Pese a la crisis económica de alcance mundial desatada en 2007/2008 por
la especulación financiera, las políticas de los gobiernos occidentales que la
propiciaron siguen siendo las mismas. Juan Hernández Vigueras encuentra en los
lobbies financieros –esos mecanismos de presión de poderosa influencia en la
toma de decisiones políticas– la causa del statu quo que hoy inmoviliza a la
Unión Europea. Y lo ejemplifica cuando muestra que los lobbies financieros
–verdaderos “tentáculos del poder”– hacen fracasar todo intento de concretar en
leyes aprobadas en los Parlamentos la clamorosa demanda democrática por imponer
regulaciones normativas que limiten el todopoder de los mercados. Un fracaso
previsible, dado el fenómeno de la “puerta giratoria”: los mismos lobistas
pasan de los despachos de la banca privada a los escaños parlamentarios o a los
altos puestos ejecutivos del gobierno, para defender siempre un único interés,
el de las finanzas que ahogan la economía productiva, la que crea empleo e
inclusión social. El autor español coincide en su mirada crítica con
prestigiosos economistas. Así, por ejemplo, en un libro publicado en 2006,
Joseph Stiglitz sostuvo: “En las economías sofisticadas como la de Estados
Unidos, el soborno descarado ha sido ampliamente reemplazado por las
contribuciones a las campañas políticas, y posiblemente la recompensa no sea
simplemente la firma de un contrato para la construcción de una carretera a
precios superiores a los del mercado sino un cambio en la política económica,
cuyas derivaciones resultan muchísimo más costosas para toda la sociedad”.
–Usted
analiza en su último libro los principales mecanismos de lobby implementados
por el poder financiero a nivel global. Dentro de ese escenario, ¿qué lugar
ocupa la American Task Force Argentina?
–Es
un ejemplo del poder financiero pero puesto al servicio de unos intereses muy
concretos. Eso desde el punto de vista conceptual. El negocio de los fondos
buitre es la especulación, no crean riqueza ni nada. Pero yo lo veo más como
una muestra del poder que tiene hoy los grandes grupos financieros.
–Días
después del fallo adverso en el Tribunal de Nueva York, un economista vinculado
a la derecha defendió a los fondos buitre calificándolos como "tipos de
buena voluntad que compraron títulos para ahorrar". ¿Qué le parece esa
apreciación?
–Es
una posición poco seria y que defiende visiones muy personales, cuando no
intereses. Y por una razón muy sencilla: hasta donde yo sé no se trata de
aquellos fondos o particulares que adquirieron originariamente los bonos
argentinos, sino que los adquirieron en el mercado secundario posteriormente,
aprovechando la bajada posterior a las reestructuraciones que hubo. Eso en
origen. En cuanto a cómo se han comportado posteriormente, pues hombre, las
medidas que han adoptado, al margen de la ley, aprovechando el amparo que
tienen en Estados Unidos, desde el tema de la Fragata Libertad (N.d.R, retenida
en un puerto de Ghana durante más de dos meses) hasta la creación de un lobby
específico que cuesta mucho dinero –son inversiones adicionales– para conseguir
sus objetivos. Hay una parte que es estrictamente contra la Argentina, pero
también hay otra parte que tiene que ver con crear una pauta de funcionamiento
y someter a los estados más díscolos, aquellos que no aceptan la disciplina de
"los mercados", refiriéndonos particularmente a los mercados
financieros, que se han convertido en el gran poder. Cualquiera que
quiera obviar eso, además de estar negando la realidad, está contribuyendo a
ello. Puestos a pensar mal, ya que yo no conozco a este personaje, pues habría
que pensar que los fondos buitre se valen precisamente del lobby, y la labor
del lobby consiste en lograr presión mediática y crear estados de opinión
favorable a sus intereses.
–La
posición de la Argentina era que la problemática relacionada al accionar de los
fondos buitre forme parte de la declaración final en la cumbre del G-20 en San
Petersburgo. ¿Qué medida podría adoptarse para mitigar los efectos del accionar
de los fondos buitre?
