derivados y por el otro somos capaces de apasionarnos cuando dicho paradigma se trunca.



Las consecuencias las están viviendo en estos momentos y de manera directa una decena de familias que ven coartadas sus posibilidades producto de una medida intempestiva, con escaso vuelo político, que va en contra de la actividad productiva de la aldea y ciertamente burocrática, e indirectamente el resto de la villa a propósito del ineludible recorte presupuestario que deben hacer estas personas en su consumo cotidiano.



¿Y la política dónde está, se pregunta uno, para solucionar estas tensiones naturales y que tienen que ver con el progreso y el desarrollo?



No vamos a negar que la empresa hubiera ingresado dentro de una inercia de irrespeto con relación al medioambiente lindero, pero me parece que cabía la posibilidad de encausarla sin necesidad de semejante escarmiento. Por fuera del análisis que desde la subjetividad uno pudiera hacer de los protagonistas (en algún caso habría que ponerles modarza) estimo que colocar el carro delante del caballo nunca ha sido una buena solución. No me importa si los empresarios me caen bien o mal, si son buenas o malas personas, lo importante es que esas percepciones no sean utilizadas para el perjuicio directo hacia los más débiles. Los primeros siempre caerán bien parados ya que poseen el capital, y más temprano que tarde recuperarán lo perdido, pero los trabajadores no tienen más que sus manos y su transpiración, cuestiones que aparentemente no ingresan en ninguna tabulación principista.



Como bien mencionó el correligionario Don Raúl desde la ironía:



Pero a no desesperar, mientras ocurre todo lo que ocurre en Guisasola, porque lo de esta planta es grave desde lo ambiental, pero no es único grave que sucede, gracias a nuestro HCD el distrito fue declarado libre de Fracking a pesar de que todavía no se ha encontrado petróleo ni ninguno de sus derivados. No está libre del resto de las contaminaciones que nos afectan y existen, pero si de una que aún no existe ni nos afecta...





La recicladora de El Perdido requería de una solución política, inteligentemente consensuada, ya que se habla tanto de la cosa, elaborada sesudamente, teniendo en cuenta las distintas afectaciones que pudieran tener ciertas decisiones taxativas. Lo mismo ocurre con otra decena de emprendimientos locales que es necesario revisar a favor de su continuidad, para evitar que esto se reitere y del correspondiente respeto por los habitantes de la aldea.

Recientemente afirmamos que la cuestión medioambiental no debe ser una puja entre vecinos sino una política pública en donde los debidos controles deben ser moneda corriente en el marco de las áreas de producción e inspección general.



Una denuncia particular desencadenó un sin fin de enredos y equivocaciones. Lo primero que observo es que hubo susto por parte de las autoridades locales debido al tenor de la denunciante – Geóloga del Conicet – lo que trajo aparejado de inmediato la extensión de dicha denuncia por parte del municipio al organismo provincial que atiende en la materia (OPDS). Este organismo debe actuar según sus instrucciones y responsabilidades, no puede interpretar si es convocada por un municipio, de manera que la clausura resultó inevitable aún cuando la encargada del operativo la consideró tan risible como excesiva.



Reitero la pregunta ¿Y dónde está la política local para resolver estas tensiones?



Desde ya que en lo personal nada espero del oficialismo municipal ya que su incoherencia se pone de manifiesto ante cada inciso del caso. Quien forma parte del problema desde la soberbia ejecutiva y desde el temor difícilmente pueda ser parte de la solución, amen que asuma sus erratas y se de cuenta de ello. Pero los antecedentes le juegan en contra. No es casual que una ciudad como Coronel Dorrego sea una de las pocas localidades del interior provincial que superan los doce mil habitantes que no tenga, desde hace una buena cantidad de años, un frigorífico propio. Quién va a invertir en un distrito cuyas reglas de juego llaman a un estado de confusión, marcadamente  huérfano de políticas para tales efectos.



Pues tampoco veo las soluciones desde el sciolismo, a pesar de que el ente que clausuró la recicladora pertenece al gobierno provincial, ni en el randazzismo, ni en nada que tenga relación con el FPV, muy a pesar de que todas las vertientes aseguran continuar con los paradigmas del proyecto nacional y popular, y esto sucede simplemente porque el PJ-FPV de Coronel Dorrego no está en Guisasola porque sencillamente ha decidido no estar, ha decidido no ser el puente para resolver las tensiones políticas y sociales que existen, más allá del jetoneo mediático al cual nos tienen acostumbrados ciertos proyectos de caudillos y aspirantes mediáticos que andan dando vueltas por el distrito.



Se cierra una fábrica, el PJ-FPV local está ausente, no se acerca, no intenta comprometerse, por lo menos, para intentar saber si pueden hacer algo a partir de sus contactos provinciales para revertir la situación. Llama poderosamente la atención teniendo en cuenta sus históricas banderas inclusivas. Acaso Enero, Monte Hermoso y el boom turístico sean "buenas" explicaciones.


Lamentarse luego por haber perdido un bastión justicialista en Coronel Dorrego tiene claras y contundentes explicaciones políticas, hipótesis que deben ser elaboradas críticamente en los salones de la Unidad Básica de la calle Perón.



Nobleza obliga darle crédito al voluntarismo que exhibió el concejal Madariaga, integrante de la agrupación vecinal JpD y ducho en estas lides productivas, el que a pesar de las obvias limitaciones ejecutivas se ha puesto a disposición para resolver el problema. Porque de lo que se trata prioritariamente es mantener la fuente laboral tratando de contemplar las urgencias de la vecindad.



Se abren alternativas, no todo está perdido, sólo la política puede hacer que esto se resuelva. Por ahora una decena de familias viven su incertidumbre de cara al futuro; desde esta tribuna esperamos que en breve la inteligencia prime por sobre la imbecilidad y el absurdo denuncismo, y todos volvamos a entender que de nuestro compromiso colectivo y comprensión dependen el futuro de nuestro querido pueblo y su gente.



Finalizo mi sensación de desencanto político con otro razonamiento de mi amigo Radical: Mientras algunos se cuelgan absurdas cucardas varios hogares hoy viven la angustia de un incierto futuro. Como siempre el hilo se corta por lo más delgado, un hilo que nadie ve y que a nadie importa... Todo es compulsivo, nada es pensado, principio de acción y reacción. Está todo bien, el domingo vamos todos a misa... en Coronel Dorrego seguimos siendo derechos, humanos... (e hipócritamente ambientalistas)





Comentarios

  1. Es lo que tenemos compañero, tiene razón en todo, pero no pida más. Nuestro peronismo es muy dorreguense.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario