El Diccionario del Diablo es la mayor creación literaria del
escritor norteamericano Ambrose Bierce, amigo de Twain, heredero de Poe y
Lovecraft. El texto contiene fuertes dosis de sarcasmo, ironía y humor negro
por lo cual puede ser de suma utilidad para el desarrollo de artículos
políticos. Es un pequeño aporte que hacemos desde este humilde espacio a favor
de enriquecer literariamente el cinismo que suele viajar por la red…
Letras: H-I-J-K-L
H
Hábeas Corpus, s. Recurso judicial que
permite sacar a un hombre de la cárcel cuando lo han encerrado por el delito
que no cometió, y no por los que realmente cometió.
Hábitos sacerdotales, s. p. l. Traje abigarrado que
usan los payasos de la Corte Celestial.
Hablar, v. i. Ser indiscreto sin ser tentado, a partir
de un impulso sin propósito.
Hada,
s. Ser de formas diversas y variados dones que habitaba antiguamente los prados
y los bosques. Tenía hábitos nocturnos y era afecta a la danza y al robo de
niños. Los naturalistas sostienen que las hadas se han extinguido en la
actualidad, aunque un clérigo anglicano vio tres en las proximidades de
Colchester, en 1855, al atravesar un parque después de cenar con el dueño de un
castillo. El espectáculo lo sobresaltó de tal modo, que sólo pudo dar un relato
incoherente. En 1807, una banda de hadas visitó un bosque, cerca de Aix, y se
llevó a la hija de un campesino que había entrado allí con un atado de ropas.
Por la misma época desapareció el hijo de un adinerado burgués, aunque más
tarde regresó. Había presenciado el rapto y perseguido a las hadas. Justinian
Gaux, escritor del siglo XIV, asegura que el poder de transformación de las
hadas es tan grande que en cierta oportunidad observó cómo una de ellas se
convertía en dos ejércitos rivales que libraban una sangrienta batalla; al día
siguiente, cuando el hada recuperó su forma original y se marchó, quedaron
sobre el terreno setecientos cadáveres que debieron enterrar los campesinos. No
aclara si alguno de los heridos sobrevivió. En tiempo de Enrique III de
Inglaterra, se promulgó una ley que condenaba a muerte a quien "matare,
hiriere o mutilare" un hada. Esa ley fue universalmente acatada.
Hades, s. El mundo interior; residencia de los
espíritus difuntos; lugar donde viven los muertos. Entre los antiguos, el Hades
no era sinónimo del Infierno, y algunos de los hombres más respetables de la
antigüedad residían allí muy cómodamente. En rigor, los propios campos Elíseos
eran parte del Hades, aunque más tarde se trasladaron a París. Cuando la
versión jacobina del Nuevo Testamento estaba en proceso de evolución, la
mayoría de los piadosos sabios ocupados en la obra, insistieron en traducir la
palabra griega Aidns como "Infierno"; pero un concienzudo miembro de
la minoría se apoderó secretamente de las actas y tachó la objetable palabra
donde quiera la encontró. En la próxima reunión, el obispo de Salisbury,
revisando la obra, se paró de un salto y exclamó, muy excitado: "¡Señores,
alguien ha abolido el infierno!" Años despues el prelado pudo morir en paz
reflexionando que (con la ayuda de la Providencia) había realizado un aporte
útil e inmortal al inglés cotidiano.
Halo,
s. En sentido lato, anillo luminoso que rodea un cuerpo astronómico;
frecuentemente se lo confunde con la "aureola" o "nimbo",
fenómeno bastante similar que usan a modo de tocado los santos y las
divinidades. El halo es una ilusión puramente óptica, producida, como el
arcoiris, por la humedad del aire; mientras que la aureola es conferida como
signo de extraordinaria santidad, del mismo modo que la mitra de un obispo o la
tiara del papa. En el cuadro La Natividad de Szedgkin, piadoso artista de
Pesth, aparecen con el nimbo no sólo la Virgen y el Niño, sino un asno que come
heno del pesebre sagrado y que, dicho sea en su perdurable honor, parece
sobrellevar la insólita distinción con toda la gracia de un santo.
Harmonistas, s. Secta de protestantes, ahora extinguidos, que
llegaron de Europa a comienzos del siglo XVIII y se distinguieron por la ferocidad
de sus controversias y disensiones internas.
Hibernar, v. i. Pasar el invierno en reclusión doméstica.
