Mateando con la Ciencia: Hoy ceba Miguel San Martín



El robot de la NASA Curiosity consiguió superar hoy una difícil prueba y aterrizar en la superficie de Marte gracias a una maniobra nunca experimentada antes en la que bajó hasta tocar el suelo como "una araña colgada de un hilo", según la agencia espacial estadounidense.
La agencia espacial indicó que la misión, con un costo de unos 2.500 millones de dólares y cuyo propósito es determinar si en Marte ha habido vida, se desarrolla según lo programado.


"Los científicos van a poder investigar la historia de Marte a partir de la información del robot", resaltó Miguel San Martín, argentino que diseño el software para el aterrizaje de la nave.
Respecto de las posibilidades de vida en otros planetas, el investigador de la Nasa indicó: "Por ahí hay otro planeta con vida inteligente, debería haber, no somos los únicos. El universo es tan grande y la idea que haya vida en un solo planeta en esta inmensa galaxia no puede ser así".
“Los llamamos los siete minutos de terror: es el tiempo que tardará el descenso. La nave tiene que accionar 76 dispositivos distintos en ese tiempo para que todo salga bien”, explicó Miguel San Martín, el ingeniero argentino que diseñó un software para que el aterrizaje sea automático, debido a que no se podrá comandar en vivo, y además es el encargado de la guía, navegación y control de la nueva misión de la Nasa.
La fricción atmosférica por sí misma no es suficiente para frenar el descenso, por lo cual a unos 11 kilómetros de la superficie marciana se desplegó el paracaídas supersónico de 16 metros de diámetro, el más grande que haya construido la NASA.
En una metamorfosis desde el ingreso en la atmósfera marciana, la cápsula pasó en 420 segundos de cono envuelto en temperaturas de casi 900 grados Celsius, a grúa flotante sobre ocho cohetes, y a algo parecido a una araña mecánica cuando se pose suavemente en el cráter Gale.
La atmósfera de Marte, compuesta mayormente de dióxido de carbono con trazas de nitrógeno y carbono, es cien veces menos densa que la de la Tierra, que es una mezcla de nitrógeno, oxígeno y otros gases.
En ese momento el paracaídas, que pesa unos 45 kilogramos, soportó una fuerza de 29.500 kilogramos, y aminoró la velocidad de descenso a unos 320 kilómetros por hora.
Los otros vehículos exploradores enviados a Marte descendieron en la superficie del planeta rodeados de grandes globos que amortiguaron el impacto, pero el tamaño y peso del Curiosity requiere un método diferente de descenso.
Con la cápsula a unos 8 kilómetros del suelo se soltó el escudo térmico, que es como la tapa de una sartén invertida, dejando al descubierto la "panza" del vehículo, desde la cual las cámaras tomarán imágenes de alta resolución, y un radar ayudará en la navegación hasta el punto elegido para el descenso.
Los ocho cohetes en los ángulos del aparato frenan la aproximación y cuando el robot se encontró a unos 20 metros del suelo, se abrió la reja que lo sostiene para que este se descuelgue mediante una grúa.
Doce segundos antes del contacto, Curiosity desplegó sus seis ruedas neumáticas en los extremos de patas articuladas.
Una vez que se alivió el peso, la grúa cortó los cables y su soporte flotante salió disparado hasta alrededor de un kilómetro, dejando al Curiosity de cara al suelo.
En el Laboratorio de Propulsión a Jet de la NASA en California hubo aplausos y abrazos luego de este lapso de suspenso extremo. En apenas unos minutos Curiosity envió sus primeras imágenes, que mostraban a sus ruedas a salvo sobre la superficie.
Curiosity, lanzado el 26 de noviembre de 2011 y cuya misión se ha programado para dos años, está diseñado y equipado para investigar si Marte es, o ha sido alguna vez, capaz de sustentar formas de vida.
El planeta rojo ha sido traicionero con los “visitantes” terrestres. De 26 objetos que el hombre osó enviar a su suelo, sólo seis lo lograron con éxito: Viking 1 y 2, Pathfinder, Opportunity, Spirit y Phoenix.

Fuente: Acceso 365

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