Los ilegales ¿Quiénes, cuáles?

Nada me rompe más las pelotas que la hipocresía de la clase media


...no aspires a la vida inmortal,

pero agota el campo de lo posible.

Píndaro


Según Léopold Senghor, Jorge Luis Borges, en el fondo, es astuto como toda persona inteligente, ha llevado a todos los indagadores a sus zonas. Por un detalle concreto, circunstanciados de su vida, hay cien reflexiones, propias del hombre de genio que consiguió meter al ensayo en el brete de la narración... Para desgracia de Jorge Luis se me cruzó esta frase a poco de instalarme delante del teclado para escribir sobre el tema. Observo al poder real como esos seres astutos, inteligentes, conjuntos que tienen la enorme capacidad para trocar paradigmas con la pretensión de arrear a todo el colectivo en dirección a sus zonas convenientes..



Periódicamente los ilegales pegan un golpecito, de ese modo avisan que no se han ido, que siguen ahí, agazapados, esperando el momento para el zarpazo final. Les informan a las corporaciones dominantes y a la población interesada, mediante guiños alcistas, que pueden contar con ellos para lo que quieran, incluso si de incendiar el país se trata. Un mango por mes o cada dos meses resulta suficiente para marcar terreno, de modo nadie se llame a engaño, de esta manera hacen saber que su poder continua vigente, que siempre ha estado en su lugar. De paso eso de armar una pequeña corridita, un vertiginoso toma y daca que les deje una diferencia para nada despreciable siempre viene bien.



Estos ilegales no compran y venden repuestos de los desarmaderos, no comercializan mercadería proveniente de los piratas del asfalto: herramientas, ropas, comestibles etc. Tampoco son aquellos que mercantilizan psicofármacos fuera de receta, no se presentan como librecambistas de armas de fuego ni proveen de títulos secundarios o universitarios, simplemente comercializan dólares fuera de los cánones legales. No incluyo dentro de la idea el tema drogas debido a que este rubro aún es de carácter ilegal, por lo tanto todo el mercado es marginal.



Todos los mercados mencionados para conformarse como paralelos necesitan de tres variables. El que vende, el que compra y la imprescindible difusión de la operatoria.

En los casos mencionados, exceptuando en el último, dicha difusión es solapada, se instala dentro de conjuntos específicos, secreto a voces que se multiplica año tras año utilizando el boca a boca. Warnes es un ejemplo del caso. A propósito: ¡Qué flaco favor le hicieron los “repuesteros” a uno de los más valerosos oficiales de nuestra independencia!. Todos saben cual es el sinónimo de la calle Warnes, sin embargo nadie parece sonrojarse cuando de adquirir insumos se trata. Les puedo asegurar que el movimiento económico diario, a lo largo y a lo ancho del país, de los mercados antes consignados sin incluir al de la moneda americana supera con holgura a esta última con relación a su cuantificación, niveles de evasión, elusión y demás variables que impactan negativamente en la economía general. Con seis cuadras de movimiento diario de Warnes alcanza y sobra para llegar a los niveles diarios del movimiento blue. Tres cuartos de lo mismo ocurre en la Avenida Avellaneda y en La Salada con la ropa, la calle Libertad con la electrónica, y demás conglomerados comerciales dedicados a la distribución. Sin mencionar la feria de comestibles de Liniers y las distintas galerías a granel distribuidas por todo el conurbano.



¿Qué es lo que hace que un mercado tan pequeño como el dólar blue impacte tanto en el imaginario social? Pues el enorme interés que tienen las corporaciones dominantes para que la variable se dispare propiciando de ese modo una devaluación que transfiera una enorme masa de capital a favor de los sectores especulativos. A estos sectores nos les interesa que se dispare el precio de una junta homocinética, de un carburador, de un paragolpes, de un rollo de tela de determinada calidad, eso se dará con naturalidad luego de la devaluación.



