ES UN BUEN MOMENTO





Muy a pesar de los agravios y las recurrentes operaciones corporativas estamos viviendo un tiempo de excepción. Para aquellos que nos encontramos enmarcados dentro de una generación que se desayunó de la política hacia fines de los setenta existen cuestiones históricas insoslayables. Aquellos dilemas del 79 y del 80 son en la actualidad perfectamente analizables desde el actual comportamiento opositor. Aquel muro construido por la oficialista dictadura cívico-militar es hoy quién se presenta como opción política: mantener privilegios, preeminencia de los poderes fácticos por sobre la voluntad popular son los ejes cardinales del proyecto que se exhibe como alternativa de poder. Y es muy bueno que no queden velos por caer. Es muy significativo que el Pro y el Socialismo vayan de la mano cuando de estos asuntos de trata. Nos resulta clarificador que el Radicalismo haya decidido quemar todas sus banderas populares a favor de los intereses concentrados. El brazo político de la dictadura sigue vivo en cuanto a paradigmas; Videla, Massera, Martínez de Hoz, continúan pergeñando futuro en las cabezas de Carrió, de Sanz, de Morales, de Binner, de Macri, entre tantos otros. La Patria está dividida, y me alegro que ello ocurra. La cañada es lo suficientemente ancha y profunda como para que el chancho la cruce al trote. Quién la atraviesa hacia aquellos formatos sectarios quedará impregnado de mugre, saldrá mojado y ensangrentado, no podrá retornar de la inmundicia.
Un nuevo desafío nos propone este tiempo excepcional: la continuidad del modelo político sin Cristina. Y esta es una tarea que nos compete a todos los militantes nacionales y populares. Nuestra Presidenta ya nos informó que no propiciará ninguna reforma constitucional, de modo que urge el desarrollo de cuadros políticos que aseguren la profundización del proyecto. Confío que una vez allanado el camino – ley de medios, democratización de la justicia, deuda externa- las nuevas generaciones tendrán en el 2015 mayores facilidades estructurales para el logro de tal objetivo, nefasta herencia que el matrimonio Kirchner se encargó de revertir durante sus tres períodos al frente del ejecutivo. Allí muchos se podrán dar cuenta de la enorme tarea política desarrollada: Limitar el poder corporativo, fomentar políticas industrialistas para agregarle valor a las materias primas, derogar las leyes de la impunidad y enfrentar a los poderes fácticos no son tareas que cualquiera puede afrontar por más voluntad política que se tenga. Se precisa de algo más, inciso intangible que sólo puede exhibir los auténticos estadistas. Notable resulta observar que casi todo el arco político necesita, para llegar a sus objetivos de máxima, el auxilio de las corporaciones (aliados de la dictadura), y digo casi, debido a que sólo uno tiene la suficiente convicción ideológica para prescindir de los escorpiones. Y es aquí en donde queda resumido lo excepcional del momento: Somos nosotros, la mayoría del pueblo, los que con nuestras decisiones políticas pudimos transformar aquel minusválido y timorato 22%, acaso casual, en un colectivo duro y comprometido, aceptando, disfrutando y dándole significado a un convite patagónico que hace diez años atrás contaba con muy pocos entusiastas. No he sido uno de ellos y puta si maldigo mi escasa visión de entonces. Las inmediatas políticas implementadas despejaron todos mis prejuicios a los pocos meses. Se construye patria con políticas inclusivas se la destruye sin ella, por eso, nada de lo que ocurre es casual.

Comentarios