Las creencias populares sobre la hibernación de distintos animales son
numerosas y raras. Muchos creen que el oso hiberna todo el invierno y subsiste
lamiéndose mecánicamente las zarpas. Se admite que en la primavera sale de su
retiro, tan flaco, que tiene que probar dos veces antes de proyectar una
sombra. Hace tres o cuatro siglos, en Inglaterra, se daba por sentado que las
golondrinas pasan el invierno entre el lado del fondo de los arroyos, agrupadas
en masas globulares. La suciedad de ese medio, al parecer, las ha hecho
desistir de semejante costumbre. En Asia Central, Sotus Escobius descubrió toda
una tribu que practica la hibernación. Algunos investigadores creen que el
ayuno de cuaresma fue originariamente una forma de hibernación a la que la
Iglesia dio significado religioso.
Híbrido, s. Diferencia conciliada.
Hidra, s. Animal que en los antiguos catálogos figura
bajo muchos encabezamientos.
Hiena, s. Bestia reverenciada por algunos pueblos
orientales, gracias a su costumbre de saquear los cementerios. Lo mismo hacen
los estudiantes de medicina.
Hígado, s. Órgano rojo, de gran tamaño, que la
naturaleza nos da previsoramente para permitirnos ser biliosos. Los
sentimientos y emociones que asientan en el corazón --como sabe ahora todo
anatomista literario-- infestaban el hígado según creencias más antiguas; e
inclusive Gascoygne, hablando del costado emocional de la naturaleza humana, lo
llama "nuestra parte hepática". En una época se le consideró la sede
de la vida; de ahí su nombre (en ingles "liver", vividor). Para el
ganso, el hígado es un don del cielo; sin él no podría suministrarnos el
"paté de foie".
Hilo,
s. Tela cuya fabricación, cuando está hecha de cáñamo, acarrea un gran
desperdicio de cáñamo.
Hipogrifo, s. Animal, ahora extinguido, que era mitad
caballo y mitad grifo. El grifo en sí era un animal compuesto, mitad león y
mitad águila. El hipogrifo, pues, sólo era un cuarto de águila, o sea dos
dólares con cincuenta céntimos en oro. El estudio de la zoología está lleno de
sorpresas.
Hipócrita, s. El que profesando virtudes que no respeta se
asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.
Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi
siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares
casi siempre necios.
Historiador, s. Chismoso de trocha ancha.
Hogar, amargo hogar.
Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática
contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser.
Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia
especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado
todo el mundo habitable, además del Canadá.
Homeópata, s. Humorista de la medicina.
Homeopatía, s. Escuela de medicina que está a mitad de
camino entre la alopatía y la Ciencia Cristiana. Esta última es muy superior a
todas las otras, pues puede curar enfermedades imaginarias, cosa que resulta imposible
a las demás.
Homicidio, s. Muerte de un ser humano por otro ser humano.
Hay
cuatro clases de homicidio: felón, excusable, justificable y encomiable, aunque
al muerto no le importa mucho si lo han incluido en una o en otra; la
distinción es para uso de abogados.
Honorable, adj. Dícese de lo que está afligido por un
impedimento en su capacidad general. En las cámaras legislativas se acostumbra
dar el título de "honorable" a todos los miembros. V.g.: "El
honorable diputado es un perro sarnoso".
Hospitalidad, s. Virtud que nos induce a
alojar y alimentar a personas que no necesitan alojamiento ni alimento.
Hostilidad, s. Sentimiento exacerbado de la superpoblación
terrestre. Puede ser activa o pasiva. Es activa, por ejemplo, la hostilidad de
una mujer hacia sus amigas; y pasiva, la que alberga hacia todas las demás
mujeres.
Huérfano, s. Persona a quien la muerte ha privado de la
posibilidad de ingratitud filial, privación que toca con singular elocuencia
todas las cuerdas de la simpatía humana. Cuando es joven, el huérfano es
enviado a un asilo, donde cultivando cuidadosamente su rudimentario sentido de
la ubicación, se le enseña a conservar su lugar. Luego se lo instruye en las
artes de la dependencia y el servilismo y finalmente se lo suelta para que vaya
a vengarse del mundo convertido en lustrabotas o en sirvienta.
Humanidad, s. La raza humana, colectivamente, con exclusión
de los poetas antropoides.
Humildad, s. Paciencia inusitada para planear una venganza
que valga la pena.
Humillación, s. Actitud mental decente y habitual en
presencia del dinero o el poder. Peculiarmente apropiada en un empleado cuando
se dirige a su patrón.
Humorista, s. Plaga que habría ablandado la gélida rudeza
de corazón del Faraón, incitándolo a liberar a los hijos de Israel y a
mandarlos rápidamente a su país, con sus mejores deseos.
Huracán, s. Manifestación atmosférica antes muy común,
pero que hoy es reemplazada generalmente por el tornado y el ciclón. El huracán
goza todavía de preferencia popular en las Indias Occidentales, y algunos
marinos anticuados lo prefieren. Se usa también para construir la cubierta
superior de los vapores, pero en términos generales puede decirse que la
utilidad del huracán ha sobrevivido al huracán mismo.
