Conflicto Docente en la Provincia de Buenos Aires

(Segunda Parte)

... y sus clarosocuros. Visión del hombre de a pie


En todo conflicto existen intenciones adicionales. En oportunidades son develadas, en otras ocasiones se mantienen ocultas hasta que aclare. Nunca se debe mostrar la mano de entrada, la reserva hace al eximio jugador. El conflicto que involucra a los docentes de la Provincia de Buenos Aires tiene cuantiosos elementos para delinear, particularidades que si las quitamos del debate terminamos sin entender la complejidad del dilema, esto incluye el marcado desmanejo de su Gobernador con relación al escaso énfasis que pone en pos de exigirle tributos adecuados a los que más tienen. ¿El presente conflicto es simplemente el reclamo salarial de un sector cuyos trabajadores tienen en riesgo su fuente laboral, que su hora hombre se encuentra por debajo de la media nacional, que coloca en discusión esas prerrogativas especiales y distintivas que tiene la profesión? Comencemos a desandar algunas percepciones visibles, esas que los hombres de a pie podemos observar sin necesidad de meticulosas intrigas.

Primero: El docente público al estar enmarcado dentro del ámbito estatal tiene bajo su beneficio aquello que se conoce como la inviolabilidad del puesto laboral. Es decir, no puede ser despedido por la patronal independientemente de su capacidad y compromiso para el ejercicio de la tarea. Un mal docente tiene la potestad de ejercer su profesión hasta el día de su jubilación o más allá de ella, en tanto y en cuanto cumpla con los requisitos burocráticos exigidos; la calidad de su tarea, el dominio de la asignatura y su capacidad como pedagogo no cuentan para su futuro por más que existan banales calificación internas. Ante la elevación de un sumario por temas puntuales el traslado o el cambio de tareas es la peor de las resultantes. De modo que el primer inciso no está incluido dentro del conflicto debido a que considero improbable que los trabajadores objeten tamaña ventaja. Nunca un docente será despedido por inepto, ni tan siquiera por correr hasta el extremo del abuso el por demás laxo régimen de licencias existentes.

Segundo: ¿En la actualidad un docente es un trabajador calificado? ¿Los requerimientos para estar al frente de un aula se desprenden de dicho concepto?. Hace un tiempo no muy lejano llegar a ser docente temático implicaba un compromiso formativo de no menos de cuatro o cinco años universitarios. La existencia de carreras cortas y a distancia, específicas, resumidas, han provocado que un enunciado banal habilite a un docente para dar varias asignaturas al mismo tiempo con idéntico rango que lo hace un docente formado de acuerdo a los cánones tradicionales. Los cursos “sindicales” anexos, - y en algunos distritos pagos -, se encargan de elevar el puntaje de esos minusválidos conocimientos instalando a esa simplificación en un mismo plano de igualdad con la carrera formal. Este tipo de cuestiones ha debilitado notoriamente la calidad educativa en la misma proporción que aumentó considerablemente la cantidad de “afiliados”. Por eso este segundo tópico tampoco ingresa dentro del ámbito del reclamo. A nadie le interesa darle rango de excelencia a la actividad debido a que esa política acotaría notoriamente las facilidades que en la actualidad se tienen para acceder a un cargo. Además evitaría ciertos manejos políticos que subyacen en la superficie cuando de nombramientos superiores se habla. De modo que si estamos delante de una profesión cuya calidad poco cuenta ¿cuántas razones hay para darle una entidad económicamente superior a la que tiene? ¿Por qué el rango salarial tiene que superar la media si las exigencias para ser docente están bastante por debajo de dicho rango? En la coyuntura un docente inicial con cargo simple (20 horas semanales) cobra aproximadamente cincuenta pesos la hora ($3.600 al mes). Un bancario inicial cobra exactamente lo mismo con la sola objeción que no puede darse el lujo de elegir la cantidad de tiempo que quiere trabajar. Un docente también tiene la prerrogativa de elegir tiempo de dedicación y hasta de calcular la afectación de ganancias al salario final. Dentro de este contexto empobrecido y enmohecido hacer un reparto equitativo de los cargos nunca se plantea. Existen docentes – no son pocos -  que se permiten tomar horas con llamativa discrecionalidad, tanto en el ámbito público como en el privado, cumpliendo a medias su compromiso sabiendo que el régimen de licencias y mucho de complacencia jerárquica les permite manejar la cosa con bastante comodidad. A todo esto el conocimiento y la excelencia brillan por su ausencia cuestiones que parecen no inquietar a los trabajadores de la educación. Reitero la molesta pregunta. ¿Por qué razón darle rango salarial superior de la media a una actividad que no supera, en la praxis, dicha media? ¿Es posible plantear una reforma educativa integral sin discutir los vicios que ostenta la profesión? Al preparar alumnos de manera particular no sólo tengo una visión concreta de lo que ellos saben, sino de lo que ignoran sus docentes.

