LA LIBERACION NACIONAL ES UN DRAMA VIOLENTO Y PASIONAL (1)




“Los que cambian sin traicionarse siempre cambian dentro de una permanencia fundante” afirmó José Pablo Feinmann en Historia y Pasión, reciente y formidable texto que el propio filósofo compartió con Horacio González. En el mismo desarrollan las diversas contradicciones del campo popular en estos últimos cuarenta años. A propósito de la coyuntura bueno es traer a la mesa una cita de Roberto Carri, que data de fines de los sesenta, y que ambos pensadores reconocen como deslumbrante a vistas de lo que por estas horas sucede: “El imperialismo no es una forma de vida exterior de las naciones, sino una estructura interna”.. Acaso la frase de Perón que titula esta humilde nota de opinión nos coloca en el punto de partida para deconstruir las relaciones existentes entre ese drama violento con la necesidad de cambiar sin traicionar esa permanencia fundante que en lo personal me permito denominar Patria.
Y el dueño de la frase es el mismo Perón, aquel que supo homenajear a Pinochet en una tarde cualquiera en la base Morón, ambos con atuendo castrense, el mismo que afirmó que conducir es manejar el desorden, el mismo que cuando mataron al Che sentenció que había muerto el mejor de nosotros, el mismo que desde puerta de hierro certificaba que con varios años menos él también saldría a poner bombas.
La liberación nacional es un drama violento y pasional, y me atrevo agregar contradictorio. Por entonces Lanusse, el responsable de la matanza de Trelew, desechando colaborar con la CIA para derrocar a Salvador Allende, Perón aceptando el convite y colmando de medallas a un dictador y asesino, mientras que las organizaciones armadas vernáculas clamaban por la patria socialista, al grito de Perón, Perón..
Volviendo al pensamiento de Carri el peronismo es una clara muestra de lo afirmado. Buena parte de su estructura interna está cimentada por dicha contradicción. Su ala derecha no muestra grietas al respecto, ni la de antaño ni la actual. Hoy la Triple A no es necesaria, su lugar está ocupado por las corporaciones mediáticas afines. Alguna vez Ortega Peña, en la soledad de su banca, habló sobre la necesidad de entablar acciones políticas concretas cuando la correlación de fuerzas lo permitiese, en ocasiones la verdadera identificación debe merecer momentos de profunda meditación, acaso de silencio. Por otro lado si gobernar es movilizar, y sabemos al mismo tiempo que nunca vamos a detentar el poder real para terminar con las asimetrías sociales bueno es hacer todo el ruido posible, porque  gobernar es movilizar, es responder, es contestar, como bien decidió hacer presidencia apenas viera la luz durante la noche de ayer una nueva falacia corporativa. Es hora de movilizar, basta de silencio, es necesario el armado de una ingeniería comunicacional popular que desbarate toda y cada una de las operaciones y a su vez tenga capacidad de contraataque. Los poderes fácticos no van a ceder un milímetro en estas cuestiones, hasta se pueden dar el lujo de cedernos la ley de medios. Su implementación concreta (disponiblida de capital) seguirá siendo el factor limitante.

José Pablo Feinmann, hombre no muy querido en estos espacios pero que yo sigo con sano interés crítico, sentencia que definirse como un K o como un “antiK” son expresiones terribles. “Todo lo que uno es queda reducido a eso”. Pues en lo personal acepto la reducción (inclusión). En este momento político tal definición es la adhesión simbólica que yo hago sobre eso tan violento y pasional que es la liberación nacional, la Patria Grande, en el marco de una contemporaneidad compleja que evidentemente ha modificado substancialmente sus paradigmas históricos. Muy atinadamente Horacio González nos desafía preguntándonos a quiénes leímos y quiénes somos luego de haberlos leído... ¿Somos centralidad existencialista o simples consumidores, seres, a decir de Sastre, carentes de toda determinación, o algo más?. La Presidenta nos escruta a cada momento cuando habla, asuntos que irritan a la oposición debido al denso contenido de imágenes que propone en sus discursos. En ellos formula pensamientos tan profundos como inesperados, cosa que pone de mal humor a la derecha ya que instala sobre la mesa la historia trágica del peronismo. ¿Es lícito matar a tanta gente en una plaza?. Perón promueve a Villar, un torturador y asesino notorio como Jefe de la Policía, Nilda Garré quita su nombre de la casa de estudios de la fuerza. Eso es el peronismo: Un drama violento, pasional, contradictorio. Según José Pablo la vanguardia no puede existir en soledad, tiene que estar integrada a la masa, al pueblo, a las clases, a los que sea, pero no puede existir sola porque empieza a girar en al vacío. Pregunto: ¿Existen en la actualidad vanguardias de pensamiento insertas dentro de las masas?
Hoy la fuerza más importante de capitalismo es la ilegalidad, se reproduce en base a ella, el capitalista está por encima de la ley, encima de la misma constitución. Soy pesimista, lo admito. Coincido con Horacio González, el pesimismo es una buena forma de medir fuerzas, no sólo las del antagonista sino las propias. El optimismo es la voluntad, el pesimismo la razón. Ya lo mencionó David Viñas en aquel cruce con Cristina cuando en plena crisis política de comienzos de siglo la chicaneó con el "ser planglossiano" de Voltaire. Ese drama violento y pasional que es el peronismo se percibe en estos momentos como nunca antes. Mientras el Gobierno es atacado por varios flancos a la vez exhibiéndose un claro intento destituyente es el propio peronismo, mediante sus usinas más conservadoras el que promueve un nuevo y simbólico 16 de septiembre, un déyà vu del 24 de marzo de 1976. No olvidemos que los campos de concentración se comenzaron a construir mucho antes del golpe...
Como mencionamos hace pocos días la estigmatización es una conducta política asentada, forma parte de la plataforma política de la derecha peronista y no peronista, de modo que el antagonista ideológico (corporaciones) ha logrado modelar estructuras internas y externas al movimiento que es necesario interpretar en su verdadera dimensión. Los “zurdos” de Moyano y de Bárbaro son piezas macartistas de antología.
Al principio afirmamos que “los que cambian sin traicionarse siempre cambian dentro de una permanencia fundante”, el problema es cuando esos cuadros políticos abandonan lo fundante a favor de reemplazar metódicamente la incidencia de las bases de los partidos populares facilitando de ese modo que el campo fáctico ejerza su descomunal poder, ya de por sí autárquico, con absoluta libertad....  

continuará...

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