Hurí,
s. Atractiva señora que habita el paraíso mahometano, alegrando las horas del
buen musulmán, cuya creencia en las huríes es síntoma de un noble descontento
con su esposa terrestre que, según él, no tiene alma. Se dice que las esposas
no aprecian a las huríes.
I
I I. Primera letra del alfabeto,
primera palabra del idioma, primer pensamiento de la mente, primer objeto del
afecto; en gramática inglesa, es el pronombre "yo". Se dice que su
plural es "nosotros", pero cómo puede existir más de un yo, es algo
que resulta más claro a los 72 gramáticos que al autor de este incomparable
diccionario. La concepción de dos yoes es difícil, pero magnífica. El uso
franco aunque elegante del "yo" distingue a un buen escritor de uno
malo; éste lo asume como un ladrón que quiere esconder el botín bajo la capa.
Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu cuya
influencia en los asuntos humanos ha sido siempre dominante. La actividad del
Idiota no se limita a ningún campo especial de pensamiento o acción, sino que
"satura y regula el todo". Siempre tiene la última palabra; su
decisión es inapelable. Establece las modas de la opinión y el gusto, dicta las
limitaciones del lenguaje, fija las normas de la conducta.
Ignorante, s. Persona desprovista de ciertos conocimientos
que usted posee, y sabedora de otras cosas que usted ignora.
Ilusión, s. Madre de una respetabilísima familia, que
incluye al Entusiasmo, el Afecto, la Abnegación, la Fe, la Esperanza, la
Caridad y muchos otros vástagos igualmente virtuosos.
Ilustre, adj. Favorablemente situado para recibir las
flechas de la malicia, la envidia y la calumnia.
Imaginación, s. Depósito de mercaderías que poseen en común
los poetas y los mentirosos.
Imbecilidad, s. Especie de inspiración divina o fuego sagrado
que anima a los detractores de este diccionario.
Imparcial, adj. Incapaz de percibir promesa de ventaja
personal en la adhesión a uno de los bandos de una controversia, o en la
adopción de una entre dos ideas en conflicto.
Impenitencia, s. Estado de ánimo
intermedio, en el tiempo, entre el pecado y el castigo.
Impiedad, s. Irreverencia del prójimo hacia mis dioses.
Imposición, s. Acto de bendecir o consagrar imponiendo las
manos: ceremonia común a muchos sistemas eclesiásticos, pero que es realizada
con máxima sinceridad por la secta de los Ladrones.
Impostor, s. Rival que también aspira a los honores
públicos.
Imprevisión, s. Satisfacción de las necesidades de hoy con
las rentas de mañana.
Impunidad, s. Riqueza.
Inadmisible, adj. Que no merece ser considerado. Dícese de
ciertos testimonios que los jurados son incapaces de apreciar, y que en
consecuencia los jueces rechazan, aun en procedimientos de los que son los
únicos árbitros. La evidencia de oídas es inadmisible, porque la persona a
quien se cita no ha prestado juramento y no puede ser interrogada por el
tribunal; no obstante, la evidencia de oídas sirve diariamente de fundamento a
las más importantes acciones, militares, políticas, comerciales y de cualquier
otra clase. No existe en el
mundo una religión que no se funde en la evidencia de oídas. La revelación es
evidencia de oídas; que las Escrituras sean la palabra de Dios, es cosa que
sabemos solamente por el testimonio de hombres muertos hace mucho tiempo, cuya
identidad no está claramente establecida y que no prestaron ningún tipo de
juramento. Según las reglas de la evidencia judicial ninguna de las
afirmaciones de la Biblia sería admisible ante un tribunal. Tampoco podría
probarse que la batalla de Blenheim se libró, que existió Julio César,
que hubo un imperio asirio. En cambio, y puesto que los archivos judiciales
constituyen evidencia admisible, puede probarse fácilmente que han existido
poderosos y perversos magos que fueron un azote para la humanidad. La evidencia
(confesiones inclusive) que sirvió para condenar y ejecutar por hechiceras a
ciertas mujeres, no tenía fallas; aun hoy es inatacable. Las decisiones
judiciales fundadas en ella eran justas dentro de la lógica y la ley. Nada está
mejor probado ante un tribunal que los cargos de brujería que llevaron
a tantos a su muerte. Si las brujas no existieran, el testimonio humano y la
razón humana carecerían igualmente de valor.
Inauspiciosamente, adv. De manera poco
promisoria, por ser desfavorables los auspicios. Antes de emprender cualquier
acción importante, los romanos acostumbraban obtener de los augures algún dato
sobre el probable resultado; uno de los métodos de adivinación más dignos de
confianza consistía en observar el vuelo de las aves, y los pronósticos que de
ahí surgían se llamaban auspicios. Periodistas y algunos lexicógrafos dan a la
palabra el sentido de "patrocinio" o "dirección",
verbigracia: "Las celebraciones se realizaron bajo los auspicios de la
Antigua y Venerable Orden de Ladrones de Cadáveres" o "Los festejos
fueron auspiciados por los Caballeros del Hambre".
