6.15 PM Buenos Aires - Cuento – 1996 y Ángel Eyes - Verónica Sala, junto a sus músicos en el programa "Jazz en la Noche"


6.15 PM Buenos Aires - Cuento – 1996 y Ángel Eyes - Verónica Sala, junto a sus músicos en el programa "Jazz en la Noche" 





La cantante Verónica Sala interpretando "Angel Eyes" acompañada por su arreglador, el guitarrista Matías Llopis, el saxofonista Mauro Bianchinelli y el bajista Federico Rey, en el programa "JAZZ EN LA NOCHE" que conducen Alberto "Tano" Rosso y Guillermo Blanco Alvarado. 
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Ciudad de Buenos Aires, Sábado 30 de Junio del 2012        Vídeo de guillermoBA4845


6:15 PM Buenos Aires...
Un día muy Buenos Aires...
La humedad y el vértigo acobardaban a las palomas de octubre y a los desconocidos habitantes de un centro, hermano del infierno...
Y por ahí deambulaba... Sin dejar de ser un desconocido mas, sin entusiasmos, sin esperar mas que abordar un subte que molesta, con escaleras que no llegan al cielo y molinetes que castigan un vientre que ya ni siente...

El primer vagón es la costumbre, y como tal, se acepta indiferente...
Subí como todos los días, sin esperanza y cansado, muy cansado de cargar desinterés.
De pié... me instalé de espaldas al recorrido, como negando la misma ruta de vías y túneles grises que pinta no con poca efectividad a este Buenos Aires de las 6:15 PM...
Nada para ver, nada para que los ojos descansen...
A poco de andar, entre ruidos de madera y metal, me di cuenta que ese viaje no era un viaje; era una extraña mezcla de premio, acaso una oportunidad, un depende de vos, un sueño irrepetible... Ya no me dolía el vientre, las palomas de octubre no escapaban, y las escaleras se acercaban tanto a las nubes que alcanzaban a besarlas... la humedad era brisa y el vértigo comenzó a diagramar ilusiones inconclusas...
Fueron veinte minutos tristemente módicos dentro de un presente tosco y creíble... Fue ver que lo más hermoso jamás visto, existía. Que lo soñado era presencia... Que su simple existencia transformaba a ese mecano de ruido y madera en la Táctica y Estrategia de Benedetti... Que su piel acorde con sus ojos y con su cabello dibujaba contornos y sombras que solamente los corazones que la pintaron resultaban competentes para tamaña descripción. Vaya uno a saber las fantasías que por su cabeza pasaban...De ningún modo pueden ser igual a las mías...
Sinceramente no poseo sortilegio alguno ni prodigio equivalente que hicieran que esos ojos me miraran tan atentamente...  Pero lo cierto es que nada impidió atendernos... Hasta nos esforzábamos para evitar los cuerpos de los ignotos intrusos que irrespetuosamente se interponían en nuestro diálogo visual... testigos inconscientes de una secuencia irreal, tan única como  irrepetible...
- No es el ámbito apropiado... pensé.
- Tampoco conozco del arte de la seducción...
- No tengo y de eso si me lamento, la suficiente autoestima para afrontar con cierta elegancia y decoro el irrumpir en la intimidad de aquella que yo mismo he bosquejado y soñado entre sábanas de olvido.
Toda exageración es poca, el diálogo visual fue intenso. Una perdurable mirada de veinte minutos puede más que esa rancia y machista falacia porteña llamada verso.
Dejé de disfrutar en Loria... me faltaban dos estaciones para descender...
Me imaginaba solo en el andén de Río de Janeiro viendo como un monstruo de rieles y fracasos llevaba en su interior mi paraíso, mi éxtasis inconcluso.
Pero ninguna historia que se precie de tal puede terminar entre túneles y grises, entre oscuros y humedad...



Pasó Castro Barros y ya resignado por la pérdida que en segundos iba a sufrir, me instalé delante de la puerta... El vidrio seguía siendo la ayuda imprescindible; y vaya mi asombro... Estaba detrás... hermosa y elegante, intrigante y curiosa
Descendimos juntos...  Mi lento andar provocó su lento andar... Caminábamos a la par, cualquiera nos hubiese intuido pareja. Ninguno extremaba el paso, ninguno quería perder contacto... Nuestros movimientos en los molinetes fueron coordinados y armoniosos; el no saber fue el enemigo del momento... Hasta nuestras piernas coincidían simétricamente en el ascenso de una escalera que ahora sí, nos acercaba al cielo... Dudando qué recorrido seguir nos perdimos entre la muchedumbre hasta omitirnos definitivamente. 

Desprovisto de anhelos eternizo mi diaria rutina esperando que el deseo vuelva a convocarme, en ese subte, el de la 6.15 PM, en medio de una ciudad-túnel, imaginada e inventada para el perpetuo desencuentro. Cuando llegué a casa mi esposa me preguntó cómo me había tratado el día; como siempre le comenté..., nada para destacar...

Comentarios

  1. Tío y sobrina...¡¡Impecables!! Bello cuento y bella voz...Un dueto que dificilmente se encuentre con asiduidad...De corazón, mis felicitaciones a ambos!

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