EL SISTEMA DE SALUD EN CORONEL DORREGO - Nota de Opinión -



En varias oportunidades, desde este mismo foro, hemos manifestado críticas, inquietudes y cuestionamientos con respecto a la política sanitaria local, entendiendo como esencial apuntar el análisis hacia el sistema dejando de lado las conductas individuales de los profesionales, sean acertadas o erróneas. Nunca dichos conceptos fueron disparados a propósito de algún caso puntual, sí hemos percibido y padecido determinadas inercias que inevitablemente ostentaban vicios que en cuestiones de salud tienen un costo extremadamente oneroso y no sólo estrictamente de carácter pecuniario.

El Doctor Nicolás Crego, en un post de La Dorrego, pone sobre la mesa un tema muy interesante haciendo mención a una supuesta “Industria del Juicio” como una de las causas relevantes que hace a cierta desprotección que tienen los profesionales para el libre desarrollo de su actividad. Cosa que nos hizo ruido permitiéndonos elaborar en voz alta e intentado compartir algunos tópicos que consideramos relevantes. Deseo aclarar que no es el primer médico que expone tal afirmación (particularmente alguno de ellos nos ha mencionado el tema como conflictivo) por lo tanto caerle individualmente al joven residente no forma parte de la esencia ni es intención del presente escrito.

Pregunta inicial que nos surge ante tal afirmación.

¿Por qué razón un médico, un técnico o un auxiliar del área no debe o no puede estar sometido a una rendición de cuentas por sus actos profesionales? Si existen cánones y protocolos a cumplir y respetar, desde lo ético, lo profesional y lo jurídico, qué nos hace pensar que irrespetar esos cánones y protocolos deben incluir licencias linderas al indulto, con la circunstancia agravante que la vida va con ello. En qué rincón del razonamiento ha quedado aquello de la responsabilidad profesional. Coincido con el joven y no voy a negar la existencia de la especulación, pero a la vez no debemos omitir que existen resortes jurídicos para que tales fenómenos no impacten en el buen nombre y honor del profesional injustamente cuestionado. Lo dicho por el joven y por sus colegas me suena más a una defensa corporativa de una actividad que no desea ser auditada y menos aún plausible de crítica. En cierta oportunidad un prestigioso e intachable médico local me comentó sobre los temores de los galenos locales debido a la proliferación de estos litigios, cosa que los ponía en el dilema de la inmediata derivación para evitar problemas personales futuros. Ante mi pregunta sobre si las acciones que él conocía, llevadas a cabo por los afectados, estaban justificadas, no me supo o no me quiso responder. Ergo. Se habla de la “Industria del Juicio” como factor limitante de la actividad y no del marco legal como elemento insustituible de equilibrio institucional, única herramienta que tiene el colectivo social para la defensa de sus derechos. Haciendo la importante aclaración que el sistema labora con sus actores estableciendo una relación bajo el formato de obediencia debida ya que por ahora no existen elementos jurídicos para poder escrutarlo debido a que ingresa en el campo de las decisiones políticas. Sólo es posible juzgarlo por medio de los comicios y dentro de un contexto político global (mimetizándose), de ningún modo en forma particular.

Entiendo que lamentablemente ese falso temor (excusa con aroma a comodidad) está internalizado dentro de la estructura de nuestro sistema de salud, y hace a su boceto, en consecuencia y por obvias razones, no existen esfuerzos de la influyente corporación política (a mi modo de ver actúa como tal) para tratar de mejorar exponencialmente dicho sistema ya que no será utilizado debido al compromiso y según ellos el riesgo que conlleva tener que accionar como corresponde.

Como mencioné en dicho post es cierto que resulta realmente absurdo invertir en aparatología sin que exista una política sanitaria detrás que transforme en eficaz esa inversión. Lo real es que toda nueva aparatología requiere una nueva inversión en profesionales y técnicos en la materia. Ahora bien. ¿Qué cosa es la política sanitaria sino complementar y unificar todos esos elementos que a priori aparecen aislados? Cuando no existe interés (temores y comodidades mediante) por complejizar (eficientizar) el sistema, nunca habrá una política que evalué sin prejuicios nuestras necesidades sanitarias colectivas.

El Intendente Zorzano mencionó que toda inversión en salud parece poca. Temo que no es una cuestión de pareceres, estimo que es una percepción popular que está ligada a lo que recibimos como servicio cada uno de los vecinos. El Intendente y sus voceros sospechosamente nos desean convencer que lo que sufrimos no lo sufrimos, literalmente lo imaginamos y que forma parte de nuestro constante grado de insatisfacción. No es que no hay Médicos en la unidad sanitaria de Guisasola durante el fin de semana, lo que sucede es que cuando nosotros arribamos a la dependencia no los vemos porque queremos no verlos. Tampoco es verdad que la Sala de Rayos de El Perdido no esté funcionando luego que las pruebas finales se realizaran hace cuatro años. De caprichosos y modestos turistas que somos vamos a Dorrego para hacernos las placas.