Incompatibilidad, s. En el matrimonio,
semejanza de gustos, en particular el gusto por la dominación. La
incompatibilidad, sin embargo, puede asumir la forma de una pacífica madre de
familia que vive a la vuelta de la esquina. Se conocen algunas
incompatibilidades con bigote.
Incompatible, adj. Incapaz de existir en
presencia de otra cosa. Dos cosas son incompatibles cuando el mundo del ser
tiene espacio suficiente para una, pero no para las dos: por ejemplo, la poesía
de Walt Whitman y la misericordia de Dios con el hombre. Las palabras
"Señor, somos incompatibles" reemplazan con ventaja a la vulgar
expresión "Vaya a bañarse; si lo veo de nuevo, lo mato".
Inconducta, s. Infracción de la ley que posee menos dignidad
que la felonía y no autoriza el ingreso en la mejor sociedad criminal.
Incubo, s. Miembro de una raza de demonios
extraordinariamente impúdicos que, aunque no del todo extinguidos, han conocido
mejores noches. Para una descripción completa de los "incubi" y los
"succubi" (y también de las "incubae" y las
"succubae"), consultar el Liber Demonorum de Protassus (Paris, 1328),
donde hay muchas informaciones curiosas que estarían fuera de lugar en un
diccionario destinado a servir de texto en las escuelas públicas. Víctor Hugo
relata que en las Islas del Canal de la Mancha, el propio Satanás (sin duda
tentado más que en otros sitios por la belleza de las mujeres) suele hacerse el
íncubo, con gran alarma y escándalo de las buenas señoras que, en términos
generales, quieren ser fieles a sus votos matrimoniales. Cierta dama acudió al
párroco para averiguar cómo podría, en la oscuridad, distinguir al osado
intruso de su marido. El santo varón le aconsejó tocarle la frente para ver si
llevaba cuernos; Hugo es lo bastante descortés como para insinuar sus dudas
sobre la eficacia del método.
Indice, s. Dedo que se usa generalmente para señalar a
los malechores.
Indecisión, s. Factor principal del éxito, porque como dice
Sir Thomas Brewbold, "sólo hay una manera de no hacer nada, y muchas
maneras de hacer algo, y entre estas una sola es la correcta; de ahí que el
indeciso que se queda quieto tiene menos probabilidades de equivocarse que
quien se lanza a la acción". --Su rápida decisión de atacar --le dijo
cierta vez el general Grant al general Gordon Granger-- fue admirable. Sólo
tuvo usted cinco minutos para decidirse. --Si, señor --respondió el victorioso
subordinado--, es importante saber lo que debe hacerse en una emergencia.
Cuando no sé si atacar o retirarme, jamás vacilo: tiro al aire una moneda.
--¿Quiere decir que eso es lo que acaba de hacer?-- Si, mi general, pero le
ruego no reprenderme. Desobedecí a la moneda.
Indefenso, adj. Incapaz de atacar.
Independiente, adj. En política, enfermo de
autorrespeto. Es término despectivo.
Indigestión, s. Enfermedad que el paciente y sus amigos
suelen tomar por profunda convicción religiosa e interés en la salvación de la
humanidad. Como dijo el sencillo Piel Roja del desierto: "Yo bien no reza;
gran dolor barriga, mucho Dios".
Indiscreción, s. Culpa de las mujeres.
Indultar, v. t. Remitir una pena y devolver al acusado a
una vida criminal. Agregar a la fascinación del crimen la tentación de la
ingratitud.
Ineficaz, adj. Dícese de lo que no está calculado para
favorecer nuestros intereses.
Infiel, adj. y s. Dícese, en New York, del que no cree
en la religión cristiana; en Constantinopla, del que cree. Especie de pillo que
no reverencia adecuadamente ni mantiene a teólogos, eclesiásticos, papas,
pastores, canónigos, monjes, mollahs, vudús, hierofantes, prelados, obíes,
abates, monjas, misioneros, exhortadores, diáconos, frailes, hadjis, altos
sacerdotes, muecines, brahamanes, hechiceros, confesores, eminencias,
presbíteros, primados, prebendarios, peregrinos, profetas, imanes,
beneficiarios, clérigos, vicarios,arzobispos,
obispos, priores, predicadores, padres, abadesas, calógeros, monjes
mendicantes, curas, patriarcas, bonzos, santones, canonesas, residenciarios,
diocesanos, diáconos, subdiáconos, diáconos rurales, abdalas, vendedores de
hechizos, archidiáconos, jerarcas, beneficiarios, capitularios, sheiks,
talapoins, postulantes, escribas, gurús, chantres, bedeles, fakires,
sacristanes, reverendos, revivalistas, cenobitas, capellanes, mudjoes,
lectores, novicios, vicarios, pastores, rabís, ulemas, lamas, derviches,
rectores, cardenales,prioresas,
sufragantes, acólitos, párrocos, sulíes, muftis y pumpums.