–A
la altura a la que se ha llegado no es una cuestión de recetas, es una cuestión
de fondo, en el sentido de revalorizar lo que es el Estado frente a esa
globalización que ha creado y dado tanto poder a estos fondos de inversiones y
a la gran banca mundial. Sin pedir un cambio de sistema, el programa lo planteó
el G-20 en los primeros años, un programa de acciones a adoptar para lograr
transparencia y re-equilibrar el poder de las finanzas. Eso falló, al revés,
los cambios que se han hecho, superficiales, han sido puramente funcionales,
pues han traído un mayor poder de los grandes grupos financieros y de la banca.
Las preocupaciones sobre el sistema financiero se olvidaron. Parece que
la preocupación va más por el crecimiento, y más concretamente por las llamadas
economías emergentes, que siguen creciendo para que siga habiendo inversiones y
al mismo tiempo se pueda especular sobre la base de esas inversiones
directas.
A
la hora de graficar el poder acumulado por los grandes bancos usted cita una
frase del presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankein, quien dijo que
"los banqueros hacen el trabajo de Dios".
Lo
más grave es el poder que tienen en Washington, Estados Unidos. La labor
de los grandes bancos y del lobby financiero se vio frente a la reforma
financiera que planteó Barack Obama. Paradójicamente, está el caso de Citibank,
donde un porcentaje alto de su capital era del Estado americano, y sin embargo
invirtió grandes cantidades en presionar para que no se consiguieran los
objetivos del gobierno de Estados Unidos y del Congreso, claro está. Hay que ir
al fondo de la cuestión, y eso lo ha contado muy bien (Joseph) Stiglitz en
varios sitios, en el sentido de que en Estados Unidos, Washington está sometido
a la cultura de Wall Street. Si antes se decía que lo que era bueno para
General Motors era bueno para Estados Unidos, ahora se sigue pensando –incluso
después de la crisis– que lo que es bueno para Wall Street lo es para Estados
Unidos, con las consecuencias que estamos viviendo.
–En
el ranking de lobbystas más importantes, usted le da un lugar privilegiado al
Instituto de Finanzas Internacionales. ¿Cómo opera?
–Primero
por el poder en sí que representa. Se define como defensor de los bancos
calificados precisamente en el marco del G-20 como bancos de riesgos sistémicos,
o sea, aquellos que ante cualquier dificultad tienen que recibir la ayuda de
los Estados porque si caen, entran en quiebra o tienen dificultades, afectan a
todo el sistema. Y son defensores de eso. Luego, si uno examina la Web, en el
consejo de administración están todos los grandes bancos mundiales. Y lo que es
más grave, en las gestiones que hicieron recientemente en España, en la prensa
más significativa de España, desde El país hasta InterEconomía Televisión, que
defiende abiertamente intereses financieros, lo presentaron siempre a Joseph
Ackerman (antiguo presidente del IFI) como presidente de la Asociación de
Banqueros Alemanes, que andaba muy preocupado y venía técnicamente a ayudar.
Olvidaron que venía como presidente del IFI. La visita duró dos años, incluido
visitas al rey Juan Carlos. Una vez que llegó el momento, cuando ya se había
producido en España el giro político y se había aceptado la disciplina de los
mercados, pues entonces vino la visita de Charles Dallara (entonces director ejecutivo
del IFI) para entrar en los detalles y también la prensa lo planteó como un
asesoramiento técnico, como a gente que conoce los mercados y los problemas de
endeudamiento de los países, y vienen a ayudarnos. Como se dice en España, a
echarnos una mano.
–Concretamente,
¿cuál era el sentido de las visitas periódicas del IFI a España?
–La
realidad es que venían a supervisar cual era el proyecto del gobierno para
crear el llamado banco "malo", que es una sociedad mercantil de
gestión mixta privada y pública creada para comprarles a los bancos los activos
inmobiliarios tóxicos, es decir, invendibles, que carecen de todo valor de
mercado, para gestionarlos. Es decir, socializar las pérdidas de la
banca. Y la prueba del éxito es que 15 días después de la visita fue publicado
el Real Decreto y ya nadie protestó en la banca. Luego, entonces, el objetivo
lo habían conseguido.
