CUANDO LA AUSENCIA VISIBILIZA AÚN MÁS A LA PRESENCIA





El lunes regresa Cristina. Y vaya la paradoja, nunca antes una ausencia ha visibilizado tanto una presencia. Sus fieles seguidores, hasta ahora acéfalos y desprotegidos esperan su llegada, sus antagonistas aguardan por la enemiga conveniente. Unos y otros festejan, por razones contrapuestas, pero festejan.
En estos cuarenta días de amnesia hemos sido testigos por dónde pasa la política concreta, quién es, a partir de su notable impronta, la que maneja los tiempos y los debates contemporáneos. En definitiva nos hemos chocado con la triste realidad que fuera de su figura (dentro y fuera del kirchnerismo) nadie tiene el suficiente sustento político e intelectual para proponer disparadores que movilicen a la sociedad, para exponer de forma clara sus contradicciones y quebrantos. Incluso algunas cuestiones muy importantes han pasado como si nada producto que la declaración esperada, el alegato militante estuvo descansando en procura de su recuperación física.
La política de la Patria es muy aburrida sin Cristina. Y cuando digo aburrida me refiero a esa suerte de redundancia dialéctica ligada al sentido común, banalidad muy propia de los gestionalistas que consideran el turno como parte de la cuestión. No dudo que con su regreso todos van a sumar. La oposición, corporativa y política, tendrá de nuevo su ansiado blanco, su necesidad de existencia; los oficialistas esperarán por argumentaciones novedosas y creativas que promuevan movilizar sus modorras. Su ausenta ha visibilizado todas las acefalías que nuestra política ha sabido construir durante varias décadas. Los que te queremos de manera incondicional te damos la bienvenida, los que te odian de manera incondicional te dan la bienvenida. Por razones distintas lograste que Argentina no estuviera dividida. De todos modos una mueca magra nos queda en el paladar: Saber a ciencia cierta que, por ahora, y por fuera de tu enorme metáfora política, nada nos hace pensar que sin tu presencia tengamos, a la vuelta del 2015, un futuro esperanzador...

Comentarios

  1. Gustavo, muy interesante el análisis.

    Si me permitís, ingresaré otras dos cuestiones. El país no se paró, no se detuvo, siguió funcionando. Los ministerios continuaron trabajando, las cámaras legislativas también, el poder judicial también, los gremios también, etc. Incluso hasta votamos y todo en su ausencia.

    Esto lo veo como verdaderamente importante. Se rompió el discurso de que "todo depende de Cristina y a su alrededor no tiene a nadie que pueda tomar ni una pequeña decisión sin su consentimiento". No es así: el país funcionó sin ella.

    Es cierto que estamos hablando, básicamente, de gestión. Pero hasta la gestión era retaceada por ciertos operadores mediático/políticos: el FPV no existía ni para coser un botón sin Cristina.

    No hubo situaciones de gravedad inusitada.

    La otra cuestión es que sin Cristina, como decís, existe una suerte de acefalía política (que sí se hubiera puesto de manifiesto si se hubiera dado una situación de gravedad inusitada). Eso es para pensarlo desde adentro del kirchnerismo. Sería bueno que se pensara, que esta ausencia de un mes y medio llevara a poner sobre la mesa el porqué de esta suerte de acefalía política y cómo remediarla.

    Saludos.
    Esther
    PD: también acuerdo en que la oposición mediática se encontró en una situación desfavorable este mes y medio, ¡no tener a su blanco favorito! Terrible, jeje.

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