El piberío Socialista de Jorge Rivas expone sus impresiones sobre el paro de ayer…


Los chicos de nuestra Juventud Socialista para la Victoria me piden difundir el documento político que escribieron sobre el paro de hoy. Aquí, el texto. (Diputado Nacional Jorge Rivas)

LA BUROCRACIA SINDICAL PARA, LOS TRABAJADORES NO



Queremos manifestar nuestro rechazo a la medida de fuerza que, en el día de hoy, una variopinta coalición sindical con apoyo empresario y de la derecha del PJ realiza en contra del gobierno nacion
al. Las lecciones de la historia argentina han sido concluyentes: nunca las coaliciones del sindicalismo en alianza con los grupos de la derecha empresarial han resultado beneficiosas para los trabajadores. El programa del paro tiene como plataforma un conjunto de reivindicaciones que coincide con el programa de fondo de la derecha argentina. Esto es, una denuncia de la inflación que no se diferencia de los planteos liberales y que no hace ninguna referencia a la responsabilidad empresaria por los aumentos de precios, una exigencia de seguridad convergente con el “manodurismo”, la total ausencia de las reivindicaciones de los sectores más postergados de los trabajadores, etc. La retórica de la convocatoria al paro sigue la línea de los medios de comunicación hegemónicos en la denuncia de un supuesto relato oficial que sería desmentido por la realidad, lo que hace al grupo convocante merecedor del título de CGT-TN, como lo han llamado algunos compañeros. El paro del 10/4 declara querer representar la disconformidad de los trabajadores con el gobierno. Sin embargo, no van a realizar ninguna clase de acto que centralice y propague las propuestas del paro. Este solo hecho demuestra la estafa política que encarna esta acción, ya que buscan evitar la falta de convocatoria real que tendrían si hicieran un acto público abierto. El paro se va a limitar a impedirle a los trabajadores asalariados llegar a su lugar de trabajo pero de ninguna manera trata de obtener su adhesión consciente. No quiere convencer e integrar a los trabajadores a una acción de clase real sino que solo busca participar con peso propio en la interna de la oposición de derecha al gobierno nacional. Es una acción política que se esconde detrás de su propio aparato. Una parodia de la lucha de clases. Los convocantes del paro expresan, por un lado lo más decadente del todavía vigente modelo de sindicalismo empresario (Barrionuevo, Moyano, etc) que ahoga la democracia sindical y, por otro lado la consumación completa del fracaso de una alternativa superadora a estos (la CTA de Micheli). También se agrega desde un segundo plano, la izquierda partidaria que se reivindica clasista, la cual, patéticamente, oficia de pequeña infantería de la burocracia sindical que dice combatir, pero a la que no duda en unirse en santa alianza en contra del gobierno nacional. Creemos que, así como el gobierno nacional ha luchado por democratizar los medios de comunicación, se hace necesario democratizar los sindicatos, acabando con el régimen de personería jurídica única para las organizaciones sindicales, que permite y estimula la permanencia de los mismos cuerpos dirigentes por décadas en la conducción gremial. Nuestra crítica a este paro no implica de ninguna manera una postura a favor de limitar el derecho de huelga. Este debe ser garantizado en toda circunstancia por el estado de derecho. Criticamos a este paro en virtud del posicionamiento político que expresa y a que más que una lucha obrera real se parece más a una caricatura de ésta. Es probable que el paro obtenga el efecto que busca producir, ya que los sindicatos tienen la suficiente capacidad para impedir por un día el normal desenvolvimiento de las actividades laborales. Pero carece completamente de fuerza política para cambiar el curso de la situación nacional. Simplemente se limita a tratar de darles un lugar más visible a los jerarcas del sindicalismo en el vasto arco de la coalición conservadora que enfrenta al gobierno nacional y que dirigen Clarín, la Sociedad Rural y otros grupos del establishment. Las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores, ni hablar de sus intereses históricos, van por un carril completamente distinto.


Es cierto, según el criterio de la mass media, 
este tipo debería ser carne de verdugo

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