¡Qué vieja que está la derecha!
... y no hablo de sus nombres, ni de sus
hombres, sino de sus postulados. Paradigmas otrora triunfantes que han sembrado
de pobreza y de miseria al mundo, que han fracasado en lo micro y en lo
macroeconómico, que han disparado las crisis más profundas a escala
internacional y que a pesar de lo ocurrido jamás la revisión forma parte de su
estudio.
Está muy vieja la derecha, adolece de
pensadores que a partir de aquellos cimientos mal edificados se atrevan a
reconstruir una nueva derecha, acaso menos perversa, quizás un tanto más
humanista. (Ojo, no pido más justa, sólo menos regresiva)
La motorización de las fuerzas sociales por
medio del egoísmo individual ha provocado una polución que muy difícilmente
encuentre su saneamiento. Es como un daño ambiental irreversible. El
combustible aplicado es sumamente contaminante ya que se encarniza en la piel
del individuo formando parte de su existencia. Como salvoconducto colectivo la
única opción que queda es palear las consecuencias ya que resulta imposible una
cura definitiva. Y aparecen los populismos inclusivos, movimientos
ideológicamente difusos, notoriamente más pragmáticos de lo que se afirma, que
colocan al Estado como fuerte actor de los procesos productivos pero que de ningún
modo pone en discusión la propiedad privada de los medios de producción.
Hablar de marxismo totalitarista o en su
defecto de socialismo en Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Ecuador o
Bolivia mueve a risa, ridiculiza el debate. Con sólo observar en dónde descansa
el poder real y la enorme incidencia económica y política que tienen las
corporaciones en cada una de estas naciones alcanza para entender que la
derecha no sólo mantiene vigente su despotismo sino que además trata de
profundiza la crisis. La derecha está vieja, sufre un Alzheimer avanzado,
debido a que ya no recuerda que políticamente, para su permanencia, debe buscarle soluciones a los dilemas que sufre
ese ciudadano “individual” que dice defender al ultranza.
¿Qué le dice hoy la derecha, desde Rosario o
desde la UCA, a ese ciudadano “individual” que durante el apogeo liberal perdió
su empleo, su casa, que vio desmembrada su familia, todo en pos de la
“eficiencia” en la administración del gasto público? Pues le está exponiendo el
mismo y salvaje discurso, mensajes y políticas que lo llevaron a padecer sus
más tristes penurias. De modo que ese tangible ciudadano “individual” que en
algún momento sedujo, por haber padecido individualmente dichas políticas,
nunca volverá a darle entidad a dichas recetas.
La derecha no alcanza a entender que para
aplicar en una sociedad ideas estrictamente liberales, en sentido filosófico,
de modo eficiente, es necesario primero equilibrar a la sociedad. El conflicto
aparece cuando existe una porción de la población que corre los cien metros
llanos en menos de diez segundos con aquellos que ni siquiera pueden alcanzar
los cincuenta metros. Y cuando estos últimos son los más el resultado es
inevitable. ¿Cuáles son las respuestas que la derecha tiene para estos
segmentos mayoritarios? Pues ninguna. Respuestas que sí les brinda el
populismo, aun con dificultades y contradicciones.
La derecha suele mezclar en su discurso, de
manera maliciosa, la filosofía liberal, ideas absolutamente atendibles por su
carácter humanista, con las políticas concretas llevadas a cabo por los
oradores liberales de turno. Si como afirma Vargas Llosa la libertad individual
es universalmente el más importante de los derechos humanos qué le podemos
decir a ese ciudadano “individual” al cual no se le respetó ninguno de sus
humanos derechos, cuando achicar al Estado, cuando racionalizar el gasto,
cuando adherir al consenso de Washington eran las fórmulas para no quedar a la
vera del sistema.
Acaso Vargas todavía observe entusiasmos desmedidos
para con el liberalismo y las derechas debido a su reciente inserción en dicho
molde. No olvidemos que el mayor porcentaje de su existencia lo recorrió por
caminos antagónicos. Nunca sabremos si abrazó dichas ideas por amor o por
espanto, lo cierto es que él, como notable instrumento intelectual, debería
cuando menos formular ciertas preguntas que aún la derecha, como entidad
política, no alcanza a visualizar.
Mientra exista el nicho ecológico los fósiles vivos van a seguir existiendo,y esto es en gran parte gracias a los seducidos y luego abandonados sectores por los mentirosos cantos de sirena que afectan las almitas del mediopelo, tragándose el sofismo como verdad revelada y oxigenan el nicho.
ResponderEliminarDe pibe cuando vi "Lo Que El Viento Se Llevó me sorprendió ver que muchos esclavos peleaban a favor de sus amos.Después me explicaron que esos esclavos estaban muy cómodos con sus amos y por eso el apoyo a la causa de sus verdugos.
Es que el pensamiento de la individualidad por sobre lo colectivo triunfa fogoneando el egoísmo, si hasta piden corazones por tv.
Hay preguntas que la derecha jamás se hará, porque realmente cree que hay humanos superiores e inferiores y que estos últimos no tienen ni merecen tener derechos humanos. Y el individualismo es natural en quienes piensan lo colectivo como mera suma de individuos aislados.Pero están lejos de estar muertos: nada como la crisis para sacar el egoísmo que todos llevamos dentro a relucir. Recambio generacional no les falta y sino disponen de la captación de resignados y conversos (estos últimos siempre son los más fanáticos).
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