En nuestra Patria, lamentablemente, el dólar posee una identidad simbólica que mueve todos humores económicos. La curiosidad que encierra el dólar ilegal es que tanto su difusión como la visualización de su cotización se realizan mediante usinas nacionales, diarios de gran tirada e informes televisivos que cada treinta minutos nos tienen al tanto de la variable. Nos es imposible saber por esos mismos medios los valores de un neumático de segunda mano recién salido de un desarmadero, o de un celular de última generación cuya provisión se debe a una operatoria de piratas del asfalto. Sí podemos saber cuánto cotiza el turno de una trabajadora VIP, cuestión que más allá de las prohibiciones legales no se ha podido limitar.



¿Dentro de este colectivo mencionado, en donde intervienen millones de actores, podemos seguir hablando de qué la corrupción es un fenómeno eminentemente político y dentro de ese horizonte le cabe de forma exclusiva al oficialismo?. ¿Acaso no existe en nuestro comportamiento una propensión notable hacia la ilegalidad?. Resultan llamativos los pedidos de transparencia en medio de un colectivo cuyas oscuridades benefician a enormes sectores de la población, sobre todo, a los sectores más acomodados de la sociedad.



El deporte preferido del argentino medio es engañar, embaucar al Estado, aprovecharse de él a como de lugar. Evidentemente se trata de un conjunto que no percibe formar parte del Estado, y menos aún entiende que si lo estafa, se está estafando a sí mismo. Eso sí luego putea con suma discrecionalidad por la falta de los servicios esenciales, servicios que él mismo colabora para que sean ineficientes. Recuerdo los tiempos cuando se privatizaron los fondos de pensión. No debe haber nadie en la actualidad que quiera volver a ese perverso sistema exceptuando aquellos que lograron pingües ganancias con la operatoria. Aquel sistema no era obligatorio. Todo aquel que deseaba mantenerse dentro del sistema de reparto lo podía hacer. Sin embargo, mayoritariamente, los sectores medios aceptaron el convite privado. Algunos lo hicieron debido a su adhesión al modelo neoliberal menemista, por entonces en la cresta de la ola, otros lo hicieron justamente por odio a ese hombre. Era muy frecuente escuchar:”Yo no quiero que ese tipo maneje mi guita, se la prefiero dar a cualquiera”. La mejor propaganda que tuvo ese sistema fue el caudillo riojano, por la positiva y por la negativa. Y se la dieron a cualquiera. Por cada peso dólar aportado el 30% constituían los rubros comisiones y rentas de la propia AFJP, mientras que el 70% restante direccionaba rutas hacia los emergentes paraísos fiscales vía timba financiera en donde previamente empresas vinculadas a las mismas AFJP se hacían un festín jugando con las acciones. En ese sentido bueno es reconocer aquellos tiempos de Lanata: El tipo recomendaba quedarse en reparto. Su argumento era que no nos podíamos manejar sobre la base del odio, que Menem algún día dejaría el poder, estando convencido que aunque sea un peso de sus aportes tendrían el destino adecuado, afirmando que el sistema de las AFJP era una verdadera estafa en sí mismo. Sentenciaba que el Estado no era un demonio, en todo caso si lo era se debía a nuestra exclusiva responsabilidad. Por entonces las clases medias prefirieron no escucharlo. ¡Qué tiempos aquellos gordo, cuando tenías razón!... Hoy estás aliado a los estafadores de entonces y te depositan en cuentas del exterior. Buena forma que nunca se sepa cuánto ganás.



Nada me rompe más las pelotas que la hipocresía de la clase media. Por pertenecer a ella, acaso en su franja más baja, me manifiesto en franca rebeldía de clase. No tolero su malicia colectiva cuando de intereses particulares se trata, victimizándose permanentemente, colocando en los demás la responsabilidad de sus propias miserias intelectuales. Que el Estado te contrate directamente y que te pague por tu tarea, la cual le genera rentabilidad al propio Estado, es motivo de escarnio (678 - Andrea del Boca); que un Holding privado te pague diez veces más –vía Delawer -  con plata del Estado y que dicha renta vaya directamente a las arcas del empresario es perfectamente permisible (Lanata – Suar). Así es el formato burgués y mediopelo, y el dólar blue, detrás, como fetiche alucinógeno.



