¿Cuántos de los ciudadanos que en el 2011 se inclinaron por el kichnerismo
hoy le dieron la espalda a propósito de la propaganda y el denuesto falsario?
Acaso en política la estigmatización de grupos por parte de la poderosa mass
media sea un arma extremadamente eficiente para inclinar la balanza. Históricamente
no sólo existen hitos a destacar sobre el tema, sino además grandes matanzas.
Nadie con las defensas bajas (escasa capacidad receptiva crítica) se muestre
impermeable y desee adherir a una agrupación acusada (sea cierto o no) de
desquiciada y corrupta, y menos aún que lo relacionen con ella más allá de
coincidir con sus lineamientos políticos. De todos modos no llama tanto la
atención que las opciones escogidas exhiban tantos o más granos que el propio oficialismo
en estas cuestiones teniendo en cuenta que dichos eczemas se encuentran
mimetizados, acaso protegidos. Si nos detenemos puntualmente sobre los
triunfadores en cada distrito notamos que el tema de la corrupción no ha tenido
su correlato electoral. Es la estigmatización mediática de los grupos y
personas lo que produce la fuga en sí y no la corrupción misma. Santa Fe, la
red narco y la tremenda cantidad de muertos que en el año han provocado las
bandas, algunas de ellas bancadas por notorios funcionarios oficiales, son un
claro ejemplo de lo dicho. Podríamos agregar al propio Macri, a Barrionuevo, a
Cariglino, a Aguad y a tantos otros que con procesos firmes no fueron cruelmente
estigmatizados logrando un buen número de
adhesiones.
Que los kirchneristas somos corruptos está tan instalado políticamente como
que los judíos se quedaban con las rentas colectivas de los alemanes. No
importa que sea cierto o no, es así, es útil como argumento político y no se
modifica.
Esta suerte de sayo instalado produce fugas naturales. Se me dirá que
dentro de un cuarto oscuro uno decide autárquicamente, pues me atrevo a
soslayar que uno también desea pertenecer socialmente a un colectivo que lo
contenga, dejar de ser estigmatizado, siendo el camino más corto deshacerse del
sayo. Por eso temo que la estigmatización es otra de las grandes vencedoras de
las PASO; sucede que para su tristeza no puede salir a festejar, resultaría
vergonzoso que el prejuicio y la falacia conceptual determinen el futuro de una
sociedad.
La Estigmatización y el concepto de inseguridad
Para Roberto
Samar, Licenciado en Comunicación Social y Docente de Filosofía Política
Moderan de la UNLZ la estigmatización sigue presente en los medios de
comunicación y como respuesta es necesario generar prácticas y discursos
inclusivos que contribuyan al fortalecimiento del tejido social. En los medios masivos de comunicación y con un fuerte
anclaje en el imaginario colectivo, circula un discurso que estigmatiza a los
jóvenes pobres como peligrosos. El pibe que responde a ese estereotipo es
mirado con miedo cuando camina, es demorado con frecuencia por la policía por
averiguación de antecedentes y está más expuesto a ser detenido por ser el
primer sospechoso frente a un delito.
A modo de
ejemplo de cómo la estigmatización atraviesa a los medios de comunicación, el
monitoreo de niñez y adolescencia en la prensa argentina del año 2008,
desarrollado por Periodismo Social, señala que, “los artículos que se refieren
concretamente a medidas de privación de libertad de los adolescentes
sospechosos de delinquir incluyeron términos peyorativos en el 65 por ciento de
los casos”.
Asimismo, es
ilustrativo cómo muchas veces, cuando se habla de inseguridad, se menciona como
parte de una acción preventiva el famoso “olfato policial”, que no es más que
una serie de prejuicios y estereotipos sobre los cuales se selecciona cierto
modelo de delincuente. El “olfato policial” es la metáfora simpática para
justiciar el accionar de la policía sin suficientes elementos probatorios. Es
como si la falaz teoría criminológica de Cesare Lombroso –quien asociaba las
causas de la criminalidad de acuerdo con la forma, características físicas y
biológicas como por ejemplo el tamaño del cráneo– se actualizara pero bajo
otros patrones estéticos y sin ningún fundamento teórico.
Esta
discriminación se basa en asociar ciertas características como la vestimenta,
el color de piel o un tipo de barrio con cierto imaginario de “delincuente”,
que no es necesariamente real. Lo que sí es real es la discriminación y
arbitrariedad que sufre la persona que responde a ese modelo.
En ese
sentido, el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni entiende que la
estigmatización de un sector social no es un fenómeno local, considera que hay
una criminología mediática mundial que baja de los Estados Unidos y se expande
por el mundo con una exaltación de la venganza. Dicho fenómeno toma como chivo
expiatorio a un grupo social: en los Estados Unidos son los negros; en Europa
son los inmigrantes, los turcos en Alemania o los islámicos en Francia. Acá son
los jóvenes de los barrios más vulnerables.
Como
conclusión, hay que tener presente que la construcción de una sociedad más
segura para todos requiere generar prácticas y discursos inclusivos que tiendan
puentes y que rompan estereotipos y estigmatizaciones. Es decir que colabore en
el fortalecimiento del tejido social.
"Que los kirchneristas somos corruptos está tan instalado políticamente como que los judíos se quedaban con las rentas colectivas de los alemanes. No importa que sea cierto o no, es así, es útil como argumento político y no se modifa"
ResponderEliminarLamentablemente compañero, me parece que lo único que puede revertir esto es uno o dos períodos de gobierno de la oposición. Si hay una memoria popular colectiva (hoy dudo un poco de eso) marcada a fuego por más de medio siglo de derrotas, no es menos cierto que el honestismo ha sido y es, el ariete tradicional para llevarlas a cabo. La prensa venezolana, la brasileña, la ecuatoriana, la argentina; todas esgrimen que sus respectivos gobiernos son los más corruptos de todos los tiempos. Y frente a semejante propaganda, no hay mucho que hacer si los que la efectúan son un bloque compacto y concentrado en pocos propietarios.
Todo lo que digamos los k, y por mucho tiempo, va ser de inmediato usado en nuestra contra. Porque si estás a favor de aunque sea algo del gobierno, de inmediato la etiqueta se estampa: o cobrás un plan, o sos empleado público o lisa y llanamente, como le pasa a este humilde obrero metalúrgico; sos un boludo.
Gracias por el espacio para la catarsis. Saludos.
Un sólo detalle. La estigmatización radica en que una misma actitud desdorosa se ve en algunos como un acto colectivo y en otros como un acto individual. Cuando hablo Fito Paez habló la lógica del Kirchnerismo, cuando habló De Sel habló solamente Del Sel. Abrazo
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