Infralapsario, s. El que se atreve a creer
que Adán no tenía necesidad de pecar, si no quería; por oposición a los
supralapsarios que sostienen que su caída estaba decretada desde el comienzo. A
los infralapsarios se les llama a veces supralapsarios, sin que ello altere la
importancia o lucidez de sus opiniones sobre Adán.
Injusticia, s. De todas las cargas que soportamos o
imponemos a los demás, la injusticia es la que pesa menos en las manos y más en
la espalda.
Inferiae, s (latín). Entre los griegos y los romanos,
sacrificios propiciatorios de los Dei Manes, o almas de los héroes muertos. Los
piadosos antiguos no pudieron inventar dioses suficientes para satisfacer sus
necesidades espirituales, y debieron recurrir a un número de deidades de
relleno que fabricaban con los materiales menos promisorios. Fue mientras
sacrificaba un buey al espíritu de Agamenón que Laiaides, sacerdote de Áulide,
se vio favorecido por la aparición del espectro de ese ilustre guerrero, quien
le narró proféticamente el nacimiento de Cristo y el triunfo del cristianismo,
dándole además una reseña rápida, pero pasablemente completa, de los
acontecimientos hasta el reinado de San Luis. El relato terminó abruptamente en
ese punto, debido al desconsiderado canto de un gallo, que obligó al espectral
Rey de Hombres a volver al trote al Hades. Esta historia tiene 78 un delicado
sabor medieval, y como no se ha podido rastrear su origen más allá del padre
Brateille, piadoso aunque oscuro escritor de la Corte de San Luis,
probablemente no nos equivocaremos si la consideramos apócrifa, aunque monseñor
Capel piense otra cosa.
Influencia, s. En política, un quo ilusorio que se da a
cambio de un quid sustancial.
Infortunio, s. Especie de fortuna que siempre llega.
Ingenio, s. Sal con que el humorista americano arruina su
cocina intelectual, al omitirla.
Ingenuidad, s. Seductora cualidad que alcanzan las mujeres
mediante largo estudio e intensa práctica con sus admiradores varones, que de
buena gana la confunden con el sencillo candor de sus hijos.
Ingrato, s. El que recibe un beneficio de otro, o es
objeto de una caridad cualquiera.
Injuria, s. Ofensa que sigue en gravedad a un desdén.
Inmigrante, s. Persona inculta que piensa que un país es
mejor que otro.
Inmoral, adj. Impráctico. Todo lo que resulta poco
práctico para los hombres, llega a ser considerado perverso e inmoral. Si las
nociones humanas del bien y del mal tuvieran otra base que la utilidad; si se
originaran, o pudieran originarse, de otro modo; si las acciones tuvieran en sí
mismas un carácter moral independiente de sus consecuencias; entonces toda la
filosofía sería una mentira, y la razón una enfermedad de la mente.
Innato, adj. Natural, inherente, como las ideas innatas,
que poseemos al nacer, porque nos fueron dadas antes de venir al mundo. La
doctrina de las ideas innatas es una de las más admirables creencias de la
filosofía, siendo ella misma una idea innata y por lo tanto irrefutable, aunque
Locke neciamente creyó "ponerle un ojo en compota". Al número de las
ideas innatas ya clasificadas, debemos agregar la creencia en nuestra capacidad
para dirigir un diario, en la grandeza de nuestro país, en la superioridad de
nuestra civilización, en la importancia de nuestros asuntos personales y en el
interés que nuestras enfermedades presentan para los demás.
Inscripción, s. Una cosa escrita sobre otra cosa. Hay muchas
clases de inscripciones, pero en general están destinadas a conmemorar la fama
de alguna persona ilustre y transmitir a épocas distantes el recuerdo de sus
servicios y virtudes. A esta clase de inscripciones, pertenece el nombre de
John Smith, escrito a lápiz sobre el monumento a Washington. He aquí algunos
ejemplos de inscripciones recordatorias en lápidas (ver Epitafio). Mi cuerpo
yace en el suelo Mas el alma subió al cielo; Pero el Día llegará Y mi cuerpo se
alzará Para que del cielo goce. 1812. Ella sufrió sin queja su dolencia Fue
inútil el auxilio de la ciencia; La muerte de pesares la libró; Con su esposo
en el Cielo se reunió. "Aquí yace Jeremías Arbol. Fue abatido el 9 de mayo
de 1862 a los 27 años, 4 meses y 12 días. Indígena."