Hace muy poco leí un interesante post del compañero Gerardo Fernández en su blog Tirando al Medio con relación al manejo de medios que hacen los empresarios supuestamente cercanos al oficialismo. Las contrataciones de Zloto, Tenembaun, Diego Schurman, Gelblund, Eduardo Feinmann, Etchecopar, Laje, Zeta, la bajada de línea de C5N, y demás cuestiones que hacían preguntarse al autor sobre la utilidad de la ley de medios y eso de la diversidad, de las nuevas voces. En definitiva la burguesía empresarial mediática siempre juega sobre seguro, nunca se arriesga, no hay Nac & Pop que valga cuando de negocios se trata. Tampoco he visto hasta el momento a sus colegas corporativos y a las masas mediopelo, hasta hace poco muy críticas de esos medios, indignadas pidiendo las cabezas de dichos periodistas como si hacen con Víctor Hugo y la muchachada de 678. Nadie les pregunta a estos señores corporativos cuánto ganan ni quién les paga. La doble moral dentro del propio proyecto, doble moral que nada en perfecta sintonía y en dirección del siempre seductor “individuo cliente”. No se trata de lograr un beneficio particular por haber bancado y seguir bancado los trapos en los momentos más jodidos, se trata de algo mucho más profundo y que tiene íntima relación con la inclusión de un horizonte invisibilizado, que aún resiste y que seguramente seguirá resistiendo a pesar de los “quebrantos compañeros”. ¿Qué relación tiene este último párrafo con el resto de la nota? Pues la recurrente hipocresía de la burguesía. El dólar, los mercados paralelos en la mayoría de los rubros, los medios, la neoiglesia de Francisco (revisionismo religioso quizás), NO a Tecnópolis SÍ al TC 2000. Un comportamiento común, transversal, a veces ilegal, en ocasiones inmoral, en otras infiel...



Desde luego que no somos todos hipócritas, que no somos todos fraudulentos. Por eso existe la lucha, la existencia de esa lucha significa que hay un colectivo que la sigue dando, que no se resigna, cuestión que desde luego aún no ha finalizado, dilema que acaso recién empieza y que seguramente, si no le pifiamos en el futuro inmediato, puede llegar a buen puerto,  aunque la generación a la que pertenezco nunca alcance a visualizarla.




Comentarios

  1. Es probable, ya que hablamos de algo "cultural", que esté faltando un elemento clave. La "cultura" de que el "Riesgo Ilegalidad" deje de ser joda, de que si el blue es ilegal, ofrecerlo, comprarlo y venderlo es ilegal, es delito y lo que deba verse por la tele no sea un estreñido verseando sobre algo ilegal, delictual (nunca pararelo) y que por la norma básica del bien común y el orden legal, lo que deba verse sea el desfile de arbolitos y clientes, esposados y con un trapo tapándoles la facha.
    Si total, vivimos una dictadura, fascista, autoritaria y represora, nada más lógico que el combo Gestapo/AFIP/Gendarmería, que les de la razón y el gusto a estos voluntariosos delincuentes "paralelos".
    Chillar, van a chillar igual, la única diferencia va a ser que no van a necesitar mentir ni inventar. Y algo aprenderán, en una de ésas, no?

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  2. Coincido con Gustavo, agregando que la amargura que me produce ver a la clase media/media baja (a la que pertenezco tambien) llevados de la nariz, como oligofrénicos, por los intereses de los que siempre nos jugaron en contra no la sentia hace mucho... desde el año 1995 diria...
    Mi pregunta última e íntima es : No será que no nos merecemos (como clase, como pueblo) este proyecto de país...????
    Respecto al comentario de RAM, la pregunta es : estamos dispuestos a bancar la que se venga...???
    Discúlpenme... hoy estoy medio intelectual jactancioso( "La duda es la jactancia de los intelectuales..." aldo rico dixit)

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  3. Precisamente, Wolf, plantearse que uno banca algo, es bancarse las consecuencias, lo que pueda pasar. ¿No es éso el riesgo y el compromiso de pensarse en política?

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