Coronel Dorrego 2013


La realidad tiene cosas que no se parecen a ninguna cosa...
Gilbert K. Chesterton

Cuántas veces los dorreguenses hemos pensado en nuestra realidad y hemos llegado a la misma conclusión del notable novelista británico. Los temas que nos acucian, por recurrentes, ya no forman parte de nuestros desvelos, vivimos una suerte de acostumbramiento lindante con el tedio, menesteroso estado de espera. Acaso, como advenediza hipótesis, un dorreguense no es otra cosa que un ciudadano cuya vida consiste en disfrutar únicamente de las vísperas, cosa para nada desechable y si se me permite hasta deseable, si de amores, de fiestas o de citas se trata, pero que en cuestiones de salud, infraestructura o desarrollo, dicha situación resulta muy poco gratificante.

Hace bastante tiempo que nada escribimos sobre el Pago. No es por falta de interés, tampoco es que no existan temas a debatir; quizás estamos habituados a no contar con oídos e “intelligentzias” prestas para atender a cuestiones terrenales, acaso vulgares, esas que hacen a la vida cotidiana de las personas. Las últimas sesiones del HCD hablan por sí de la “Banalidad Aplicada”, asignatura que temo, nuestros doce jinetes “hacia” el Apocalipsis, han cursado y aprobado con la máxima calificación.

Me llama mucho la atención que varios de sus proyectos aprobados por unanimidad no han contado con la decisión ejecutiva para llevarse a cabo. Por caso el monumento en recordación de los vecinos desaparecidos y o asesinados por la dictadura militar o la implementación de la oficina en defensa del consumidor. En este último caso el Intendente adujo cuestiones presupuestarias. Pregunta. ¿Cuándo se aprobó la normativa no se le incluyó la partida correspondiente?. Esto sucede mientras varias decenas de vecinos “del palo” ingresaron a la administración pública (comprometiendo presupuesto) como siempre, por puertas traseras, bajo el prima clientelista, sin que sepamos cómo, para qué y dentro de cuáles parámetros de necesaridad. Y después algunos cretinos (en estos casos con c, como realmente es y son) hablan del populismo y la demagogia del Gobierno Nacional. Uno no está en contra de que el Estado, en este caso el municipal, oficie como vector laboral, lo que me incomoda sobremanera es que tal cosa, realizada por otro colectivo político, es vista como nefasta. Si fuera por ello aplaudo a Zorzano por ser tan Kretino (según dichos de algunos de sus correligionarios más notorios) como Cristina. Evidentemente el Intendente nada tiene que ver con parte de sus compañeros de lista, o quizás, el doble estándar político del que tanto hablamos ha hecho pie de modo definitivo en el Coronel Dorrego. 

En Guisasola buena parte de los vecinos estamos haciendo frente a la obra general de gas y al cordón cuneta; sería muy interesante dejar de lado los embustes y continuar hablando sobre inversiones municipales en infraestructura cuando dichos costos caen sobre las espaldas del pueblo. En otro orden de cosas hace pocos días me enteré que a una querida vecina, con necesidades de traslado a Bahía Blanca, se le solicitó una contraprestación monetaria para la utilización de la ambulancia de la Unidad Sanitaria, trescientos pesos fue el monto estipulado. Disconforme e indignado con tal actitud su esposo fue hasta la Cooperativa Eléctrica local, en su calidad de socio activo, para solicitar idéntico servicio. En este caso cuatrocientos pesos fue la respuesta. ¿Puede ser esto posible? La realidad tiene cosas que no se parecen a ninguna cosa...
Me parece que tal cuestión amerita una profunda investigación, y de ser cierta la operatoria, sospecho que el municipio deberá hacer algo para morigerar aquellos estados de vísperas de la cual es notorio responsable.

Ahora que viene el período estival, tiempos en los que se sospecha son momentos de visitantes, me atrevo a citar a Borges. “Conozco gente con la curiosa ansiedad de conocerme mejor, cuestión que hace muchos años, sin demasiados esfuerzos, he trabajado con el mismo objetivo”. ¿Cuántos dorreguenses, con funciones públicas determinantes, están interesados, más allá de sus salarios, en lo que sucede desde el Quequén hasta el Sauce, desde la Ruta 51 hasta el mar?

Se viene un año electoral. Los comicios de medio término siempre proponen un poco más de diversidad.  Ojalá que la semipeatonal, que la colocación de un par de baños químicos, que el metraje de la terminal de ómnibus, que si te miro que si no te miro, que el empedrado, que el llenado de piletas Pelopincho, que el estacionamiento sobre la Avenida Fuertes, que lavar un auto, que un semáforo más que un semáforo menos, que un baden si y otro no, que la basura, que los perritos sueltos, que declarar ciudadanos ilustres, mujeres notables y demás declamaciones galeritas, no se constituyan en temas centrales de debate.

Sinceramente esperamos escuchar vulgaridades: algo sobre salud, algo sobre infraestructura, algo sobre cultura, algo sobre inclusión social, algo sobre desarrollo. Pero claro. No se le puede pedir a la derecha lo que la derecha nunca hará. Es necesario alternativas políticas que pongan estos temas sobre la mesa, de lo contrario aquellas nimiedades exhibidas seguirán marcando la agenda de preocupaciones. Un conjunto de humedades instaladas como cuestión de estado. Asuntos que se deben resolver ejecutivamente, con practicidad, con premura, con agilidad y sin utilizar los escasísimos tiempos que tienen nuestras esporádicas y minusválidas sesiones del HCD.

Y ya que nombramos a Borges es probable que nuestros funcionarios deban acercarse a sus lecturas, descender (o ascender) a su enorme modestia y aplicar parte de su pensamiento: ¿Quién sos vos para no discutirme?

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