Diccionario para enriquecer el cinismo bloguero 5ta entrega. Las definiciones sobre la Policía y el Radicalismo no parecen escritas hace 100 años…
El Diccionario del Diablo es la mayor creación literaria del
escritor norteamericano Ambrose Bierce, amigo de Twain, heredero de Poe y
Lovecraft. El texto contiene fuertes dosis de sarcasmo, ironía y humor negro
por lo cual puede ser de suma utilidad para el desarrollo de artículos
políticos. Es un pequeño aporte que hacemos desde este humilde espacio a favor
de enriquecer literariamente el cinismo que suele viajar por la red…
Letras: P-Q-R
P
Paciencia, s. Forma menor de la desesperación, disfrazada
de virtud.
Pagano, s. Ser descarriado que incurre en la locura de
adorar lo que puede ver y sentir.
Palacio, s. Residencia bella y costosa, particularmente
la de un gran funcionario. La residencia de un alto dignatario de la Iglesia se
llama palacio; la del fundador de su religión se llamaba pajar o pesebre. El
progreso existe.
Palillos de incienso. Pajuelas que queman los chinos,
en el ejercicio de sus payasadas paganas, imitando ciertos ritos sagrados de
nuestra santa religión.
Palma, s. Arbol. Una de sus variedades más difundidas y
más asiduamente cultivadas es la "palma pruriginosa" (Palma hominis).
Este noble vegetal exuda una especie de goma invisible, que puede detectarse
aplicando a la corteza una moneda de oro o de plata. El metal se adhiere con
notable tenacidad. Los frutos de la palma pruriginosa son tan amargos e
insatisfactorios, que un porcentaje considerable suelen regalarse en forma de
"beneficencia".
Pandemonium, s. Literalmente, Lugar de Todos los Demonios. La
mayoría de ellos han ido a refugiarse en la política y las finanzas, y el lugar
se usa ahora como salón de conferencias del Reformador Vocinglero. Cuando son
perturbados por su voz, los antiguos ecos clamorean apropiadas respuestas que
halagan mucho su orgullo.
Panegírico, s. Elogio de una persona que tiene las ventajas
del dinero o del poder; o que ha tenido la deferencia de morirse.
Pantalón, s. Prenda que cubre la parte inferior del adulto
civilizado de sexo masculino. Es de forma tubular y no posee goznes en los
puntos de flexión. Se supone que fue inventado por un humorista.
Panteísmo, s. La doctrina de que todo es Dios, por
oposición a la doctrina de que Dios es todo.
Pantomima, s. Representación teatral en que se narra una
historia sin hacer violencia al lenguaje. Es la forma menos desagradable de
acción dramática.
Pañuelo, s. Pequeño cuadrado de seda o de hilo, que se
usa para varias funciones innobles alrededor de la cara, y resulta
especialmente útil en los velatorios para resaltar la ausencia de lágrimas. El
pañuelo es de invención reciente; nuestros antepasados, que no lo conocían,
usaban la manga. Cuando Shakespeare lo introduce en "Otelo", incurre
en un anacronismo: Desdémona se limpiaba la nariz con las faldas, mientras que
el doctor Walker y otros reformadores de nuestros días lo hacen con los
faldones de la levita --prueba
de que las revoluciones a veces retroceden.
Paraíso, s. Lugar donde los malvados cesan de
perturbarnos hablando de sus asuntos personales, y los buenos escuchan con
atención mientras exponemos los nuestros.
Pasado, s. Pequeña fracción de la eternidad de la que
tenemos un leve y lamentable conocimiento. Una línea móvil llamada Presente lo
separa de un período imaginario llamado Futuro. Estas dos grandes porciones de
la Eternidad una de las cuales borra continuamente a la otra, son eternamente
distintas. Una está oscurecida por la pena y el desengaño, la otra iluminada
por la prosperidad y la alegría. El Pasado es la región de los sollozos, el
Futuro, el reino del canto. En uno se acurruca la Memoria, vestida con un
sayal, la cabeza cubierta
de ceniza, musitando plegarias penitenciales; en la luz solar del otro vuela la
Esperanza llamándonos a los templos del éxito y los pabellones del placer. Sin
embargo, el Pasado es el Futuro de ayer, el Futuro es el Pasado de mañana. Son
una misma cosa: el conocimiento y el sueño.
Pasaporte, s. Documento que se inflige traidoramente a un
ciudadano que sale de su país, denunciándolo como extranjero y exponiéndolo al
ultraje y la reprobación.
Pasatiempo, s. Artificio para la representación de
"misterios" en que el principal actor es trasladado al cielo. En los
Estados Unidos, el patíbulo es notable por la cantidad de personas que escapan
a él.
Patriota, s. El que considera superiores los intereses de
la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de
conquistadores.
Patriotismo, s. Basura combustible dispuesta a arder para
iluminar el nombre de cualquier ambicioso. En el famoso diccionario del doctor
Johnson, el patriotismo se define como el último recurso de un pillo. Con el
respeto debido a un lexicógrafo ilustre, aunque inferior, sostengo que es el
primero.
Pavo,
s. Ave de gran tamaño cuya carne, al ser comida en ciertos aniversarios
religiosos, tiene la singular propiedad de testimoniar devoción y gratitud.
Paz,
s. En política internacional, época de engaño entre dos épocas de lucha.
Peatón, s. Para un automóvil, parte movediza (y audible)
del camino.
Pedigré, s. Parte conocida del camino que conduce de un
antepasado arbóreo con una vejiga natatoria, a un descendiente urbano con un
cigarrillo.
Peligro, s. Bestia salvaje que el hombre desprecia cuando
está dormida, y de la que huye cuando despierta.
Pena capital, s. Castigo de cuya justicia y
eficacia dudan muchas personas dignas, inclusive los asesinos.
