El homínido, Ardipithecus
ramidus, al que se considera un ancestro antiguo del linaje de los humanos,
vivió en Etiopía hace unos 4,4 millones de años. Una de las evidencias
cruciales que muestran que el homínido habitaba en una zona boscosa, es el
resultado del análisis de los isótopos de carbono en el suelo y en los dientes
del Ardipithecus y de otros animales que vivieron aproximadamente en el mismo
momento y lugar. La cantidad de átomos de carbono en la atmósfera es variable,
y durante la fotosíntesis los árboles, al igual que las hierbas tropicales,
absorben distintas proporciones de carbono-12, el isótopo de carbono más común,
y de carbono-13, el cual es raro. Estos isótopos pasan al suelo y a los cuerpos
de los animales que comen de las plantas que allí crecen, haciendo posible
reconstruir con precisión las proporciones de hierbas y árboles en el terreno y
en las dietas de los animales que vivieron allí. El antropólogo Stanley Ambrose
de la Universidad de Illinois analizó las proporciones de isótopos de carbono
estables en el terreno donde se encontraron los huesos de 36 individuos
Ardipithecus. También analizó los dientes de cinco Ardipithecus y 172 dientes
de dos docenas de especies de mamíferos encontrados en la misma capa de tierra
antigua. Las proporciones de isótopos de carbono en los suelos indican que en
la época del Ardipithecus el terreno variaba desde bosques en la parte Oeste de
la zona de estudio hasta sabanas boscosas en el Este. Ninguno de los
especímenes de Ardipithecus fue encontrado en la parte Este. Los análisis de
los isótopos de los dientes encontrados en el lugar dieron una imagen más
completa del hábitat de los animales que vivieron y perecieron allí. En el
Oeste, los investigadores han descubierto muchos fósiles de Ardipithecus
asociados con muchos animales del bosque y la selva. Pero entonces hay una
brusca interrupción; los ardipithecus y la mayoría de los monos arborícolas
desaparecen, y los animales herbívoros se hacen más abundantes. Las
proporciones de isótopos de carbono en los dientes del Ardipithecus también
dicen que era una criatura de los bosques. La dieta del Ardipithecus encaja
mucho más con los alimentos del lado de los bosques y la selva. Se aprecia en
sus dientes una cantidad de carbono del ecosistema de sabana ligeramente
superior que la presente en los dientes de los chimpancés, pero mucho menor que
la presente en los de sus descendientes completamente bípedos y habitantes de
la sabana, los australopitecinos. Esta evidencia, y los estudios anatómicos que
indican que el Ardipithecus podía caminar erguido pero también se aferraba a
las ramas de los árboles con sus pies, sugiere que este arcaico homínido dio
sus primeros pasos sobre dos piernas en la selva, mucho antes de que se
aventurase a gran distancia dentro de la sabana abierta.
Fuente Sólo Ciencia.com
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