Tercero: En varias oportunidades hemos mencionado el régimen de licencias. Mencionamos su laxitud, promotora de abusos descomunales y especulaciones varias por todos los actores educativos, sean ellos jerárquicos o no. Los regímenes de licencias no son otra cosa que sueldo que se cobra por tiempo que no se trabaja. Visto así suena crudo, pero no por ello deja de ser real. Desde este espacio estamos muy de acuerdo con aquellos beneficios que implican cuestiones legales y dilemas límite. Nadie objeta la licencia anual ordinaria, las licencias por enfermedad o las licencias por estudio. El tema parte de una ventaja estructural que no tienen el resto de los gremios: los cuarenta y cinco días de inactividad docente que median entre cada ciclo lectivo, más las dos semanas correspondientes al intervalo invernal. (Ergo: Se cobran trece meses al año, aguinaldo incluido, se trabajan diez). Por lo pronto esta universalización de la licencia anual ordinaria impacta favorablemente y de forma independiente a la tarea específica. Lograr en la actividad privada u otras ramas públicas 30 días de licencia anual ordinaria implica para un trabajador más de veinticinco años de compromiso laboral dentro de la misma empresa no siendo traslativa dicha prerrogativa en caso de mudanza de trabajo aún permaneciendo en el marco del mismo gremio. Por fuera de esta ventaja legal, no siempre asumida como tal, no es mi intención menoscabar el formato. En donde deseo poner atención y apunto a la reflexión es en el régimen de licencias adicionales a estos sesenta días estructurales y que permiten el desarrollo de notables desequilibrios a favor de extraerle tiempo y compromiso al salario cobrado. Cuestiones que los docentes, en líneas generales, conocen, aprecian y aprovechan con sumo énfasis militante.

Además de tales prerrogativas el docente con licencia sin goce de haberes y cargo efectivo puede retornar a la actividad cuando lo desee, práctica muy común, sobre todo, cuando se arriba a la edad jubilatoria teniendo en cuenta que el educador cobra el 82% de los haberes. Se me podrá objetar que los aportes son mayores. Cosa parcialmente cierta sólo si no observamos el básico. Los aportes reales son mucho más bajos que el cobro efectivo debido a la gran cantidad de ítems no remunerativos que componen la grilla. De modo que esa falencia estatal finaliza resultando una ventaja indirecta de carácter coyuntural.
Es decir: algo que nada que tiene que ver con la tarea específica se transforma, según la coyuntura, en un beneficio silenciado o en una queja intempestiva... Vamos a ponernos de acuerdo y basta de verso... Eso de acomodar los argumentos según caiga la taba en nada se relaciona con la honestidad intelectual. En oportunidades los gremios docentes y sus afiliados suelen utilizar de excusa su formato de cobro, argumentando que los conceptos no remunerativos perjudican su futura jubilación. Lo cierto es que difícilmente el trabajador de la educación acepte los descuentos correspondientes sobre la totalidad de lo cobrado. Entonces: ¿Será verdad que lo desean? Pues conociendo el paño, estoy seguro de mis conclusiones.

