POLITIZAR ? por Carlos Madera Murgui





EDITORIAL "Quién quiera oír que oiga" Miércoles 1-10-2014 - LADORREGO AM1470



El control del pensamiento siempre existe en todos los poderes, mediante la construcción de un consenso forzado, una paciente pero ininterrumpida elaboración de la hegemonía. Difundiendo datos y hechos que pueden ser interpretados siempre en un mismo sentido, el que favorece a sus propios intereses. Es la forma especifica que se utiliza para que los intereses particulares de un sector determinado, siempre el mismo, aparezcan como intereses generales de una comunidad. Técnicas de propaganda son indispensables para lograr un consenso colectivo, publicitando lo que impacta y no necesariamente lo que más interesa.
El filtro de la dependencia publicitaria referencia la fuerte subordinación a determinadas fuentes que proveen las noticias. Se crea la ilusión que hay debate, asegurándose que lo que se discute se mantenga dentro de los límites muy estrechos que no cuestionen la autoridad establecida. Hay momentos que no se bien si no se explicar una idea, si la idea no quiere ser interpretada o directamente mediante un preconcepto alguien no quiere ni siquiera comenzar a analizar estas posibilidades. Cuando hay interpretaciones disímiles sobre un mismo hecho, lo que cambia no es el hecho. Por lo tanto cuando una situación concreta nos parece buena o mala de acuerdo a nuestra visión, el hecho concreto no cambia. Dicho esto, me parece que la versión cotidiana sobre la realidad no se aproxima a los hechos, porque ni aún estando en las antípodas de una información, alguien puede tergiversar una noticia que no responda a la realidad, porque el mismo hecho desmiente, tarde o temprano. Los muchos dicen algo, pero si los pocos prestan atención, tal vez valga la pena llamar las cosas por su nombre y reforzar nuestra posición. El problema comienza con la distorsión. La desinformación en términos generales reina por estos días y no hablo solo de crónicas políticas, aunque todas lo son y todas se redactan y dicen bajo un patrón ideológico determinado, sino de la noticia general sobre variados tópicos que apuntan hacia una desesperanza que tampoco se sabe como revertirían. Hace pocos días escuche una extensa opinión sobre la ley de los derechos del niño, donde el entrevistador azorado pedía que el tema no se politizara (sic). Estaban hablando de una ley ingresada al parlamento, producto de políticas públicas en la materia donde precisamente la política juega un rol trascendente , de lo contrario no habría existido la iniciativa, que viene acumulando importantes concreciones y cambios en el tratamiento de tan espinoso asunto estancado hace muchos años y acompañando los innumerables cambios operados en la sociedad toda.
Se me ocurre que existe una falta de comprensión sobre los resortes constitucionales con que cuenta la Republica Argentina y precisamente de los instrumentos que perduran como una ley y no en la voluntad de personas seguramente bien intencionadas, representantes circunstanciales del Estado, que las soluciones a esquemas familiares y comportamientos humanos muy alterados, condenables pero reales, estará asentada una solución, indudablemente muy lenta, multifactorial, que esperemos se atenúe alguna vez. Somos todos iguales, algunos con más suerte o llamémosle oportunidad, son más iguales que otros. Ante la ley somos todos iguales, ante la vida parece que no, desde que la humanidad es humanidad. Eso falta comprender, cuando la opinión, no es que sea ligera en todo sentido, sino que algo apresurada. Por si no lo mencione, estoy hablando del orden local.

Comentarios

  1. Muchachos en La Dorrego les están dando duro.
    Mc Cesar es un intocable para la mass media y para el establishmet.
    Hasta el propio FPV exhibe sus debilidades delante del operador de derecha.
    Me hace acordar cómo todo el espectro político se sentaba en los ochenta en el sillón de Berni y Mariano.
    No te calentés Gustavo. El tarado ese que te degrada y se nota en sus argumentos se come cada renglón que le marcan los medios dominantes.

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