Muertes
al pedo, según Lanata
¿Y hay muertes qué no lo son?... cosa que me
pregunté inmediatamente y en voz alta luego que el más encarnizado vocero de la
oposición aseveraba sobre lo inconducente de la violencia a propósito del
ataque sufrido por los compañeros de la televisión pública (sin exhibir el
menor atisbo solidario por la descomunal agresión) cuando fueron a cubrir para
6-7-8 las anémicas y destituyentes manifestaciones callejeras en contra del
Gobierno Nacional (Confieso que el haber corroborado in situ la magnitud de la
protesta por haber estado en Bs. As. este fin de semana me obliga a desestimar
todo temor al respecto, de todos modos subestimar no es aconsejable)
De entrada el hombre se mostró
marcadamente ofendido con la Presidenta, (modo muy particular para analizar
causa-efecto) debido a que las actuales autoridades de Página 12 no lo
convocaron ni lo mencionaron al cumplirse el veinticinco aniversario del
periódico que lo tuviera como uno de los fundadores, autocalificándose como un
desaparecido (¿?). En dicho alegato manifestó extemporáneamente y sin
eufemismos que el precio pagado por nuestros mártires en ocasión de sus luchas
por la liberación nacional, por la democracia, en contra de la opresión, a
favor de la igualdad de oportunidades, en pos de otorgarle derechos a las
necesidades se circunscribía a una experiencia cercana a la inutilidad (al pedo
calificó aquellas muertes, y en consecuencia aquellas luchas)
Curioso oxímoron para quién durante
varios años, luciendo otras túnicas, financiado por cuadros combativos de los setenta, vestía dicho diario con sentidos recordatorios y homenajes a esos
mártires de nuestra historia. Quizás por tales conceptos sus ex compañeros
periodistas hayan preferido omitir su presencia debido a sus posturas actuales,
cuestiones diametralmente opuestas a las líneas editoriales desarrolladas históricamente por el
periódico.
Hace bastante tiempo que Jorge Lanata ha
decidido abandonar aquel espacio ideológico y de compromiso denostando en forma
concreta a cada uno de los periodistas que participan en él, en consecuencia la
respuesta de sus colegas ante la infamia no podía ser otra. Se cosecha lo que
se siembra dice el vulgo. Victimizarse resulta tan vacuo como deshonesto.
Nuestro amigo ha decidido arrear todas sus banderas, símbolos que lo exaltaron
con un prestigio a la sazón bastante inmerecido.
Jorge, fuiste lo que fuiste hasta que
dejaste de serlo, y dejaste de serlo por decisión propia y nadie lo va a
olvidar, al igual que tu participación en la fundación del diario. Te repito,
nadie te va a olvidar si esa es tu preocupación, pero por las dos cosas.
Hoy Lanata desea destruir lo que
construyó porque simplemente cambió, y los que todavía están resistiendo han
decidido permanecer en la misma trinchera, no cambiaron, siguen recordando y
homenajeado a esos muertos al pedo, muertos que tanto lo hartan, muertos que
tanto incomodan a sus nuevos empleadores.
Le faltó decir que por algo murieron. Y
es cierto, por algo murieron; no murieron al pedo como sospecha vagamente.
Murieron luchando contra los actuales jefes y socios de Lanata, murieron porque
deseaban un país más justo y solidario, murieron por esa cosa llamada libertad,
en contra de la dictadura, el fascismo y el abuso.
Murieron para que hoy tipos como Lanata
puedan decir todo aquello que les plazca, para que puedan mentir, arrepentirse
o venderse al mejor postor.
Espero que Lanata sé de cuenta que Walsh,
Urondo, Conti, los Oesterheld, los pibes de Viñas, la hija de Carloto, el pibe
de Tati y cientos de miles no murieron al pedo.
Ellos
sin estar en las pantallas calientes del prime time siguen haciendo mucho más
por nosotros y la democracia que vos estando, diciendo, engañando, suicidándote
diariamente desde la azotea de un ego que lamentablemente ya no alcanza a
cobijarte.
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