Otro dilema adicional y distintivo es la concreta posibilidad y albedrío que tiene el docente para jubilarse a los cincuenta años luego de haber aportado durante veinticinco. Operatoria inexistente para la mayoría de los trabajadores de nuestro País. Y ese libre albedrío es utilizado a placer. Y aparecen las tareas pasivas. Hace poco me enteré que en la actividad docente tenerle fobia al papel es motivo de dicho privilegio. El régimen de tarea pasiva coloca al docente en áreas administrativas, reales o inventadas, debido a que demuestra “fehacientemente” tener imposibilidades ciertas de estar frente a un grupo de alumnos. Este formato también ostenta el privilegio del libre albedrío para cuestiones jubilatorias. Si bien es una prerrogativa que se extiende a otras actividades laborales el beneficio del libre albedrío sólo es de exclusivo privilegio de la docencia. 

Algo mencionamos sobre el sistema de licencias sin goce de haberes. Quienes más y mejor aprovechan de este formato son los docentes que luego ingresan al campo de la política y al campo gremial (ponerle el cascabel al gato resulta toda una utopía). Así nos es natural ver docentes titulares sentados en bancadas o ejerciendo sus funciones políticas, instalando una suerte de comodato a favor de suplentes que nunca serán titularizados. De este modo los cargos se reproducen de manera exponencial, existiendo suplentes de suplentes y más de un salario por cargo. Obvio que esta licencia es sin goce de haberes, pero curiosamente corre la antigüedad, cosa que impacta directamente en la jubilación. Imaginemos por un rato lector que usted es Contador en un Banco, Privado o Estatal, da igual. Milita para un partido político y tiene la suerte de ser electo Concejal de su distrito. Sus próximos cuatro años están comprometidos con la función pública. ¿Usted cree que el Banco le reservaría el cargo si no trabaja? Traslade ese modelo a otras actividades y encontrará la misma respuesta.

Cuarto: Que nadie se confunda. Estoy absolutamente de acuerdo con el reclamo y la reivindicación salarial. Un docente merece ganar conforme su tarea, preparación y compromiso. Lo que me parece falaz es no colocar sobre la mesa de discusión las enormes ventajas que tiene la profesión, prerrogativas indirectamente económicas que no tienen las restantes actividades laborales. No ponderar determinados privilegios es la causa del enfrentamiento con la sociedad. Y dicha ponderación no sólo incluye el modo de protesta sino además una evaluación integral del sistema educativo. Por ejemplo, el tema de los comedores escolares es un inciso muy interesante debido al falaz y político manejo que se hace de una necesidad concreta: Un servicio que debería ser de exclusivo resorte de los sectores más postergados resulta que al estar universalizado termina siendo injusto, ya que vuelca enormes recursos a segmentos que muy bien pueden afrontar económicamente su almuerzo diario. 

Quinto: ¿Qué sucede dentro de la educación privada? Distrito que se reserva incógnitas indescifrables. Plantas funcionales poco transparentes que sirven como basamento del cobro de subsidios. Docentes no recibidos que aceptan dar clases por salarios fuera de convenio, ayudantías no abonadas, docentes que desarrollan tareas en ambos ámbitos pero solamente ejercen medidas de fuerza en el sector público. Allí el sindicalismo no intenta meter sus narinas. Tengo la enorme experiencia de haber sido Prosecretario de un prestigioso Instituto Terciario Capitalino durante la década del ochenta. Era el encargado de elevar la documentación ante la SNEP (Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada). La denuncia sobre determinados manejos espurios dieron como resultante tener que abandonar mi cargo – por entonces era delegado del turno noche y junto con mis representados de entonces estábamos afiliados a Ademys - : Docentes fallecidos incluidos en altos cargos de la Planta funcional, cursos armados con alumnos fraudulentos para lograr resoluciones ministeriales definitivas y de ese modo darle de alta a carreras que en condiciones normales no deberían abrirse, todo ello en pos de aumentar la partida subsidiada. Docentes de otras carreras cubriendo con sus firmas esa falacia a cambio de una minusválida compensación interna, bajo sobre, no remunerativa. Cuestiones que cuando fueron develadas no causaron sorpresa en las autoridades de la SNEP argumentando que dichas prácticas resultaban muy comunes.