Pérdida, s. Privación de lo que teníamos, o de lo que no
teníamos. Así, se dice de un candidato derrotado que "perdió la
elección"; o del eminente poeta Gilder que "perdió la chaveta".
Peregrino, s. Viajero a quien se toma en serio. Padre
Peregrino: aquél que abandonó Europa en 1620 porque no lo dejaban cantar salmos
con la nariz, y viajó en pos de ese órgano hasta Massachussetts, donde pudo
personificar a Dios según los dictados de su conciencia.
Pereza, s. Injustificada dignidad de modales en una
persona de baja categoría.
Perfección, s. Estado o cualidad imaginarios que se
distinguen de lo real por un elemento llamado excelencia. Atributo de los
críticos. El director de una revista inglesa recibió una carta que criticaba
sus opiniones y su estilo, firmada "Perfección". Rápidamente
garabatea al pie: "No estoy de acuerdo con usted" y se la remitió a
Matthew Arnold.[escritor inglés (1822-1888) definió la cultura como la busca de
la perfección]
Peripatético, adj. Que camina de aquí para
allá. Relativo a la filosofía de Aristóteles quien, al exponerla, caminaba de
un lado a otro, para eludir las objeciones de sus discípulos. Precaución
innecesaria, ya que ellos ignoraban el tema tanto como él.
Perogrullada, s. Elemento fundamental y
gloria insigne de la literatura popular. Un pensamiento que ronca en palabras
que humean. Sabiduría de un millón de necios en boca de un tonto. Sentimiento
fósil en roca artificial. Moraleja sin fábula. Todo lo que es mortal de una
verdad fenecida. Pocillo de moralina y leche. Rabadilla de un pavo real
desplumado. Medusa que se marchita al borde del mar del pensamiento.Cacareo que
sobrevive al huevo. Epigrama desecado.
Perorata, s. Explosión de un cohete oratorio. Encandila,
mas para un observador de nariz apropiada, su rasgo distintivo es el olor de
las distintas clases de pólvora con que ha sido preparada.
Perro, s. Especie de Divinidad adicional o
suplementaria, destinada a recibir el excedente del fervor religioso del mundo.
Este Ser Divino, en algunas de sus encarnaciones más pequeñas y sedosas, ocupa
en el corazón de la Mujer el lugar a que ningún hombre aspira. El Perro es una
supervivencia, un anacronismo. No trabaja, ni hila, pero Salomón en toda su
gloria jamás yació todo el día en una estera, engordando al sol, mientras su
amo trabajaba para poder comprar un ocioso meneo de la cola salomónica y una
mirada de tolerante reconocimiento
Perseverancia, s. Virtud interior que permite
al mediocre alcanzar un éxito sin gloria.
Pesimismo, s. Filosofía impuesta al observador por el
desalentador predominio del optimista, con su esperanza de espantapájaros y su
abominable sonrisa.
Piano, s. Utensilio de salón para domar al visitante impenitente.
Se
hace funcionar deprimiendo las teclas y el espíritu de los oyentes.
Picota, s. Artificio mecánico para infligir distinción
personal, prototipo del moderno periódico dirigido por personas de austera
virtud y vida intachable.
Piel roja, s. Indio norteamericano cuya piel no es roja, al
menos por afuera.
Pillo, s. Tonto considerado bajo otro aspecto. Hombre
cuyas cualidades, preparadas para la exhibición como una caja de fresas en un
mercado --las mejores arriba-- han sido abiertas del lado que no corresponde.
Un caballero al revés.
Pintura, s. Arte de proteger de la intemperie superficies
planas, y de exponerlas a los críticos.
Piratería, s. Comercio sin los pañales de la fantasía, tal
como Dios lo hizo.
Pirronismo, s. Antigua filosofía, que toma el nombre de su
inventor- Predicaba una absoluta incredulidad en todo, salvo el pirronismo. Esa
última incredulidad ha sido agregada por sus expositores modernos.
Placer, s. La forma menos detestable del tedio.
Plaga, s. En la antigüedad, castigo colectivo infligido
a los inocentes para iluminar a sus gobernantes, como en el caso muy conocido
de Faraón el Inmune. Las plagas que nos azotan hoy no son felizmente otra cosa
que la manifestación casual de una Naturaleza perversa, pero insensata.
Plagiar, s. Asumir el pensamiento o el estilo de otro
escritor, a quien uno jamás ha leído.
Plagio, s. Coincidencia literaria entre una prioridad
carente de mérito y una posterioridad honorable.
Planear, v t. Preocuparse por el mejor método de
conseguir un resultado casual.
Platónico, adj. Relativo a la filosofía de Sócrates. Amor
platónico es el nombre que dan los tontos al afecto entre una incapacidad y una
helada.
Plebeyo, s. Romano antiguo que en la sangre de su país no
manchaba nada más que las manos. A diferencia del patricio, que era una
solución saturada.
Plebiscito, s. Votación popular para establecer la voluntad
del amo.
Pleito, s. Máquina en la que se entra en forma de cerdo
y se sale en forma de salchicha.
Plenipotenciario, adj. Provisto de plenos
poderes. Un ministro plenipotenciario es un diplomático a quien se otorga
absoluta autoridad con la condición de que nunca la ejerza.
Pleonasmo, s. Ejército de palabras que escolta a un
sargento de pensamiento.
Plomo, s. Metal pesado, de color gris azulado, que se
usa mucho para dar estabilidad a los amantes livianos, particularmente a los
que aman mujeres ajenas. El plomo es también muy útil como contrapeso de un
argumento tan sólido que inclina la balanza de la discusión hacia el lado del
adversario. Un hecho interesante en la química de la controversia
internacional, es que en el punto de contacto de dos patriotismos, el plomo se
precipita en grandes cantidades.
Pluma, s. Implemento de tortura producido por un ganso,
y generalmente usado por un asno. La pluma de acero es usada por el mismo
eterno Personaje.
