Estación José A. Guisasola
(Milonga)
112 Aniversario







Es probable que nos quede
tan sólo un vago recuerdo
de esa fiesta improvisada
cuando tu sola llegada
era motivo de prisas
coquetería y rubor.

La caminata de espera
por el andén señorial
nuestro aljibe de testigo
y un beso despreocupado
que por entonces valía
como rúbrica de amor.

Nube negra que delata
tu silueta de primicia
y otear entre las caricias
alguna arruga indiscreta
que a la fuerza y por demora 
en la falda se instaló.




De fileteado preciso
se ufanan tus ventanales
testigo de temporales
que prestan conformidad,
ventarrones de perfumes
gominas y soledad.

El durmiente es testimonio
nadie olvida haber servido
maderas que el magro olvido
no ha logrado arrinconar,
huellas en las baldosas
talladuras, corazones,
archivos que el diablo quiso
en la estación preservar...


Un peludo acusa ansiedad
humaniza tu retraso
frágil recreo, inquietud,
morriñas de quién aguarda
nostalgias sin equipajes
mansa juerga entre la cuadra.

El andén se va poblando
las fragancias se confunden
un catango estacionado
reclama vía y labor
aromas que el ferroviario
conquista cual polizón.

En forma lenta y pausada
nos delatas tus perfiles
un presagio de pregunta
de identidad y cortesía
cual enigma indispensable
hoy silencio, y poesía.

Los fierros dan testimonio
nadie olvida haber vivido
listones que el magro olvido
no ha logrado marginar,
pisadas en las baldosas
madreselvas, corazones,
historias que el diablo quiso
en la estación custodiar...

autor: Gustavo Marcelo Sala




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