Hoy las voces se han multiplicado debido a cierto espíritu crítico producto de casos puntuales. El formato del sistema de salud dorreguense es una decisión política de sus autoridades y como tal se resuelve políticamente. No existe voluntarismo posible. De alguna manera también somos responsables de nuestras propias elecciones. Ante la catarata de quejas bueno es entender que el problema no es individual sino colectivo, el de un sistema que ha tocado fondo debido a una multiplicidad de factores que así lo determinan cuyos datos emergentes son los casos mediatizados pero que en realidad el iceberg sostenedor del dilema surge a partir de la propia ideología de nuestra “mass media” gobernante.

Negar la existencia de una corporación médica local de carácter dominante mueve literalmente a risa ya que el acuerdo tácito queda expresado en sus actitudes individuales sin distinción de nombres y apellidos. Recordemos lo mencionado sobre la Industria del Juicio. Qué profesional sería capaz de sacar los pies del plato ante la íntima relación local existente entre el campo privado y el estatal. Además ese profesional, en soledad, qué podría llegar a hacer en contra de un sistema que agobia a toda la sociedad. Entonces resulta sumamente comprensible que ningún Médico haya salido a criticar o analizar la problemática; rompe a los ojos que las cosas no funcionan bien. ¿Ninguno tiene el suficiente coraje y la humildad para dar el debate que la comunidad pide a gritos? ¿Estarán todos de acuerdo? Sé que no es así. He notado la actitud casi vergonzosa de determinados Clínicos cuando deben informarles a sus pacientes que específicos estudios básicos y preventivos sólo pueden realizarse en Bahía Blanca. Pero son ellos, lo que saben, los indicados para dar dicho debate. Bueno sería que lo tengamos que dar nosotros, que a la par de cargar con nuestros males tengamos la obligación de intercambiar conceptos sin tener el conocimiento apropiado.

Tristemente el joven cirujano residente realizó una comparativa ciertamente aventurada sobre la profesión igualándola con actividades menores. De todas formas bueno es aclarar que ningún Médico local rechazó tales afirmaciones, cosa admisible y asimilable si pensamos en ese comportamiento corporativo tan evidente. De todas formas vamos a intentar elevar el tenor de dicha comparativa informándole a nuestros profesionales que un docente, un abogado, un ingeniero, un arquitecto, están sujetos a determinadas normas éticas y profesionales expresadas en un código y que juntamente con la ley conforman el marco jurídico de acción. Que sepamos ninguno de ellos deja de enseñar o de litigar, omite calcular o deriva diseñar, simplemente porque la actividad cuenta con riesgos operativos.

Hace un par de años estando como invitado en el programa radial Testigos de Privilegio conducido por Carlos Madera en la AM 1470, mencioné la necesidad de comenzar a dar los debates importantes que la sociedad demandaba estableciendo la crítica (análisis) como motor indispensable para comenzar a pensar el distrito. Cultura, Salud, Infraestructura, Producción, Seguridad eran los incisos mencionados. Seguramente no fui el primero en afirmar dicha cuestión, lo cierto es que nuestro ejecutivo evade todo tipo de convite al respecto. Y no es un dato menor si hacemos una lectura fina del reciente discurso de nuestro Intendente con motivo de la apertura de las sesiones ordinarias del HCD.

En Coronel Dorrego existen los incluidos y los excluidos, pero esto no se da desde el punto de vista clasista como usualmente se interpreta. Se da en función del grado de pertenencia política. De ese modo se sostiene como aceptable que la alineación política a las decisiones que se toman en el edificio de la calle Fuertes guarda entidad como único correlato esperanzador. (Y este razonamiento no es solamente propio del actual ejecutivo. La misma lógica política fue planteada falazmente por el FPV local durante los comicios pasados argumentando la necesidad de un alineamiento con Provincia y Nación)

La Unidad Sanitaria de El Perdido presenta la misma relación operativa con respecto a Coronel Dorrego que ésta con Bahía Blanca, aunque muchos de mis vecinos, duchos en la materia y con posibilidades de movilidad, suelen pasar de largo por el Cristo dirigiéndose directamente hacia la propia cabecera de la sexta sección electoral dando por sentado que en nuestra ciudad madre ninguna solución se podrá obtener. Mezcla de resignación y ausencia de toda alternativa hace que las decisiones a tomar sean seguras y taxativas. El servicio público de Odontología que se presta es lo suficientemente aislado que hace imposible no necesitar acudir al consultorio particular del facultativo con el gasto que ello implica (viático más consulta). Sobre lo dicho, un servicio público se transforma mágicamente en privado por obra y gracia de la ausencia de política sanitaria pública, cosa de la cual el mismo profesional está exento de poder modificar más allá de su buena voluntad y predisposición. Con un servicio de dos días a la semana se puede ir solucionado el dilema. Pero eso tiene que ver con una decisión política al igual que los instrumentos con que cuenta el Odontólogo en el consultorio guisasolense. Ciertamente pobrísimo. El profesional no puede, no tiene elementos para resolver una simple caries.

De todas formas convengamos que según nuestro Intendente y sus voceros lo exhibido en esta nota de opinión solamente encierra la crueldad y el énfasis del fundamentalismo opositor.



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