–Después
de la crisis financiera desatada en 2008, lejos de perder, los bancos parecen
haber reforzado su rol a nivel global. ¿Está de acuerdo?
–Sin
duda alguna. Ha crecido con la ayuda de los contribuyentes, y naturalmente ha
aumentado su poder. El gran dilema hoy es el gran cambio que se está
produciendo en los gobiernos, en España es clarísimo. Los gobiernos
democráticos terminan no respondiendo a los intereses no ya de sus electores o
militantes, sino para terminar sometiéndose en eso que se ha dado en llamar los
mercados, ese poder difuso y confuso que es el mundo financiero. Eso lo hemos
visto en España con los dos últimos gobiernos, el anterior y el actual de forma
clarísima. No lo digo yo, es de dominio público. «
La banca controla a los medios
"A veces se olvida en la discusión de los medios que más
que un problema de Internet versus imprenta o del papel frente al digital, el
gran problema es que la banca y los grupos financieros controlan los grandes
medios. Piense que el New York Times, famoso por su independencia, tiene como
asesor bancario al Goldman Sachs. Es el gran problema de estos tiempos",
analiza Hernández Vigueras, y enseguida brinda un ejemplo. "Aquí en España
un trato habitual en la prensa es ‘Angela Merkel nos tiraniza’. Dejando de lado
lo que pueda haber derivado de la deficiencia institucional de Europa, lo que
la gente olvida es que Goldman Sachs dice que es el mejor socio del gobierno
alemán unido al Deutsche Bank, y que este último tiene un volumen de actividad
equivalente al 85% del PIB alemán, o sea, es un poder en sí mismo y por
su puesto contratante de lobbys en Europa y en todo el mundo. Fue uno de
los tantos inversores en lobbys para combatir la reforma de (Barack)
Obama porque tiene intereses mundiales. Yo creo que una labor de la prensa
sería llevar a la conciencia de los ciudadanos esa realidad. De hecho, mi
objetivo personal con el libro ha sido llevar visibilidad y ayudar a crear
conciencia crítica, que los que creemos en la democracia creemos que el poder
puede estar todavía en el pueblo". En medio de ese escenario, brindó su
diagnóstico sobre El País, principal periódico español. "Parte del
prestigio que conserva es verdad, pero responde mucho a los intereses del
sector financiero, porque desde el momento en que un periódico se endeuda y
debe 5 mil millones obvian determinadas cuestiones, cuando no manipulan
determinadas cosas. Para las personas que buscamos información por diversos
medios, sigue siendo válido. Pero en política juego mucho con unos y con otros.
El gran error del presidente (José María) Aznar fue meterse abiertamente
con El País. Ahí entran un poco las revoleadas personales. Pero vamos, es lo
que tenemos", concluye.
Juan Hernández
Vigueras
Doctor en Derecho, directivo de
grandes empresas y profesor universitario de postgrado. Se ha especializado en
la crítica política de la desregulación de los mercados financieros
globalizados. Participó activamente en el desarrollo del movimiento
internacional Attac y actualmente es miembro del Consejo Científico de
Attac-España y de la red mundial de ONG, asociaciones y expertos Tax Justice
Network, en cuya creación participó como miembro delsteering committee y
posteriormente, del comité Europeo. Es autor, entre otros libros, de Los
paraísos fiscales. Cómo los centros offshore socavan las democracias (2005); La
Europa opaca de las finanzas y sus paraísos fiscales offshore (2008), y El
casino que gobierna al mundo. Mañas y trampas del capitalismo financiero (2012,
Capital intelectual / Le Mondediplomatique). Colaboró durante años, como
analista de asuntos político-financieros, en las revistas Cambio 16 y Cuadernos
para el diálogo, y en el diario Público, la revista mensualTemas para el debate
y en diversos medio digitales. Mantiene dos blogs dedicados al análisis crítico
de la actualidad europea y el G-20: laeuropaopacadelasfinanzas.com y
alrescatedelosparaisosfiscales.
Fuente:
Le Monde diplomatique,
Tiempo Argentino y
laeuropaopacadelasfinanzas.com
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