Pobreza, s. Lima para que claven los dientes las ratas de
la reforma. El número de planes para abolirla iguala al de reformadores que la
padecen más el de filósofos que la ignoran. Sus víctimas se distinguen por la
posesión de todas las virtudes, y por su fe en líderes que quieren conducirlas
a una prosperidad donde creen que esas virtudes son desconocidas.
Policía, s. Fuerza armada destinada a asegurar la
protección al expolio.
Poligamia, s. Capilla de expiación provista de varios
reclinatorios penitenciales, a diferencia de la monogamia, que sólo tiene uno.
Política, s. Conflicto de intereses disfrazados de lucha
de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado.
Político, s. Anguila en el fango primigenio sobre el que
se erige la superestructura de la sociedad organizada. Cuando agita la cola,
suele confundirse y creer que tiembla el edificio. Comparado con el estadista,
padece la desventaja de estar vivo.
Pólvora, s. Medio que emplean las naciones civilizadas
para arreglar disputas que podrían volverse molestas si no se las resolviera.
La mayoría de los autores atribuyen la invención de la pólvora a los chinos,
aunque sin pruebas convincentes. Milton dice que fue inventada por el diablo
para dispersar a los ángeles, y esta opinión parece sustentada por la escasez
de ángeles. Además, cuenta con la entusiasta aprobación del Honorable James
Wilson, secretario de Agricultura. El secretario Wilson se interesó en la
pólvora a raíz de un incidente que ocurrió en la granja experimental del
gobierno en el distrito de Columbia. Un dia, hace varios años, un miserable que
no tenía el menor respeto por las grandes dotes personales del secretario, le
regaló un saquito de pólvora, diciéndole que eran semillas de "Stridosus
Instantaneus", cereal patagónico de gran valor comercial y admirablemente
adaptado a ese clima, y aconsejándole sembrarlo a lo largo de un surco. El buen
secretario puso manos a la obra, y ya había trazado un continuo reguero a lo
largo de un campo de diez acres, cuando le hizo volver la cabeza un grito del
generoso donante que, acto seguido, dejó caer una cerilla sobre el extremo del
reguero. El contacto con la tierra había humedecido algo la pólvora, pero aun
así el asombrado funcionario se vio perseguido por una alta columna de fuego y
humo que avanzaba ferozmente. Se quedó un momento paralizado y mudo, pero en
seguida recordó una cita previa y, dejando todo, se ausentó con celeridad tan
sorprendente que quienes lo vieron lo tomaron por un rayo que atravesaba siete
aldeas, negándose a detenerse bajo ningún pretexto.
--Santo
Dios, ¿qué es eso? --exclamó el ayudante de un agrimensor, haciendo visera con
una mano y contemplando aquel bólido agrícola que bisecaba el horizonte
visible.
--Eso
--dijo el agrimensor observando despreocupadamente el fenómeno y volviendo a
centrar la atención en su teodolito-- es el meridiano de Washington.
Populista, s. Patriota fósil del primitivo período
agrícola, que suele encontrarse en los antiguos yacimientos de piedra jabón
rojiza, en el estado de Kansas; caracterizado por una envergadura poco común de
las orejas que, según algunos naturalistas, le permitían volar, aunque los
profesores Morse y Whitney observan ingeniosamente que, en ese caso, habría ido
a otra parte. En el pintoresco idioma de la época, del que nos han llegado
algunos fragmentos, era conocido como "el problema de Kansas. (El
populismo de origen campesino tuvo
cierta fuerza en Kansas a fines del siglo pasado.)
Portátil, adj. Expuesto a propiedad mutable merced a
vicisitudes de la posesión.
Portugueses, s. Especie de gansos nativos de Portugal.
Prácticamente carecen de plumas y no son muy comestibles, aun aderezados con
ajo.
Poseso, adj. Trastornado por un espíritu maligno, como
los cerdos de Gadarene y otros críticos. La posesión demoníaca era antaño más
frecuente que ahora. Arasthus nos habla de un campesino que era ocupado por un
demonio diferente cada día de la semana, y el domingo por dos. Se los veía a
menudo, siempre caminando a su sombra, pero finalmente fueron expulsados por el
notario de la aldea, que era un santo varón; cierto es que con ellos
desapareció también el campesino, pues se lo llevaron. Un demonio expulsado
de una mujer por el Arzobispo de Rheims corrió por las calles, perseguido por
un centenar de personas hasta llegar a campo abierto donde dio un brinco más
alto que el campanario de una iglesia y escapó convertido en pájaro. Un
capellán del ejército de Cromwell exorcisó a un soldado arrojándolo al agua,
donde su demonio salió a la superficie. No ocurrió lo mismo, infortunadamente,
con el soldado.
Positivismo, s. Filosofía que niega nuestro conocimiento de
lo Real y afirma nuestra ignorancia de lo Aparente. Su exponente más largo es
Comte; el más ancho, Mill, y el más espeso, Spencer.
Posteridad, s. Tribunal de apelaciones que anula el juicio
de los contemporáneos de un autor popular, a iniciativa del más oscuro de sus
competidores.
Potable, s. Apto para beber. Se dice que el agua es
potable, y algunos llegan a declararla nuestra bebida natural, aunque sólo la
encuentren agradable cuando padecen de esa dolencia recurrente llamada sed que
se cura con el agua. En todas las épocas y países (salvo los menos civilizados)
el hombre ha desplegado el máximo de ingenio en la invención de sustitutos del
agua. Sostener que esta aversión general por ella no se basa en el instinto de
conservación de la raza, es ser poco científico, y sin la ciencia somos como las
culebras y los sapos.
Potro (de tormento).Implemento argumentativo muy
usado antaño para inducir a los devotos de un credo falso a que abrazaran la fe
viviente. El potro nunca tuvo mucha eficacia como señuelo de infieles y
actualmente ha caído en el desprestigio popular.
