Subtes
Por la gente es necesario volver a foja cero

Macri ha demostrado no tener la mínima voluntad política de hacerse cargo de los subtes, en consecuencia, a situaciones extremas decisiones drásticas. El Jefe de Gobierno ha utilizado el sistema de transporte urbano a modo de erosionar al Gobierno Nacional creando un conflicto que supone le traerá réditos debido al disgusto colectivo. La perversión de la operatoria del Pro no tiene antecedentes dentro de la contemporaneidad, cuestión que impacta directamente a los sectores medios, medios bajos y bajos, urbanos y suburbanos. Disputa intencionalmente instalada que se logra minimizar gracias a la protección de las corporaciones mediáticas dominantes, de modo que nada se puede esperar de semejante conjunto político a favor de solucionar un dilema que ellos y sus aliados consideran políticamente beneficioso. En la coyuntura soy partidario de una solución política taxativa del asunto y que los Subtes regresen a la esfera de la administración nacional deshaciendo el acta acuerdo firmado en su oportunidad. ¿Ante lo percibido se puede entender al Pro como voluntario y eficiente administrador autárquico de un servicio público? Temo que la respuesta cae de maduro. Recuperar la administración de los Subtes por parte de Nación resulta imperioso, retrotrayendo todo a foja cero. Esto automáticamente solucionará el problema colectivo de millones de usuarios, expondrá las intenciones lascivas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y exhibirá la ineficacia de un colectivo propagandístico que nada tiene de político/social. A Macri el disfraz de ineficiente le queda perfecto, traje que le permite esconder su perversa dimensión. Esa malversada ineficiencia individual la bosqueja gracias a los medios dominantes tras el prisma de una recurrente victimización, papel que mimetiza el verdadero concepto perverso que tiene sobre el ordenamiento social. No es un ineficaz administrador, para los de su clase es perfecto por eso lo avalan, tampoco es un estúpido, menos aún un papanatas, es algo mucho peor. El tipo está en línea con aquellos que sostienen que este año es determinante de cara al futuro, del cuanto peor mejor, y que la única forma es ahogar al Gobierno debido a que electoralmente no están en condiciones de competir dentro del marco de la democracia y esos mecanismos inexplicables que tanto les cuesta comprender.
Sé que desde lo estratégico tal decisión involucraría una suerte de retroceso político cosa que me permito juzgar menor teniendo en cuenta que el usuario valorará por sobremanera el esfuerzo del ejecutivo nacional ante la especulación del Macrismo. También puede considerarse injusta la medida con relación al resto del país, pero no es menos cierto que una gran cantidad de compatriotas están inmersos en medio de la disyuntiva. En la actualidad no resido en Buenos Aires, habiendo vivido allí durante cuarenta años, de modo que conozco perfectamente que el perfil mayoritario de usuario del subte no se corresponde al votante del Pro en consecuencia lo que Macri hace es colocar en una situación de disgusto a un segmento al que todavía no ha logrado seducir, sospechando que dicha seducción la puede lograr tratando de enfrentar a esos segmentos contra el Gobierno Nacional. Los mismo hace con la educación y la salud pública. Desde lo político priva desactivar esta perversa operación rápidamente pero más importa hacerlo desde el plano social.
La tarifa, debido al tiempo transcurrido, no se puede reducir, es un costo que le quedará por siempre, el subsidio puede mantenerse dentro de los parámetros actuales (el 50%), entenderse con el concesionario no es una cuestión compleja, retrotraer el marco jurisdiccional para que los trabajadores tengan su ámbito de referencia a escala nacional permitirá renegociar determinados incisos con respecto a cuestiones eminentemente gremiales que tienen que ver con el servicio, recuperar los montos asignados para realizar las obras e incorporar al servicio a los coches comprados a China son una batería de instancias fácilmente solucionables.
Al igual que después de ocurrido el accidente de Once sostengo que en determinadas oportunidades hay de decidir y solucionar más allá de las lecturas interesadas y especulativas. Por suerte algo de ello ocurrió luego de tan luctuoso evento.
La toma de decisiones políticas complejas y horizontales son la columna vertebral de los gobiernos populares ante las contingencias. Macri odia las contingencias, lo incomodan, porque las mismas obligan a determinar cuestiones mediante la política, ciencia que ni sospecha de su existencia. No olvidemos que él es un gestionalista de derechas (cosa que tampoco creo que sospeche) de pura cepa, tipo que considera al egoísmo individual como motor de la sociedad.
Macri pidió el subte sospechando que el Gobierno se lo negaría, argumento que podía utilizar mediaticamente, una vez que el ejecutivo nacional se lo cedió se encontró con el inesperado problema de tener que trabajar sobre una nueva responsabilidad, cuestión que encierra conflictos políticos que no está dispuesto a enfrentar. El tipo aspira ser presidenciable haciendo la plancha gracias a los medios. En consecuencia un nuevo derrotero de excusas protegidas por sus entusiastas patrocinadores fueron expuestas ante la sociedad. Nada se puede negociar y menos acordar con un sujeto y un conjunto político en donde impera la mala fe y la usura intelectual, de modo que no contar con él constituye el mejor de los remedios.






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