Insensible, adj. Dotado de gran fortaleza para soportar los
males que aquejan a los demás. Cuando le dijeron a Zenón que uno de sus
enemigos había muerto, se lo vio profundamente conmovido. --¡Qué! --exclamó uno
de sus discípulos-- ¿Lloras la muerte de un enemigo?--Ah, es cierto --repuso el
gran estoico-- Pero deberías verme sonreír ante la muerte de un amigo.
Insignias, s. Distintivos, joyas y trajes de órdenes
antiguas y venerables como: los Caballeros de Adán; los Visionarios del Divino
Blablá; la Antigua Orden de los Modernos Trogloditas; la Liga de la Santa
Farsa; la Dorada Falange de los Falangistas Marsupiales; la Gentil Sociedad de
Vagabundos Expurgados; la Mística Alianza de Exquisitos Regalianos; las Damas y
Caballeros del Perro Amarillo; la Oriental Orden de los Hijos de Occidente; La
Orfandad de los Insufribles; los Guerreros de Arco Largo; los Guardianes de la
Gran Cuchara de Cuerno; la Banda de Bestias; la Impenitente Orden de Azotadores
de Esposas; la Sublime Legión de Conspicuos Rimbombantes; los Adoradores del
Santuario Galvanoplástico; los Inaccesibles Resplandecientes; los Jenízaros del
Pavorreal; la Gran Cábala de Sedentarios; la Fraternidad de los Verrugosos; la
Cooperativa del Candelero; los Discípulos Militantes de la Fe Oculta; los
Caballeros Defensores del Perro Doméstico; los Guardianes de la Letrina
Mística; la Misteriosa Orden del Manuscrito Indescifrable; Los Monarcas del
Mérito y el Hambre; los Prelados de la Bañera y la Espada.
Insurrección, s. Revolución fallida.
Fracaso de opositores que pretenden reemplazar un gobierno malo por otro
desastroso.
Intemperie, s. Lugar donde ningún gobierno ha podido cobrar
impuestos. Su función principal es inspirar a los poetas.
Intención, s. Conciencia del predominio que un grupo de
influencias ejerce en nuestro espíritu sobre otro grupo de influencias. Efecto
cuya causa es la inminencia, real o supuesta, de un acto involuntario.
Intérprete, s. El que permite a dos personas de distinto
idioma comprenderse, repitiendo a cada una lo que convendría al intérprete que
dijera la otra.
Interregno, s. Período durante el cual una monarquía es
gobernada por un lugar aún tibio en el almohadón de un trono. La experiencia de
permitir que ese lugar se enfríe ha dado generalmente malos resultados, en
virtud del entusiasmo que despliegan, para volver a calentarlo, numerosas
personas dignas.
Intimidad, s. Relación a que son providencialmente
arrastrados los necios a fin de destruirse.
Inventor, s. Persona que construye un ingenioso
ordenamiento de ruedas, palancas, y resortes, y cree que eso es civilización.
Ira,
s. Enojo de grado y cualidad superiores que corresponde a personajes
encumbrados y a ocasiones importantes: como "la ira de Dios",
"los días de ira", etc. Los antiguos consideraban sagrada la ira de
los reyes y de los sacerdotes, porque generalmente podía manifestarse a través
de un dios. Los griegos frente a Troya fueron tan hostigados por Apolo, que
saltaron de la sartén de la ira de Crises al fuego de la cólera de Aquiles,
aunque Agamenón, el único ofensor, no resultó asado ni quemado. Inmunidad
parecida gozó David cuando incurrió en la cólera de Yahveh por censar a su
pueblo, del que setenta mil pagaron la pena con sus vidas. En la actualidad
Dios es Amor y los censistas pueden cumplir su trabajo sin temor al desastre.
Irreligión, s. La más importante entre las grandes creencias
de este mundo.
J
J. una consonante en ingles, pero
algunas naciones la usan como vocal, lo que es el colmo del absurdo. Su forma
original, que ha sido apenas modificada, era la de la cola de un perro
apaleado; en realidad, no era una letra, sino un signo que representaba al
verbo latino "jacere", "tirar", porque la cola de perro
asume esa forma cuando le tiran una piedra. Tal es el origen de esta letra,
según lo ha explicado el prestigioso Dr. Jocolpus Bumer, de la Universidad de
Belgrado, quien divulgó sus conclusiones sobre el tema en una obra de tres
volúmenes en cuarto y se suicidó al enterarse de que en el alfabeto romano la J
no tenía cola.
Jábega, s. Red barredera. Para atrapar peces se hace con
una malla gruesa y ruda; las mujeres se atrapan más fácilmente mediante un
tejido singularmente delicado que lleva, a modo de plomada, pequeñas piedras
talladas.
Jineta, s. En el ejército, insignia que permite
distinguir a un oficial del enemigo; o sea, del oficial de grado inmediatamente
inferior que ascendería gracias a su muerte.