Preadánico, s. Miembro de una raza experimental y
aparentemente insatisfactoria que precedió a la Creación y vivió en condiciones
difíciles de concebir. Melsius cree que habitaban el "Vacío" y que
estuvieron a mitad de camino entre los peces y las aves. Poco se sabe de ellos
salvo que proveyeron a Caín de una esposa y a los teólogos de una controversia.
Precedente, s. En jurisprudencia decisión, regla o práctica
previas que en ausencia de una ley definida cobran el vigor y la autoridad que
al juez se le ocurra darles, cosa que simplifica grandemente su tarea de hacer
lo que le plazca. Como hay precedentes para todo le bastará ignorar los que
contrarían su interés y acentuar los que favorecen su deseo. La invención del
precedente eleva el proceso del nivel inferior de una ordalía fortuita a la
noble condición de un arbitraje caprichoso.
Precio, s. Valor más una suma razonable por el desgaste
que sufre la conciencia al exigirlo.
Precipitación, s. Prisa de los torpes.
Predestinación, s. Doctrina de que todo ocurre
según un programa. No debe confundirse con la doctrina de la predeterminación
que dice que todas las cosas están programadas pero no afirma que ocurran, pues
eso está apenas implicado en otras doctrinas de las que ésta deriva. La
diferencia es lo bastante grande como para haber inundado a la Cristiandad de
tinta y no hablemos de sangre. Si uno distingue perfectamente entre ambas
doctrinas y cree con fervor en las dos puede llegar a salvarse, salvo que
ocurra lo contrario.
Predeterminación, s. Esta palabra parece fácil
de definir, pero cuando pienso que piadosos y eruditos teólogos se han pasado
largas vidas explicándola y han escrito bibliotecas enteras para explicar sus
explicaciones; cuando recuerdo que la diferencia entre predeterminación y predestinación
dividió a las naciones y originó sangrientas batallas; que se han gastado
caudales millonarios para probar y refutar su compatibilidad con el libre
albedrío y con la eficacia de la oración y de la vida religiosa; cuando
contemplo esos hechos atroces en la historia del mundo, me quedo abrumado ante
el formidable problema de esta definición, bajo los ojos espirituales temiendo
contemplar su portentosa magnitud, me descubro reverentemente, y con toda
humildad remito al lector a Su Eminencia el Cardenal Gibbons y su Ilustrísima
el obispo Potter.
Predilección, s. Etapa preparatoria del
desengaño.
Preexistencia, s. Factor no tenido en cuenta
en la creación.
Preferencia, s. Sentimiento o estado de ánimo inducido por la
creencia errónea de que una cosa es mejor que otra. Un filósofo antiguo estaba
convencido de que la vida no es mejor que la muerte. Un discípulo le preguntó
por qué, entonces, no se suicidaba. -Porque la muerte no es mejor que la vida
--respondió el filósofo-- Pero es más larga.
Prehistórico, adj. Perteneciente a un
período primitivo y a un museo. Anterior al arte y práctica de perpetuar
falsedades.
Prejuicio, s. Opinión vagabunda sin medios visibles de
sostén.
Prelado, s. Dignatario eclesiástico dotado de un grado
superior de santidad y de un gordo estipendio. Miembro de la aristocracia
celestial. Caballero de Dios.
Prerrogativa, s. Derecho de un soberano a
obrar mal.
Presagio, s. Señal de que algo ocurrirá si no ocurre nada.
Presbiteriano, s. Alguien convencido de que
todas las autoridades de la Iglesia deberían llamarse presbíteros.
Presentable, s. Abominablemente ataviado según la moda del
lugar y la época. En Boorioboola Gha un hombre está presentable en ocasiones de
gala si lleva el abdomen pintado de azul brillante y usa una cola de vaca; en
Nueva York puede, si lo desea, prescindir de la pintura, pero al caer la noche
debe llevar dos colas hechas de lana de oveja y teñidas de negro.
Presentación, s. Ceremonia social inventada
por el demonio para gratificar a sus siervos y atormentar a sus enemigos. La
presentación alcanza su desarrollo más perverso en los Estados Unidos y, de
hecho, guarda estrecha relación con nuestro sistema político. Puesto que
cualquier norteamericano es igual a otro norteamericano, se deduce que cualquiera
tiene el derecho de conocer a cualquiera, lo que implica el derecho a ser
presentado sin previa solicitud ni permiso. La Declaración de Independencia
debería estar redactada así: "Sostenemos que estas verdades son evidentes
de por sí: que todos los hombres son creados iguales; que el Creador lo ha
dotado de ciertos derechos inalienables; que entre ellos se cuenta la vida, y
el derecho a arruinar la vida de otro rodeándolo de incalculables conocidos; la
libertad, y en particular la libertad de presentar unas personas a otras sin
averiguar si no se conocen ya como enemigos; y la persecución de la felicidad
del prójimo mediante una jauría de desconocidos".
Presente, s. Parte de la eternidad que separa el dominio
del desengaño del reino de la esperanza.
Presidente, s. Cerdo engrasado en los juegos al aire libre
de la política norteamericana.
Presidente, s. Figura dominante en un grupito de hombres que
son los únicos de los que se sabe con certeza que la inmensa mayoría de sus
compatriotas no deseaban que llegaran a la presidencia.
Prevaricador, s. Mentiroso en estado de
crisálida.
Primado, s. Cabeza de una Iglesia, especialmente de una
Iglesia estatal, sostenida por contribuciones involuntarias. El Primado de
Inglaterra es el Arzobispo de Canterbury, amable y anciano caballero que en
vida ocupa el Palacio de Lambeth, y en muerte la Abadía de Westminster.
Generalmente está muerto.
Prisión, s. Lugar de castigos y recompensas. El poeta nos
asegura que: "No los muros de piedra hacen prisiones", pero una
combinación del muro de piedra, el parásito político y el profesor de moral no
es el jardín de las delicias.
