Los emigrantes españoles de hoy. Los invisibles que los medios dominantes de acá y de allá no te muestran ni te cuentan
por Gonzalo Gómez Montoro. Activista de Marea Granate-Montpellier, militante
de Izquierda Unida-Francia y profesor de español
Ana, Juan, Rosa y Pedro viven
cerca de Montpellier, en el sur de Francia. Llevan poco tiempo en el país, y
han tenido que emigrar para que el banco con el que firmaron la hipoteca en
España no les despoje de sus viviendas. Vienen de Asturias y de La Mancha, y ninguno
de ellos sabe hablar ni escribir bien francés. Tampoco poseen estudios
superiores, pero antes de la crisis y de quedarse en paro pertenecían a lo que
se llamaba clase media.
Los cuatro pasan ya de los
cuarenta y han venido a la desesperada. Por un contacto o una promesa de
trabajo que no siempre se ha cumplido. Ana y Juan han traído a sus hijos, que
se adaptan al país con dificultad, pero Rosa y Pedro los han dejado en España
para que no vean las malas condiciones en las que viven. Si los hijos se interesan,
Rosa y Pedro les envían fotos que no son de su pobre apartamento, el más barato
que han encontrado, y les ponen cualquier excusa para que no vengan a
visitarlos. Sólo se reúnen cuando la economía lo permite, cada seis meses, pues
hasta el último céntimo que ingresan va destinado a pagar la hipoteca en
Cuenca.
Estos ejemplos verídicos
pertenecen a la emigración española que no aparece en los medios, a los
“invisibles”, como diría el cineasta Fernando León. Ya no se trata de jóvenes
“aventureros”, titulados y sin cargas familiares, que investigan en
universidades y trabajan en grandes empresas, que encuentran empleo de lo suyo
tras pasar una breve temporada de precarios, o que, en el peor de los casos,
podrán regresar a casa de sus padres donde no les faltará un techo y un plato
de comida.
Al contrario, estos
trabajadores que vemos en las viñas, en los campos de fruta, en las obras o en
la cola del paro, no tienen más opción que emigrar para sobrevivir. Además, con
frecuencia son explotados en el país de destino. Por desconocimiento del idioma
y miedo a perder el empleo, y también por la indefensión aprendida, no se unen
a otras personas en su misma situación, y asumen la culpa de haber tenido que
marcharse. “Algo que nunca hubiera imaginado”, dice Rosa entre sollozos.
Esta emigración “invisible” es
cada vez más numerosa, y en ella tenemos que incluir también a muchas personas
de nacionalidad española y origen colombiano, ecuatoriano, rumano o marroquí,
que, doblemente emigradas, se ven obligadas a venir a Francia u otros países
del norte de Europa.
En este contexto, los
colectivos contestatarios de españoles emigrantes, como la “Marea Granate”, ya
son visibles en muchos lugares del planeta además de España. Mayoritariamente
compuestos por jóvenes titulados, dichos colectivos deberían fijar como uno de
sus principales objetivos el contactar con la emigración antes mencionada, e
implicarla en sus reivindicaciones, pues tanto unos como otros forman parte del
pueblo damnificado por los responsables de esa estafa llamada crisis.
Superar las diferencias de
edad, origen y formación entre emigrantes es, por tanto, el cometido que los
activistas debemos realizar lo antes posible. Nuestra movilización será
incompleta e insolidaria si no logramos contar con los que aún permanecen
invisibles.
Fuentes:
Blog Precarios por el Mundo
Diario Público de España
Tu forma de hacer periodismo me encanta. Y eso que no soy kirchnerista. Matizás actualidad, con nostalgia, humor, literatura, política nacional e internacional, música y alguna que otra tristeza, como la historia de ayer del gato. No paraba de llorar.
ResponderEliminarTe agradezco. Pero el periodismo y yo transitamos veredas opuestas, senderos irreconciliables.
EliminarDesocupación en Italia 13.2%. Y acá queremos saquear mercados por ganancias.
ResponderEliminarhttp://www.radionacional.com.ar/?p=37192