Juramento, s. En derecho, solemne promesa ante Dios, que la
conciencia debe cumplir so pena de perjurio.
Justicia, s. Artículo más o menos adulterado que el Estado
vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios
personales.
Juventud, s. Período de lo Posible, cuando Arquímedes
encuentra un punto de apoyo. Casandra tiene quien la escuche y siete ciudades
compiten por el honor de mantener a un Homero viviente.
K
Kilt,
s. Traje que suelen usar los escoceses en Norteamérica y los norteamericanos en
Escocia.
Korán, s. Libro que los mahometanos, neciamente, creen
escrito por inspiración divina, pero que los cristianos consideran una perversa
impostura, contraria a las Sagradas Escrituras.
L
Ladrón, s. Comerciante candoroso. Se cuenta de Voltaire
que una noche se alojó, con algunos compañeros de viaje, en una posada del
camino. Después de cenar, empezaron a contar historias de ladrones. Cuando le
llegó el turno a Voltaire dijo:--Hubo una vez un Recaudador General de
Impuestos --y se calló. Como los demás lo alentaron a proseguir, añadió:--Ese
es el cuento.
Ladrón de cadáveres, s. El que despoja de gusanos
los sepulcros. El que provee a los médicos jóvenes lo que los médicos viejos
han provisto al enterrador. La hiena.
Lamentable, adj. Estado de un enemigo o adversario después
de un encuentro imaginario con uno mismo.
Laocoonte, s. Famosa escultura antigua que representa a un
sacerdote de ese nombre y a sus dos hijos entre los anillos de dos monstruosas
serpientes. El arte y diligencia con que el anciano y sus muchachos sostienen a
las serpientes y las obligan a realizar su tarea constituyen una de las más
nobles ilustraciones artísticas del dominio de la inteligencia humana sobre la
inercia bruta.
Lástima, s. Sensación de inmunidad, inspirada por el
contraste.
Legal, adj. Compatible con la voluntad del juez
competente.
Lenguaje, s. Música con que encantamos las serpientes que
custodian el tesoro ajeno.
Lexicógrafo, s. Individuo pestilente que so pretexto de
registrar un determinado estadio en el desarrollo de una lengua, hace lo que
puede para detener su crecimiento, quitarle flexibilidad y mecanizar sus
métodos. El lexicógrafo, después de escribir su diccionario, se convierte en
"autoridad", cuando su función es simplemente hacer una recopilación
y no dictar una ley. El natural servilismo de la inteligencia humana, al
investirlo de un poder judicial, renuncia a su derecho a la razón y se somete a
una mera crónica como si fuera un estatuto legal. Basta, por ejemplo, que el
diccionario catalogue a una palabra de buena ley como "obsoleta" u
"obsolescente", para que pocos hombres se atrevan a usarla en
adelante, por mucho que la necesiten y por conveniente que sea. De este modo el
empobrecimiento se acelera y el idioma decae. Por el contrario, el escritor
audaz y cultivado que sabe que el idioma crece por innovación --cuando crece--,
y fabrica nuevas palabras o usa las viejas en un sentido poco familiar,
encuentra pocos adeptos. Enseguida le señalan agriamente que "eso no está
en el diccionario", aunque antes de aparecer el primer lexicógrafo (¡que
Dios lo perdone!) nadie había usado una palabra que estuviera en el
diccionario. En la época de oro del idioma inglés, cuando de labios de los
grandes isabelinos brotaban palabras que formaban su propio significado,
evidente en su sonido mismo, cuando eran posibles un Shakespeare y un Bacon, y
el idioma, que hoy muere rápidamente por una punta y se renueva despacio por la
otra, crecía vigoroso y se conservaba dulce como la miel y fuerte como un león,
el lexicógrafo era una persona desconocida, y el diccionario una obra para cuya
creación el Creador no lo había creado.
Libertad, s. Uno de los bienes más preciosos de la
Imaginación, que permite eludir cinco o seis entre los infinitos métodos de
coerción con que se ejerce la autoridad. Condición política de la que cada
nación cree tener un virtual monopolio. Independencia. La distinción entre
libertad e independencia es más bien vaga, los naturalistas no han encontrado
especímenes vivos de ninguna de las dos.
Libertino, s. El que ha corrido tras el placer con tanto
ardor, que tuvo la desgracia de pasarlo de largo.
Libro de recortes, s. Libro editado por un tonto
con las tonterías que se dicen sobre él.
Ligas, s. Bandas elásticas destinadas a impedir que una
mujer salga de sus medias y devaste el país.
Lío,
s. Salario de la coherencia.
Lira,
s. Antiguo instrumento de tortura. Hoy la palabra se usa figuradamente con el
sentido de facultad poética.