Privativo, adj. En lenguaje forense dícese de la propiedad
individual de tierras, por oposición al condominio. Algunas tribus de indios
son ya bastante civilizadas para tener en dominio privativo las tierras que
antes poseían como organizaciones tribales y que no podían vender a los blancos
por abalorios y whisky de patatas.
Proboscis, s. Organo rudimentario que usa un elefante en
lugar del tenedor y el cuchillo que la Evolución sigue negándole. Con fines
humorísticos se le llama popularmente trompa.
Procaz, adj. Dícese del lenguaje que usan otros para
criticarnos.
Proceso, s. Investigación formal destinada a probar y
consignar por escrito el carácter intachable de jueces, abogados y jurados.
Para conseguir esto, es necesario proveer un contraste en la persona de alguien
a quien se llama defendido, prisionero o acusado. Si el contraste queda
establecido con suficiente claridad, esa persona es sometida a un castigo
suficiente para dar a los virtuosos caballeros el reconfortante sentimiento de
su inmunidad, agregado al de su mérito. En nuestros días, el acusado es
generalmente un ser humano, o un socialista, pero en el Medioevo fueron
procesados animales, peces, reptiles e insectos. Una bestia que hubiera causado
la muerte de un hombre, o practicado la brujería, era debidamente arrestada y
procesada, y si resultaba culpable, ejecutada por el verdugo público. Los
insectos que devastaban sembrados, huertas o viñedos, eran citados ante un
tribunal civil, para declarar por sí o por medio de un abogado, y pronunciados
el testimonio, el argumento y la condena, si seguían "in
contumaciam", se llevaba el caso a un alto tribunal eclesiástico, que los
excomulgaba y anatematizaba. En una calle de Toledo se arrestó, juzgó y condenó
a unos cerdos que perversamente pasaron corriendo entre las piernas del virrey,
causándole gran sobresalto. En Nápoles se condenó a un asno a morir en la
hoguera, aunque al parecer la sentencia no fue ejecutada. D'Addosio ha extraído
de los anales judiciales numerosos procesos contra cerdos, toros, caballos,
gallos, perros, cabras, etc., que según se cree contribuyeron grandemente a
mejorar la conducta y la moral de esos bichos. En 1451 se inició causa criminal
contra las sanguijuelas que infestaban ciertos estanques de Berna, y el obispo
de Lausana, aconsejado por la facultad de la Universidad de Heidelberg, ordenó
que algunos de esos "gusanos acuáticos" comparecieran ante la
magistratura local. Así se hizo, y se intimó a las sanguijuelas, presentes y
ausentes, que en plazo de tres días abandonaran los sitios que habían
infestado, so pena de "incurrir en la maldición de Dios". Los
voluminosos expedientes de esta causa célebre no dicen si las inculpadas
arrostraron ese castigo o si se marcharon en el acto de esa inhóspita jurisdicción.
Profecía, s. Arte y práctica de vender nuestra
credibilidad con entrega diferida.
Prójimo, s. Aquél a quien no está ordenado amar como a
nosotros mismos, pero que hace todo lo posible para que desobedezcamos.
Propiedad, s. Cualquier cosa material, sin valor
particular, que pueda ser defendida por A contra la avidez de B. Todo lo que
satisface la fiebre de posesión en unos y la defrauda en los demás. Objeto de
la breve rapacidad del hombre, y de su larga indiferencia.
Providencial, adj. Dícese de lo que es
notoria e inesperadamente beneficioso para quien lo describe.
Prórroga, s. Suspensión de hostilidades contra un asesino
sentenciado, para que el Ejecutivo averigüe si el crimen no fue cometido por el
fiscal. Cualquier ruptura en la continuidad de una expectativa desagradable.
Proyectil, s. Último árbitro de las disputas
internacionales. Antes esas disputas se resolvían mediante el contacto físico
de los contendores, con los sencillos argumentos que podía suministrar la
rudimentaria lógica de los tiempos: la espada, la lanza, etc. Con el aumento de
la prudencia en los asuntos militares, el proyectil se impuso cada vez más, y
ahora es estimadísimo por los más valientes. Su defecto capital es que exige
atención personal en el punto de propulsión.
Prueba, s. Evidencia que tiene un matiz más de
plausibilidad que de inverosimilitud. Testimonio de dos testigos creíbles,
opuesto al de uno solo.
Publicar, v. i. En asuntos literarios, situarse en la base
de un cono de críticos.
Puerco, s. Animal (Porcus Omnívorus) estrechamente
emparentado con la raza humana por el esplendor y vivacidad de su apetito, que,
sin embargo, es menos amplio, pues retrocede frente al cerdo.
Puerto, s. Lugar donde los barcos que escapan a la ira
de las tormentas quedan expuestos a la furia de los aduaneros.
Q
Quiromancia, s. Método número 947 (según la clasificación de
Mibleshaw) de obtener dinero con engaños. Consiste en "leer el
carácter" en las líneas de las manos. El carácter puede realmente leerse
de este modo, ya que cada mano exhibida al quiromántico lleva escrita en sus
líneas la palabra "tonto". El engaño consiste en no decirlo en voz
alta.
Quórum, s. En un cuerpo deliberativo, número de miembros
suficiente para hacer su voluntad. En el Senado norteamericano, se forma quórum
con el presidente de la Comisión de Finanzas y un mensajero de la Casa Blanca;
en la Cámara de Representantes, bastan el presidente del cuerpo y el demonio.
R
Rabdomante, s. El que con una varita adivinatoria busca
metales preciosos en el bolsillo de un tonto.
Racional, adj. Desprovisto de ilusiones, salvo las que
nacen de la observación, la experiencia y la reflexión.
Radicalismo, s. El conservadorismo de mañana inyectado en los
negocios de hoy.
