DE LA SANGRE AL LAUREL - 9 DE NOVIEMBRE DE 2013. EL TALENTO NUNCA MUERE, PERVIVE EN LA COSECHA. Homenaje del PROFESOR RODRIGO TERRÓN y del pueblo de Coronel Dorrego al PROFESOR RUBEN TERRÓN


Hace poco más de un año afirmábamos...


Rubén Terrón Artista y Profesor

No nos sobra calidad, somos pocos los habitantes del Pago, por eso cuando un poeta de los nuestros, un artista de fuste se nos va, buena porción de nosotros parte con él. Sin haberlo conocido por fuera de su obra tenemos la vaga idea de que en él “El Profesor” constituía una suerte de titulo superior, bautismo popular y criollo, esos que no se logran solamente desde el plano intelectual o erudito, incisos que están establecidos taxativamente por profesar una idea concreta sobre el terruño, sus raíces y su cultura más allá de la específica actividad docente. Horas atrás mencionábamos a Stevenson y el encanto del verdadero artista. Hace un par de días que la cultura de Coronel Dorrego anda cojeando, desconsolada, sin esperar nada del futuro, triste, muy triste. Uno de sus máximos exponentes fue víctima temprana de la sórdida zancadilla que nos tiene bocetada la vida. Al nacer somos principio, y de acuerdo con aquello que seamos capaces de edificar en nuestro camino tenemos la opción de no ser final, no ser olvido. Hoy nuestro luto luce túnicas de melancolía y nostalgia. Cuando poco a poco, con el transcurrir de los días, esas musas inspiradoras nos vayan licenciando vamos a ser testigos del milagro de la resurrección a través de su obra y legado. Rubén o Ruben, según como a uno le pegue (hasta eso nos concedió), nos dejó decenas de cuestiones artísticas por atender, viejas preguntas poéticas que por viejas no dejan de ser novedosas; y nos deja también la maravilla de la siembra en las exquisitas bordonas de su herencia: Rodrigo. Nadie muere del todo mientras haya alguien que lo recuerde, y si ese alguien es evocado por un pueblo entero ha logrado destronar a la finitud como cruel e indispensable sortilegio de la creación. Hoy somos menos buenos que ayer y no es culpa de nadie, ni siquiera de nosotros mismos; perdimos a uno de nuestros irremplazables, esos que nos suelen mejorar, seres sentipensantes, personas que con sólo nombrarlas comprenden en nuestros corazones mucho más que un orgullo transitorio.

Pasado el tiempo una buena poción de nosotros ha logrado salir victoriosa de esa cruenta batalla que de costumbre nos suele proponer el olvido. El PROFESOR RODRIGO TERRÓN nos ha facilitado la tarea enormemente. Al igual que su Padre, con humildad, entusiasmo y amor por las artes, nos ha regalado una noche que quedará grabada con armonías indelebles dentro de nuestros espíritus... 
Pocos días después del fallecimiento del "El PROFESOR" , Rodrigo nos obsequió un ejemplar de la Obra poético-musical De La Sangre al Laurel, de modo que asistí al evento con la pieza levemente memorizada. Todo fue inútil desde la racionalidad. Lo visto, lo experimentado y lo transpirado la noche del sábado había dejado atrás un proceso mnemónico elaborado para dejar paso a un proceso existencial, artístico y sentimental de inigualable belleza. Un intercambio profundo, una comunión de sentidos. Por eso, al día siguiente, nos atrevimos a enviarle un mensaje a uno de los protagonistas de la Obra pretendiendo de ese modo expresar, acaso con serias limitaciones y ausencias de talentos, la fabulosa velada vivida...




Querido Gustavo (Blázquez)

Una fiesta del talento. Imagino que mientras las máscaras del teatro y de la interpretación se juegan un mano a mano para saber quién de ellas te parió, la musas de las melodías, con su soberbia acostumbrada, todavía no se explican cómo es posible que en un pueblo tan pequeño el arte haya podido diagramar semejante página musical. 



Por ahora es lo único que se me ocurre decirte sobre la gran noche que pasamos el sábado 9 de noviembre en el Cine Teatro San Martín de Coronel Dorrego. La emoción nos acompañó y aún nos acompaña. Acaso en este momento, sin las lágrimas ni los temblores que vivimos hasta bien entrada la madrugada, puedo expresar con alguna certeza lo que por pudor no me atreví hacer una vez finalizada la obra: Darle un abrazo enorme a los artistas y agradecerles profundamente habernos mejorado el alma, habernos curado de tanto mal gusto que nos rodea. Creímos que lo mejor era no molestar, no interferir. El momento les era de exclusiva propiedad.

Hay mucho para comentar sobre lo espectado, sin embargo considero que no existen palabras para bocetarlo sin caer en redundancias, para explicar aquellas sensaciones que sólo el arte, el talento y la emoción nos pueden regalar.

El porte y la personalidad de un tremendo DIRECTOR (con mayúsculas) como Rodrigo tratando infructuosamente de invisibilizar su mágica presencia, su descomunal brillo; las maravillosas cuerdas vocales de Leandro Abdala y su enorme interpretación de La Niña de San Isidro; de Cristian De Marco, de Ariel Felipe, la dulzura de Leticia Bocero, la suprema elegancia interpretativa de los grupos vocales y la fabulosa coordinación y afinación de un coro cuya excelencia deja la triste mueca personal de saber que cualquier calificativo sería escaso y amarrete.

Qué decir de los instrumentistas. Profesores todos, sin dudas...

La voz y la cadencia de Jorge Vega le otorgaron a la puesta poético-musical un sello "Coronel" que permanecerá en nuestros oídos por mucho tiempo, como un grato y poderoso recuerdo.

Lo tuyo Gustavo... lo tuyo hermano, en el final, ha sido imperdonable. No podés jugar así de una y sin aviso con nuestros corazones, aún al finalizar estas breves líneas siento el maná de tu voz y la eximia apología que el viejo y recordado PROFESOR TERRÓN hiciera de nuestro héroe fusilado..



y fue milagro, y fue osadía, y muchos sentires más que aún nos vemos en la tierna obligación de elaborar. Por ejemplo, saber que a contracara de lo dicho hace más de un año nos sobra calidad, saber que no cojeamos, comprender que abrevar de nuestras canteras talentosas es lo que posiblemente nos permita acercarnos a esa cuestión indescifrable, a eso que el poeta aspira de manera infructuctuosa, fatigante y en soledad: la inmortalidad de alma...

GRACIAS... gracias por todo el arte entregado




Comentarios

  1. Hermosa semblaza de una noche inolvidable. Un sólo detalle: ¿Eran necesarios los escandalosos desvaríos de la presentadora municipal?

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