Litigante, s. Persona que está por entregar la piel con la
esperanza de conservar los huesos.
Lobisón, s. Lobo que fue una vez, o es a veces, un
hombre. Todos los lobisones tienen un carácter maligno, pues han asumido una
forma bestial para gratificar un apetito bestial; pero algunos, transformados
por artes de brujería, son tan humanos como lo permite su gusto adquirido por
la carne humana. En cierta oportunidad, unos campesinos bávaros capturaron un
lobo, lo ataron por la cola a un poste y como era de noche, se fueron a dormir.
A la mañana siguiente, el lobo había desaparecido. Muy perplejos, consultaron
al cura local, quien les dijo que el cautivo era indudablemente un lobisón, y
que había reasumido su forma humana durante la noche. --La próxima vez que
atrapéis un lobo --dijo el buen hombre-- encadenadlo por la pata, y a la mañana
siguiente encontraréis un luterano.
Loco,
adj. Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia
intelectual; del que no se conforma a las normas de pensamiento, lenguaje y
acción que los conformantes han establecido observándose a sí mismos; del que
no está de acuerdo con la mayoría; en suma, de todo lo que es inusitado. Vale
la pena señalar que una persona es declarada loca por funcionarios carentes de
pruebas de su propia cordura. Por ejemplo, el ilustre autor de este Diccionario
no se siente más convencido de su salud mental que cualquier internado en un
manicomio, y --salvo demostración en contrario-- es posible que en vez de la
sublime ocupación a que cree dedicar sus facultades, esté golpeando los puños
contra los barrotes de un asilo y afirmando ser Noé Webster, (autor del
diccionario Webster) ante la inocente delectación de muchos espectadores
desprevenidos.
Locuacidad, s. Dolencia que vuelve al paciente incapaz de
contener la lengua cuando uno quiere hablar.
Locura, s. Ese "don y divina facultad" cuya
energía creadora y ordenadora inspira el espíritu del hombre, guía sus actos y
adorna su vida.
Locomaquia, s. Guerra en que las armas son palabras y las
heridas, pinchazos en la vejiga natatoria de la autoestima; especie de lucha en
que al vencedor se le niega la recompensa de la victoria porque el vencido es
inconsciente de su derrota.
Longevidad, s. Prolongación poco común del temor a la
muerte.
Lord,
s. En la sociedad norteamericana, turista inglés de rango superior al de un
viajante de comercio. La palabra "Lord", que significa Señor, se usa
también a veces como título del Supremo Hacedor; pero en esto prima la lisonja
sobre la reverencia.
Luminaria, s. El que arroja luz sobre un tema; verbigracia,
un secretario de redacción cuando no escribe sobre ese tema.
Lunario, s. Habitante de la luna. No debe confundirse con
el lunático, que es habitado por la luna. Los lunarios han sido descritos por
Luciano, Locke y otros observadores, que no se han puesto mayormente de
acuerdo. Bragellos, por ejemplo, afirma que son anatómicamente idénticos al
hombre, mientras que el profesor Newcomb asegura que se parecen más a los
tribeños de Vermont.
Lunes, s. En los países cristianos, el día que sigue al
partido de béisbol.
LL.D. ras que designan el título de
"Legumastuciorum Doctor", o sea erudito en leyes, provisto de astucia
legal.( significa, en realidad, "Legum Doctor", doctor en Leyes.).
Pero esta derivación resulta sospechosa si se tiene en cuenta que antiguamente
el título se abreviaba ££.d. (Libras y peniques) , y era conferido solamente a
caballeros adinerados. Actualmente, la Universidad de Columbia considera la
posibilidad de crear otro título para clérigos, en lugar del antiguo D.D.
(significa "Divinitatis Doctor", doctor en teología) o "Damnator
Diaboli". El nuevo honor será conocido como "Sanctorum Custus",
y se escribirá $$ cts. El reverendo John Satán ha sido propuesto como primer
destinatario del título.
Lógica, s. Arte de pensar y razonar en estricta
concordancia con los límites e incapacidades de la incomprensión humana. La
base lógica es el silogismo, que consiste en una premisa mayor, una menor y una
conclusión, por ejemplo: "Mayor": Sesenta hombres pueden realizar un
trabajo sesenta veces más rápido que un solo hombre. ."Menor": Un
hombre puede cavar un pozo para un poste en sesenta segundos. "Conclusión":
Sesenta hombres pueden cavar un pozo para un poste en un segundo. Esto es lo
que puede llamarse el silogismo matemático, con el cual, combinando lógica y
matemática, obtenemos una doble certeza y somos dos veces benditos.
Pero es cierto lo que representa el diablo; nunca lo había pensado, jaja.
ResponderEliminary todavía faltan 3 entregas más... Ante semejante diccionario un hincha de Independiente debe sentir un orgullo casi copero
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