Rana,
s. Reptil de patas comestibles. El primero que las menciona en la literatura
profana, es Homero, al relatar la guerra entre las ranas y los ratones. Los
escépticos han dudado de que Homero fuese el autor de esa obra, pero el
erudito, ingenioso e industrioso doctor Schliemann resolvió para siempre la
cuestión al desenterrar los huesos de las ranas muertas. Una de las formas de
persuasión moral que se ejercieron sobre el Faraón, a quien le gustaban en
"fricassée", observó, con verdadero estoicismo oriental, que él podía
aguantar el flagelo tanto tiempo como las ranas y los judíos; esto obligó a
modificar el programa. La rana es una cantante diligente, de buena voz, aunque
mal oído. El libreto de su ópera favorita, escrito por Aristófanes, es breve,
sencillo y eficaz: brikikixkoax; la música pertenece, al parecer, al eminente
compositor Richard Wagner.
Rapacidad, s. Previsión sin industria. Poder ejercido
económicamente.
Ratón, s. Animal cuyo camino está sembrado de señoras
desmayadas. Así como en Roma los cristianos eran arrojados a los leones, siglos
antes, en Otumwee --la más antigua y famosa ciudad del mun do-- las mujeres
herejes eran arrojadas a los ratones. EI historiador JakakZotp, nico otumwés
cuyos escritos han llegado a nosotros, dice que esas mártires enfrentaban la
muerte con mucha agitación y poca dignidad. Inclusive pretende (llevado por la
malicia del fanatismo) disculpar a los ratones, declarando que las infortunadas
mujeres perecían, algunas de fatiga, otras rompiéndose el cuello al caer, y
algunas por falta de reconstituyentes. Pero si "la historia romana es
nueve décimos de mentira", no podemos aspirar a una proporción menor de
esa figura retórica en los anales de un pueblo capaz de crueldad tan increíble
con bellas mujeres; corazón duro habla por lengua mentirosa.
Razonable, adj. Accesible al contagio de nuestras
opiniones. Receptivo a la persuasión, la disuasión, la evasiva.
Razonar, v.t. Pesar probabilidades en la
balanza del deseo.
Realidad, s. El sueño de un filósofo loco. Lo que queda en
el filtro cuando se filtra un fantasma. El núcleo de un vacío.
Realmente, adv. Aparentemente, quizá; posiblemente.
Rebelde, s. El que propone un nuevo desgobierno, sin
conseguir implantarlo.
Receta, s. Adivinanza, realizada por el médico, de lo
que prolongará mejor la situación con menor daño para el paciente.
Recluta, s. Persona que se distingue de un civil por su
uniforme, y de un soldado, por su modo de caminar.
Recordar, v.t. Traer nuevamente a la memoria, con algunos
agregados, algo que previamente se ignoraba.
Reconciliación, s. Suspensión de
hostilidades. Tregua armada para desenterrar a los muertos.
Reconsiderar, v. t. Buscar una excusa para
una decisión ya tomada.
Recreo, s. Clase especial de aburrimiento que alivia una
fatiga general.
Rectitud, s. Virtud sólida que solía encontrarse entre los
Pantidoodles, habitantes del sector meridional de la península de Oque.
Misioneros que volvían de allí hicieron varios tibios intentos por introducirla
en Europa, más, al parecer, la expusieron con escasa convicción, como se
desprende del único sermón conocido del piadoso obispo Rowley, del que damos un
pasaje característico: "Ahora bien, la rectitud consiste no sólo en un
santo estado de ánimo, ni siquiera en cumplir los ritos religiosos y obedecer la
letra de la ley. No basta ser piadoso y justo; es necesario conseguir que los
otros alcancen el mismo estado; y el medio justo para ese fin es la compulsión.
Porque así como mi injusticia puede hacer daño a otro, del mismo modo la
injusticia de éste puede perjudicar a un tercero, cosa que manifiestamente debo
impedir, así como evito mi propio mal. En consecuencia, si quiero ser recto,
debo impedir, por la fuerza si es necesario, que el prójimo acometa esas
injuriosas empresas de las que yo mismo, gracias a una mejor disposición y a la
ayuda del Cielo, me abstengo."
Recuento de votos, s. En política
norteamericana, nuevo tiro de dados que se acuerda al jugador contra quien
están cargados.
Redención, s. Exención de castigo que consiguen los
pecadores asesinando al Dios contra el que pecaron. La doctrina de la Redención
es el misterio fundamental de nuestra santa religión, y quien crea en ella no
perecerá, sino que gozará de vida eterna para tratar de comprenderla.
Redundante, adj. Superfluo; innecesario
Referéndum, s. Ley que se somete a voto popular para
establecer el consenso de la insensatez pública.
Reflexión, s. Proceso mental que nos da una visión más
clara del pasado y nos permite eludir peligros que no volveremos a enfrentar.
Refrán, s. Dicho vulgar, proverbio. He aquí algunos
ejemplos:
Cuida
los centavos, que los pesos se despilfarran solos.
Mejor
tarde que antes de ser invitado.
Predicar
con el ejemplo es mejor que seguirlo.
No
dejes para mañana lo que pueda hacer otro.
El
que ríe menos ríe mejor.
Hablando
del lobo, termina por enterarse.
De
dos males, trata de ser el menor.
Querer
es poder decir "No quiero".
Regazo, s. Uno de los más importantes órganos del cuerpo
femenino, admirablemente previsto por la naturaleza para el reposo de la
infancia, aunque se usa principalmente en las festividades rurales para
sostener platos de pollo frío y cabezas de machos adultos. El macho de nuestra
especie tiene un regazo rudimentario, imperfectamente desarrollado y que en
modo alguno contribuye a su bienestar sustancial.
Reina, s. Mujer que gobierna el reino cuando hay un
rey, y por medio de quien el reino es gobernado cuando no lo hay.
