Rubén Terrón
Artista y
Profesor
No nos sobra calidad, somos pocos los habitantes del Pago, por
eso cuando un poeta de los nuestros, un artista de fuste se nos va, buena
porción de nosotros parte con él.
Sin haberlo conocido por fuera de su obra tengo la
vaga idea de que en él “El Profesor” constituía una suerte de titulo superior,
bautismo popular y criollo, esos que no se logran solamente desde el plano
intelectual o erudito, incisos que están establecidos taxativamente por profesar una idea
concreta sobre el terruño, sus raíces y su cultura más allá de la específica
actividad docente. Horas atrás mencionábamos a Stevenson y el encanto del
verdadero artista. Hace un par de días que la cultura de Coronel Dorrego anda
cojeando, desconsolada, sin esperar nada del futuro, triste, muy triste. Uno de sus máximos
exponentes fue víctima temprana de la sórdida zancadilla que nos tiene bocetada
la vida. Al nacer somos principio, y de acuerdo con aquello que seamos capaces
de edificar en nuestro camino tenemos la opción de no ser final, no ser olvido.
Hoy nuestro luto luce túnicas de melancolía y nostalgia. Cuando poco a poco,
con el transcurrir de los días, esas musas inspiradoras nos vayan licenciando
vamos a ser testigos del milagro de la resurrección a través de su obra y
legado. Rubén o Ruben, según como a uno le pegue (hasta eso nos permitió), nos
dejó decenas de cuestiones artísticas por atender, viejas preguntas poéticas
que por viejas no dejan de ser novedosas; y nos deja también la maravilla de la
siembra en las exquisitas bordonas de su herencia: Rodrigo. Nadie muere del
todo mientras haya alguien que lo recuerde, y si ese alguien es evocado por un
pueblo entero ha logrado destronar a la finitud como cruel e indispensable
sortilegio de la creación. Hoy somos menos buenos que ayer y no es culpa de
nadie, ni siquiera de nosotros mismos; perdimos a uno de nuestros
irremplazables, esos que nos suelen mejorar, seres sentipensantes, personas que
con sólo nombrarlas comprenden en nuestros corazones mucho más que un orgullo
transitorio.
No me hagas bajar más la guardia Sala... Un abrazo de esos que necesitamos.
ResponderEliminarEs que la muerte es un mierda Naza. Uno hace todo lo posible, pero vio como es la cosa.. nunca alcanza, y para peor nunca va alcanzar.
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