Sexto: Discutir el presupuesto educativo, como se afirma, sin mencionar los enormes desvíos existentes y que resultan moneda especulativa de todos sus actores constituye un supino despropósito. Se hablará de derechos adquiridos, a mi modo de ver vicios adquiridos que han logrado formato de derecho por obra y gracia de una suerte de librecambio, un toma y daca que flexibiliza obligaciones en clara conspiración en contra de la excelencia y la calidad. Racionalidad, sinceramiento, y sobre todo inteligencia, es lo poco que le exigimos a aquellos que deben tomar decisiones. No pretendo caer en ese banal recurso que por sobreactuado ha perdido todo su valor: “pensar en los chicos”. Nadie piensa en ellos: ni los funcionarios, ni los docentes, ni los padres, ni ellos mismos lo hacen. Si tal cosa fuera cierta la educación en Provincia de Buenos Aires no sería lo que es.

Séptimo: Indudablemente el nudo gordiano del dilema está colocado en el poder ejecutivo provincial. Ya hablamos sobre la política regresiva de su estrategia impositiva, cuestión que impacta directamente en la minusválida recaudación existente y el ulterior reparto de partidas presupuestarias. En este sentido Scioli ha demostrado tener un escaso compromiso a favor de los sectores populares mostrando mayúsculas debilidades a favor de los sectores más acomodados de la sociedad. Si bien sus funcionarios exhiben virulentas quejas a Nación con relación a los montos coparticipables bueno es destacar que cuantiosos subsidios, planes laborales, servicios, inversiones y obras que impactan directamente en el bolsillo de sus habitantes que deberían estar a cargo de la provincia son solventados por Nación. Les propongo hacer un ejercicio de memoria y encuentren en toda la gestión Scioli alguna inauguración propia, de trascendencia, que implique verdadera y exclusiva inversión provincial. Tal cual gestiona Urribarri, Gioja, Capitanich y tantos otros gobernadores. Nadie va a negar la complejidad que incluye la Provincia. Es un distrito Estado que debería ser repensado legislativamente. Zonas núcleo, grandes centros urbanos, regiones secas, dieciocho millones de habitantes, cuestiones que ameritan tratamientos distintivos que ya no toleran más el presente estatus universal. Las apetencias políticas de Scioli conspiran contra su propia gestión. Dentro de su intento presidencial no escatima en profundizar conflictos a favor de golpear la figura de Cristina. El intento de trasladar el conflicto docente exhibiendo que la solución depende de Nación constituye una especulación política notoria. No sólo porque trata de desconocer la federalización del dilema, sino además porque no se hace cargo de sus propias falencias. Si la gran mayoría de las provincias han logrado acuerdos con sus docentes no es debido a un atributo nacional sino a una decisión política de cada administración provincial con relación al tema.








Octavo y para finalizar: Es evidente que los componentes de la mesa de discusión cuentan con enormes debilidades argumentales y falencias como para que los ciudadanos de a pie podamos definir una posición concreta. Tampoco sé si necesariamente hay que tomar una posición al respecto. A priori uno tiene la tendencia de acercarse hacia el más débil, en este caso los docentes, pero a poco de escarbar emergen las dudas con relación a tal debilidad, en tanto y en cuanto sobrevuelen en el horizonte las enormes ventajas – de las cuales muchas de ellas somos testigos -  que tiene la profesión con relación al resto del universo laboral. De todas formas urge solucionar el conflicto. Evidentemente nadie desea ceder y cuando no se quiere ceder no hay conflicto que se pueda solucionar. Y comienzo con mis primeras líneas a propósito de esta molesta cuestión que significa conferir, acordar: “En todo conflicto existen intenciones adicionales. En oportunidades son develadas, en otras ocasiones se mantienen ocultas hasta que aclare. Nunca se debe mostrar la mano de entrada, la reserva hace al eximio jugador”.
 



Comentarios

  1. Ante un análisis que menciona tantas aristas del problema, voy a focalizar en unos detalles.
    *Cuando se calcula cuánto se paga la hora frente a alumnos, se omite mencionar el tiempo "extra" que se debería dedicar a planificar y evaluar.
    *El docente tiene que comer todo el año, no es culpa suya que los procesos educativos supongan "tiempos muertos".

