FE DE ERRATAS. LAS PUERTITAS DEL SEÑOR SCIOLI







Desde este espacio hemos sido muy exigentes con el Gobernador Scioli en cuanto a sus definiciones o mejor dicho en cuanto a sus indefiniciones políticas. Lo hemos criticado duramente ante sus silencios cuando los insultos proliferaban en contra de nuestra Presidenta, sobre todo en épocas de marchas y virulencia mediática. Bueno es reconocer que en algo hemos exagerado. El hombre demostró nuevamente y en momentos en donde hay que jugarse estar dentro del proyecto y que su mejor y mayor virtud continúa siendo la lealtad. Nunca es tarde para volver a la casita de los viejos, acaso Daniel se haya dado cuenta a tiempo que quien se rodea de bosta termina indefectiblemente con mucho de su aroma en las pilchas. Es probable que Scioli haya ponderado su capital político de cara al futuro, activo que ostenta gracias a su gestión como Gobernador del principal distrito del país formando parte del modelo. La reiterada negativa de la Presidenta a cualquier intento de reforma constitucional lo coloca en inmejorable posición para el 2015. Dudo que el núcleo duro kirchnerista no reconozca a Scioli como un devoro dirigente que hizo oídos sordos a los tentadores cantos de sirenas rupturistas, lo cierto es que más allá de sus indecisiones el tipo luce la pechera K como el más fervoroso de los militantes aunque para ello necesite oprimir sus fosas nasales. Es probable que luego quepa discutir si el Gobernador es un auténtico cuadro kirchnerista duro, si tiene o adolece del coraje suficiente para afrontar el conflicto, si las corporaciones le quitan el sueño, si el modelo según sus ojos debería moderarse, por fuera de esto y a mi entender pasó con una nota sobresaliente el examen 2013. Está con Cristina, con Insaurralde, con Di Tullio, con Kunkel, está donde debe estar, en tiempos donde los miserables hacen cola para mostrase en los estudios corporativos con un salvavidas bajo el brazo. Habrá tiempo para debatir con el hombre sobre la evolución del modelo, por ahora sólo me queda, desde este humilde espacio, celebrar no haber tenido razón y que nuestras dudas hayan quedado por el momento fuera de lugar.

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