AMIA: LEUCO, MENTIROSO Y CARROÑERO. JUSTAMENTE ESTA CLASE DE GENTE NO QUIERE JUSTICIA, QUIERE QUE LA DUDA PERSISTA PARA ESPECULAR POLITICAMENTE SOBRE ELLA
Un humilde llamado
de atención para la oposición
y para la
dirigencia judía
En el libro Versos
Aparecidos el poeta dorreguense Carlos César Aiub nos decía:
"Pensaba
en la facilidad con la que solemos caer en el olvido, es entonces que reclamo
la memoria"...
La historia de
nuestra sociedad no es otra cosa que nuestro propio esqueleto ciudadano,
testimoniado deliberadamente a través de retazos, en
ocasiones desordenados, mecanismos que suelen ocultar las explícitas
responsabilidades que imperiosamente sostienen nuestras tragedias cotidianas.
De este modo
A.M.I.A sigue siendo una anécdota inconclusa. Un simple acontecimiento
vandálico que tuvo a la Argentina como escenario y no como víctima; porque a
decir de una mayoría limitada y fronteriza, tal evento apuntó "sólo"
a la comunidad judía. Todavía duele recordar aquel sofisma, lamentablemente
vigente, que afirmaba ..." y también murieron inocentes ".
Esto último
evidencia el grado de compromiso social ante el drama vivido y de modo tangible,
el alto rango de discriminación reinante. " Cuando tu dolor es más
fuerte que mi dolor me siento un poco egoísta.. decía Antonio Porchia.
Nada más inocente...
Nuestros muertos de
aquella terrible mañana invernal no comprenden las razones por las cuales hemos
elegido – y parece que algunos desean que así continúe - vivir en medio del
oprobio y del olvido...
No pueden aceptar,
nuestros muertos, que determinados personeros de la impunidad se
instalen socialmente, complicidad mediante, cual inocentes fantasmas
de un evento que indigna y que subleva... Así, nuestros muertos se ríen de
nosotros, de nuestra incapacidad y de los discursos hipócritas de ciertos
gestores que se sienten molestos ante posibles e incómodas revelaciones.
Como dijo nuestra
Presidenta nuestros muertos nos duelen y nos deben seguir lastimando hasta el
día del veredicto final, hasta el día en que se conozca la verdad.
Nuestros muertos
nos ven efímeros y desamparados, torpes y acostumbrados, acaso conformes ante
la duda políticamente conveniente...
Los muertos de la
AMIA, nuestros muertos, seguirán morando en nuestras conciencias hasta el
momento que decidan licenciarnos; y eso sucederá cuando liberados, nos indiquen
que por fin, habremos hecho lo correcto...
Hasta que eso no
ocurra nos seguirán observando, continuarán demandando e indagando, y por sobre
todas las cosas, nuestros muertos de la AMIA, nos seguirán teniendo un
altruista sentimiento de compasión.
Y todo empeora, y
sonríen más aún cuando los miserables y especuladores, abyectos operadores como
Leuco, son colocados como maestros de ceremonias, voceros del silencio
conveniente en tiempos duhaldistas y su brillante policía bonaerense, siniestra
protagonista del atentado en tiempos los cuales el hombre de Banfield manejaba
la provincia como coto personal.
* Texto escrito a pedido de las autoridades educativas del distrito hace tres años a propósito de los actos recordatorios. El último párrafo fue agregado en el día de hoy...
No te entiendo. Posteas contradicciones.
ResponderEliminarEstar en contra de la muerte es mi mayor certeza. Después discutamos todo y ubiquémonos en donde queramos. Pero con relación a la muerte creo no tener contradicciones.
EliminarLos que pusieron a Leuco allí son tan porquerías como él.
ResponderEliminarHay muchos judíos que NO quieren saber la verdad. Y una gran pista está en lo que fue Embajada, hito que suelen pasar de largo donde dibujaron y denunciaron un cráter que nunca existió, por ejemplo.
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