    Más allá de eso, no estoy seguro de hasta dónde se relaciona este amplio análisis de situación con el conflicto en sí. Hasta dónde sé, la posición de la Provincia vendría a ser, "no importa si se lo merecen o no, no hay más plata, así que hagamos de cuenta de que todo está bien".
    En cierta medida, creo que la falta de reconocimiento de la situación por parte de funcionarios provinciales y nacionales que salen a opinar casi todos los días empeora las cosas.
    Sabemos que la plata vale, pero se está despreciando el valor del reconocimiento simbólico, la famosa palmada en la espalda. Al contrario, se desprecia a los docentes, se hace hincapié en las miserias del sector y se los coloca como los malos de la película para justificar un "aumento" moderado. Me pregunto si no sería más efectivo otro tipo de enfoque, ofrecer la misma plata pero destacando el sacrificio, etc. y proponiendo algún plan a mediano plazo para cambiar la situación.

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  2. Ciudadano Cagna.

    Reitero, ninguna de las dos partes coloca todas las cartas sobre la mesa. Insisto "Es evidente que los componentes de la mesa de discusión cuentan con enormes debilidades argumentales y falencias"..

    "Más allá de eso, no estoy seguro de hasta dónde se relaciona este amplio análisis de situación con el conflicto en sí", me cuestiona usted. Pregunto y tomo palabras de lo gremios: ¿Acaso no se dice que el conflicto no se restringe solamente a un simple pedido salarial, sino a corregir todas falencias existentes? Pues no hay mejor manera de hacerlo que sincerarse admitiendo en dónde encontramos los desvíos presupuestarios que provocan dichos desajustes

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  3. Si quiere hablamos un rato sobre el CEPT. Estudie el caso y podrá comprobar de qué se trata armar un kiosko y quiénes son los destinatarios de tamaña desvergüenza educativa.

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  4. Efectivamente, los gremios insisten en que el reclamo no se limita a lo salarial (aunque ahí está puesto el énfasis, sin duda). El problema es que la Provincia no parece haber trabajado en solucionar el problema más amplio, ni tiene propuestas en este sentido, hasta donde los ciudadanos de a pie estamos enterados. Por eso se pateó la negociación hasta tan tarde: porque supuestamente todavía no podían hacer los números correspondientes.

    Y hablando del problema en general, ¿no es responsabilidad del Estado mejorar el sistema y evitar todos los problemas que menciona (como el de las licencias y suplencias, por ejemplo)?

    Volviendo a los detalles, hay que destacar lo engañoso de hablar de aumento en un contexto inflacionario. Aparte, no entendí cómo la desprolija composición salarial resulta ventajosa ya que, si bien los aportes son porcentajes del diminuto básico, lo mismo ocurre con el 82% jubilatorio. Al menos eso tengo entendido.
    Acerca de la calificación del trabajador de la educación, ¿la solución pasa por bajar los sueldos para que coincidan con una -supuesta- baja calificación o mantenerlos arriba junto con los estándares de preparación?

    De los CEPT no había oído hablar, pero le tomo la palabra cuando dice que es una desvergüenza. De nuevo, imagino que la responsabilidad de corregir la situación le cabe al Estado.

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  5. 1- "Indudablemente el nudo gordiano del dilema está colocado en el poder ejecutivo provincial. Ya hablamos sobre la política regresiva de su estrategia impositiva, cuestión que impacta directamente en la minusválida recaudación existente y el ulterior reparto de partidas presupuestarias". Este párrafo de la nota acuerda con lo que usted afirma en el primer párrafo de su comentario.

    2- El Estado, mi querido amigo, a partir de determinados estratos es una entelequia. Los abusos conforman una suerte de acuerdo tácito conveniente entre los actores de la actividad. Recordemos que las críticas más virulentas por parte del neoliberalismo fue la irresponsabilidad del Estado en el gasto público. Eso sirvió como excusa para destruirlo. Cuando observemos que el Estado somos todos dejará de ser esa entelequia que necesita de ejércitos de controladores. De ese modo estirar el por demas laxo sistema de licencias y fomentar superposiciones de cargos constituiría internamente algo inadmisible.

    3- Es engañoso en tanto no sepamos de modo fehasciente cuánto es la inflación. En lo personal dudo tanto del 10% del Gobierno como del 25% de las consultoras. La inflación no es solamente los aumentos que sufrimos en nuestra despensa habitual.