Relicario, s. Receptáculo destinado a recibir objetos
sagrados, tales como fragmentos de la verdadera cruz, costillas de santos, las
orejas de la burra de Balaam, los pulmones del gallo que incitó a Pedro al
arrepentimiento, etcétera. Los relicarios son generalmente de metal y tienen
una cerradura para impedir que el contenido se derrame y obre milagros en
momentos inoportunos. Cierta vez, una pluma del Angel de la Anunciación escapó
mientras se pronunciaba un sermón en la basílica de San Pedro y cosquilleó de
tal modo en las narices de la congregación, que todos despertaron y
estornudaron tres veces, con gran vehemencia. La "Gesta Sanctorum"
refiere que un sacristán de la catedral de Canterbury sorprendió la cabeza de
San Dionisio en la biblioteca. Reprendida por el severo custodio, respondió que
estaba buscando un cuerpo de doctrina. Este chiste de mal gusto enfureció tanto
al diocesano, que el ofensor fue públicamente anatematizado, arrojado a una
fosa y reemplazado por otra cabeza de San Dionisio, traída de Roma.
Religión, s. Hija del Temor y la Esperanza, que vive
explicando a la Ignorancia la naturaleza de lo Incognoscible.
--¿Cuál
es tu religión, hijo? --preguntó el arzobispo de Reims.
--Perdón,
monseñor. --replicó Rochebriant-- Me siento avergonzada de ella.
--¿Entonces,
por qué no te vuelves ateo?--¡Imposible! El ateísmo me avergonzaría.
--En
ese caso, señor, debería usted convertirse al protestantismo.
Realización, s. Muerte del esfuerzo y cuna de la repugnancia.
Reloj, s. Máquina de gran valor moral para el hombre,
que mitiga su preocupación por el futuro al recordarle cuánto tiempo le queda.
Rematador, s. Hombre que reafirma con un martillo que acaba
de despojar una cartera con la lengua.
Renombre, s. Grado de distinción intermedio entre la
notoriedad y la fama, algo más soportable que la primera, y un poco menos
intolerable que la segunda. A veces es conferido por una mano inamistosa y
desconsiderada.
Renta, s. Patrón de medida natural y racional de la
respetabilidad.
Otros
criterios comúnmente aceptados son artificiales, arbitrarios y falaces. Porque
como ha dicho con justicia Sir Sycophas Chrysolater, "la propiedad
(moneda, tierras, casas o mercancías, o todo lo que nos pertenece por derecho
para satisfacer nuestras necesidades) así como los honores, títulos,
privilegios y posición, o el conocimiento y favor de personas respetables o
capaces, no tienen otro uso y funciones reales que el de obtener dinero. Luego,
todas las cosas valen en la medida en que favorecen ese objetivo, y sus
poseedores deben asumir un rango acorde con tal definición. En consecuencia, ni
el propietario de un castillo improductivo --por grande y antiguo que sea--, ni
el que ejerce una dignidad honoraria, ni el favorito, sin fortuna, de un rey,
son estimados en un mismo nivel con quien acrecienta diariamente su fortuna; y
aquellos cuyo patrimonio es estéril no pueden aspirar en justicia a un honor
más grande que el de los pobres e indignos".
Renunciar, v. t. Ceder un honor a cambio de una ventaja.
Ceder una ventaja a cambio de otra ventaja mayor.
Reparación, s. Satisfacción que se da por un mal cometido, y
que se deduce de la satisfacción experimentada al cometerlo.
Réplica, s. Insulto prudente al contestar. Practicada por
señores que tienen una repugnancia innata por la violencia, junto con una
fuerte tendencia a ofender. En una guerra de palabras, táctica del indio
norteamericano.
Réplica (artística), s. Reproducción de una obra
de arte por el artista original. Se la llama así para distinguirla de la
"copia", que está hecha por otro artista. Cuando ambas están
ejecutadas con la misma habilidad, la réplica es más valiosa, pues se supone
que es más bella de lo que parece.
Reportero, s. Periodista que a fuerza de suposiciones se
abre un camino hasta la verdad, y la dispersa en una tempestad de palabras.
Reposar, v.i. Dejar de fastidiar.
Representante, s. Miembro de la Cámara Baja
en este mundo, sin esperanza visible de ascenso en el próximo.
Reprobación, s. En teología, condición de un mortal sin
suerte condenado antes de nacer. La doctrina de la reprobación fue predicada
por Calvino; el regocijo que ella le causaba se veía un poco empañado por su
convicción, triste y sincera, de que si bien algunos están predestinados al
infierno, otros lo están a la salvación.
República, s. Nación en que, siendo la cosa que gobierna y
la cosa gobernada, una misma, sólo hay autoridad consentida para imponer una
obediencia optativa. En una república, el orden se funda en la costumbre, cada
vez más débil, de obedecer, heredada de nuestros antepasados que cuando eran
realmente gobernados se sometían porque no tenían otro remedio. Hay tantas
clases de repúblicas como grados entre el despotismo de donde provienen y la
anarquía adonde conducen.
República, s. Entidad administrativa manejada por una
incalculable multitud de parásitos políticos, lógicamente activos pero
fortuitamente eficaces.
Réquiem, s. Misa de difuntos que (según nos aseguran los
poetas menores) entona la brisa sobre las tumbas de sus favoritos. A veces,
para variar el entretenimiento, les canta una elegía.
Rescate, s. Compra de lo que no pertenece al vendedor, ni
puede pertenecer al comprador. Es la más improductiva de las inversiones.
Residente, s. y adj. El que no puede irse.
Respetabilidad, s. Fruto amoroso de una calva
y una cuenta bancaria.
Respirador, s. Aparato ajustado sobre la nariz y la boca de
un londinense para filtrar el universo visible en su paso hacia los pulmones.
Resplandeciente, adj. Dícese de un sencillo
ciudadano norteamericano cuando se atavía como un duque en su logia masónica, o
cuando afirma su importancia en el Esquema de las Cosas como unidad elemental
de un desfile. Los Caballeros del Dominio estaban tan resplandecientes en sus
casacas de oro y terciopelo que sus patrones difícilmente los hubieran
reconocido. ("Crónicas de las Clases").