    4- Lo que mencioné es que en muchas oportunidades dicho formato desprolijo fue alentado y aceptado por los propios gremios docentes. Los incisos no remunerativos otorgan montos que no sufren descuentos. Fijese que cuando los docentes (los trabajadores en general) hablan sobre lo que cobran no incluyen ni sus aportes al sistema previsional ni el inciso correpondiente a su obra social. Al no considerarlos como ingresos indirectos subestiman su utilidad. De modo que no les cuesta demasiado aceptar dicho formato.

    5- "Que nadie se confunda. Estoy absolutamente de acuerdo con el reclamo y la reivindicación salarial. Un docente merece ganar conforme su tarea, preparación y compromiso". Este párrafo de la nota contesta su siguiente duda.

    6- Los CEPT son formatos especiales de caracter rural. El calificativo de desvegüenza lo establezco teniendo en cuenta la desmesura de la estructura (costo) en función de los objetivos. Por ejemplo. Se estableció una estructura en Aparicio. El sistema propone una suerte de pupilato semanal de docentes y alumnos para aproximadamente diez concurrentes durante una semana al mes. Teniendo en cuenta la cercanía con El Perdido. localidad que cuenta con una estructura armada, aquella resulta un vicio presupuestario. Por ejemplo el de Frapal cuenta con una matrícula adecuada a la estructura (más de 80 alumnos, teniendo en cuenta que Frapal se encuentra relamente muy aislada). El de Aparicio de ningún modo, de hecho, sus autoridades buscan matricular chicos de El Perdido y de la misma cuidad cabecera del Distrito. Por la cantidad de alumnos existentes es mucho más integrador, socializante y formativo (y mucho más responsable presupuestariamente)que una combi traslade diariamente a esos alumnos hacia El Perdido. Pero que vá.. La ruralidad se paga un 100% mi querido amigo. Y Esto lo armó el Estado (Inspector Distrital con la anuencia de docentes). De modo que como verá no estamos tan en desacuerdo. Un CEPT en un lugar aislado es un enorme beneficio para los chicos de la zona, un CEPT en un lugar innecesario es un kiosko. Este es un ejemplo claro de desmanejo presupuestario, un desmanejo del que algunos obtienen pingües dividendos en detrimento del colectivo...



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  6. Amigo Cagna
    Soy un ferviente entusiasta de la educación pública. Considero que todos los que estamos comprometidos con tal premisa debemos entender que la mejor manera de fortalecerla (para que nunca a nadie se le ocurra destruirla) es trabajando honestamente a su favor. Uno de los tópicos escenciales para su óptimo funcionamiento es el cuidado de sus recursos, tanto humanos como económicos, y eso le compete a toda la sociedad: Al Estado, a los docentes, a los padres y a los alumnos.
    Pido sincerar el debate. Cosa que hasta ahora no observo.

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  7. Parece que el paso del tiempo y la parcialidad de mis últimas relecturas dieron como resultado el planteo de cuestiones que se respondían en la nota original.

    Permítame señalar dos pequeños desacuerdos.
    1. No me termina convencer la idea de que la concienciación acerca de que "el Estado somos todos" es la solución última a las corruptelas mayores y menores. Sin caer en el extremo de vivir cazando brujas, considero que la búsqueda de transparencia y el trabajo anticorrupción deberían tener un lugar más importante en todos los niveles estatales. Creo que no hay relación entre la (escasa) importancia que se le otorga al problema y el impacto que tiene en la disponibilidad de fondos públicos (por no mencionar cosas más estructurales que la disponibilidad ocasional de fondos).

    y 2. Sigo viendo como ampliamente desventajosa la composición del salario, la cual hasta donde tengo conocimiento no ha sido alentada ni aceptada de buen grado por los gremios, sino todo lo contrario.

    Y dos comentarios generales más.
    I. Además de sincerar el debate, el asunto sería pasar a la acción.
    II. Mucho más necesario que pelear por los nosecuántos días de clase, es mantener en el tapete la cuestión educativa en función de algún plan general que contemple un destino en particular para la Nación y sus habitantes. Y esa discusión debería explicitarse y contar con la participación de toda la sociedad.
    Al respecto, tengo pendiente enterarme del Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente, anunciado este año.