Responder, v. t. e i. Dar respuesta, o manifestar de otro
modo que se tiene conciencia de haber inspirado un interés en lo que Herbert
Spencer llama "eternas coexistencias"; fue así como Satán
"achatado como un sapo" junto a la oreja de Eva respondió al toque de
la lanza del ángel. Responder por daños, es contribuir al sostén del abogado
del demandante y, de paso, a la satisfacción del propio demandante.
Responsabilidad, s. Carga desmontable que se
traspasa fácilmente a las espaldas de Dios, el Destino, la Fortuna, la Suerte,
o el vecino. Los aficionados a la astrología suelen descargarla en una
estrella.
Restitución, s. Fundación o sostén de universidades y
bibliotecas públicas por medio de legados o donaciones.
Restitutor, s. Benefactor; filántropo.
Resuelto, adj. Dícese de quien sigue obstinadamente una
línea de conducta que aprobamos.
Resultado, s. Tipo particular de desengaño. Esa clase de
inteligencia que ve en la excepción la prueba de la regla, juzga la sabiduría
de un acto por su resultado. Esto es un absurdo inmortal; la sabiduría de un
acto debería juzgarse según las luces del autor al cometerlo.
Retaguardia, s. En doctrina militar norteamericana, parte
expuesta del ejército que se encuentra más cerca del Congreso.
Revelación, s. Libro famoso en que el divino San Juan ocultó
todo lo que sabía. La revelación corre por cuenta de los comentaristas, que no
saben nada.
Reverencia, s. Actitud espiritual de un hombre frente a un
dios, y de un perro frente a un hombre.
Revolución, s. En política, abrupto cambio en la forma de
desgobierno. Específicamente, en historia norteamericana, reemplazo de un
Ministerio por una Administración, que permitió que el bienestar y la felicidad
del pueblo progresara media pulgada por lo menos. Las revoluciones vienen
generalmente acompañadas de una considerable efusión de sangre, pero se estima
que valen la pena, sobre todo para aquellos beneficiarios cuya sangre no corrió
peligro de ser derramada. La revolución francesa es de indudable valor para el
socialista de hoy: cuando tira los hilos que mueven su esqueleto, sus gestos
infunden un terror indecible a los sangrientos tiranos sospechados de fomentar
la ley y el orden.
Rey,
s. Personaje masculino al que suele llamarse en los Estados Unidos "una
cabeza coronada", aunque nunca usa corona y por lo general no tiene cabeza
digna de ese nombre.
Rezar, v. i. Pedir que las leyes del universo sean
anuladas en beneficio de un solo peticionante, confesadamente indigno.
Rico,
adj. Dícese del que tiene en caución, con el compromiso de rendir cuentas, los
bienes de indolentes, incapaces, pródigos, envidiosos y desafortunados. Este es
el criterio que prevalece en el hampa, donde la Fraternidad del Hombre
encuentra su desarrollo más lógico y su defensa más candorosa. Para los
habitantes del mundo intermedio, la palabra significa bueno y sabio.
Ridículo, s. y adj. Palabra destinada a probar que la
persona a quien se aplica carece de la dignidad de carácter de quien la
pronuncia. Según Shaftesbury, el ridículo es la prueba de la verdad: afirmación
ridícula, pues muchas solemnes falacias han sobrevivido a siglos de ridículo,
sin que disminuyera su aceptación popular.
Rima,
s. Concordancia de sonidos en la punta de dos versos, generalmente malos y
aburridos.
Rimador, s. Poeta considerado con indiferencia o falta de
estima.
R.I.P. Abreviatura distraída de "requiescat
in pace", con que se testimonia una indolente buena voluntad hacia los
muertos. Según el erudito doctor Drigge, originariamente significaba
"reductus in pulveris", o reducido a polvo.
Riqueza, s. Don del Cielo que significa: "Este es mi
hijo bien amado, en quien he puesto toda mi complacencia" (John D.
Rockefeller). Recompensa del esfuerzo y la virtud (J.P.Morgan). Los ahorros de
muchos en las manos de uno (Eugene Debs). El inspirado lexicógrafo lamenta no
poder agregar nada de valor a estas excelentes definiciones.
Risa,
s. Convulsión interna, que produce una distorsión de los rasgos faciales y se
acompaña de ruidos inarticulados. Es infecciosa y, aunque intermitente,
incurable. La tendencia a los ataques de risa es una de las características que
distinguen al hombre de los animales, que se muestran no sólo inaccesibles a la
provocación de su ejemplo, sino inmunes a los microbios que originariamente
provocaron la enfermedad. Si la risa puede contagiarse a los animales mediante
inoculación a partir de un ser humano, es un problema que no ha sido resuelto
experimentalmente. El doctor Meire Witchell sostiene que el carácter infeccioso
de la risa se debe a la instantánea fermentación de la saliva pulverizada, y
por lo tanto designa a esta dolencia con el nombre de "Convulsio
spargens".
Rito,
s. Ceremonia religiosa o semirreligiosa establecida por la ley, el precepto o
la costumbre, de la que se ha estrujado meticulosamente el aceite esencial de
la sinceridad.
Ritualismo, s. Jardín de Dios donde Él puede caminar en
rectilínea libertad, con tal de no pisar el pasto.
Ron,
s. Bebida ardiente que produce locura en los abstemios.
Rostrum, s. En latín, pico de un ave o proa de un barco.
En norteamericano, tribuna desde donde un candidato expone a la turba su
sabiduría, virtud y poder.
Ruido, s. Olor nauseabundo en el oído. Música no
domesticada. Principal producto y testimonio probatorio de la civilización.
Rumor, s. Arma favorita de los asesinos de
reputaciones.
Ruso,
s. Persona de cuerpo caucásico y alma mongólica. Emético tártaro.
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