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  8. El "Estado somos todos" como concepto, como compromiso participativo, como concreta instancia para modificar nuestra realidad. Cuando no le dimos bolilla al Estado se han apropiado de él los peores, y de alguna manera han signado la suerte de la Nación. Lo público es algo que debemos defender con inteligencia, no con fanatismo. No siempre se hacen las cosas bien desde allí, por ello es imprescindible no corromper ese paradigma con distorsiones particuales o sectarias.

    Si leyó la nota sabrá de mi experiencia como delegado gremial a mediados de los ochenta. Cuando la Institución en la que trabajaba planteaba aumentos no remunerativos (en aquel momento eran burdos sobres bajo cuarda duarnte el Plan Austral)me asombraba la aceptación del cuerpo docente por ese formato. De hecho en debates internos pedía encarecidamente pensar que esas cifras en negro eran pan para hoy y hambre para mañana ya que al no ser integradas al básico se diluirían por inflación o directamente serían congeladas o en su defecto podían ser quitadas ante el menor ajuste. Sin embrago en mis tres años de tarea representativa nunca pude lograr comprometer al colectivo en dicha reinvindicación. Recuerdo que un Dirigente gremial de Ademys de aquella época me comentó muy suelto de cuerpo: "Primero agarramos, después vemos". Y ese después nunca llegaba. A mi entender hoy se debería priorizar el blanqueo del 100% de los ingresos, acaso aceptando el aumento ofrecido con el firme compromiso de las partes para arreglar tan engorroso asunto.

    Sobre los comentarios generales realizados estoy de acuerdo en ambos incisos.

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  9. Y sí, la aceptación de los no remunerativos -espejitos de colores- también es un problema educativo.
    Además lo relaciono con su post acerca del Fútbol para Todos y las prioridades del gasto público. El sinceramiento debe extenderse a todo lo público, es insultante para el trabajador que (por ejemplo) percibe sumas no remunerativas escuchar el discurso del "todo está bien" (que ya casi ni siquiera es "estamos mal pero vamos bien"). Lo cual no implica que los gobernantes deban ser pesimistas o tengan prohibida la sonrisa, sino explicitar claramente qué consideramos que tenemos en el debe y qué en el haber, y qué estamos haciendo concretamente para dejar un balance más positivo.

    Saludos

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  10. Desconozco amigo Cagna si usted es de Coronel Dorrego. Si es del distrito recordará el caso de la nena ultrajada en el 2008. Ese criminal estaba integrado dentro del sistema formativo y educativo de El Perdido. Era hermano de una funcionaria que estaba a cargo de menores. El tipo, con antecedentes probados, pena mediante, salía y entraba como perico por su casa a todos los sectores y dependencias donde los pibes hacía sus actividades. Gimnasios, piletas, campos deportivos etc. Luego del evento no hubo reacción colectiva. Los que ampararon al criminal siguieron gozando de sus salarios y prebendas, pero hay algo peor, el pueblo mostró enorme satisfacción por la continuidad. Si gusta le recominedo la lectura del cuento publicado en este mimso espacio titulado: "Colonia Esperanza, lo que nunca ocurrió" (es del 4/4/12). En oportunidades considero que la preocupación de los mayores, funcionarios y padres, por la formación, la educación y la salud mental de nuestros pibes es pura perorata acomodaticia... un saludo

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  11. No de Coronel Dorrego, sino de La Plata, por lo que el tema "inundación" me ha tenido "entretenido" últimamente. Afortunadamente para mí, safé de las consecuencias que han sufrido tantos vecinos, más allá de las lógicas incomodidades que hubieran ameritado un comentario en otras circunstancias.

    Esperemos que las vidas perdidas y las urgentes necesidades del prójimo -que por una vez han sido imposibles de disimular- nos ayuden a cambiar, aunque sea de ahora en adelante.

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  12. Eso espero. Ojalá que cada uno comience a hacerse cargo de sus obligaciones a partir de la responsabilidad que implica la asunción de compromisos políticos. Saludos

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