GRANDES MUJERES DE LA HISTORIA. MOLLIE STEIMER

MOLLIE STEIMER


TODA UNA VIDA DE LUCHA
LA REBELIÓN DE UNA LIBERTARIA CONDENADA POR AMBOS IMPERIOS

El nombre de Mollie Steimer es mucho más que un nombre. Es un símbolo. Una larga vida consagrada íntegramente al ideal, entregada, como se entrega una ofrenda, al anarquismo. Un temperamento prodigiosamente activo y dinámico; un carácter dotado de una cordialidad tan exuberante y arrebatadora que atraía en forma irresistible y conquistaba la voluntad. Era literalmente imposible hablar con Mollie sin caer prisionero del embrujo de su voz. Sin embargo, bajo ese exterior sutil y delicado, en esa pequeña figura, se ocultaba una formidable voluntad gigante, una auténtica naturaleza de hierro. Amenazas, hambres, persecuciones, terror policiaco, ergástulas, cadenas, destierros, fueron incapaces de doblegar ese terco empeño heroico de navegar contra la corriente, de avanzar siempre, con la cabeza erguida, fija la mirada en el lejano horizonte por donde un día habrá de aparecer la anhelada aurora. El miércoles 23 de julio de 1980, Mollie dejó de existir. Un ataque al corazón cerró para siempre esos ojos cuya luz brilló, como una llama de bondad, de amor y de dulzura, durante ochenta y tres años. Y selló para la eternidad esos labios que supieron a la faz de los esbirros, gritar su pasión por la justicia y la libertad en tantos idiomas.

“Y se le intentó destruir, aplastar, y se le intentó desquebrajar. De todos los métodos posibles, de todas las acciones imaginables se echó mano. Y todo les fracasó, y no pudieron, y fueron impotentes para quebrar su voluntad, esa entereza, esa honestidad. Y todos sus métodos, y todas sus acciones se estrellaron, se desmoronaron, se rompieron ante esa  integridad y esa admirable terquedad”.

“Y subir de nuevo a un barco, a un barco también pesado, también monótono… y voltear, y ver por vez primera esa tierra, esas costas, ese muelle… El nudo en la garganta, las lágrimas asomando a sus obscuros y bellos ojos; y el dolor, el intenso, agrio, insoportable dolor. Y decir adiós, adiós para siempre a esa tierra suya, alejar la mirada en el infinito, y alejarse ella misma a bordo de aquel pesado, monótono, aburrido barco… Y la travesía, los pensamientos, y no sentirse sola, apoyarse, atrincherarse en sí misma…”

“Y las jaurías nazis cumpliendo su “misión”, obedeciendo la voz del amo, del guía, del líder; y el pueblo alemán, la mayoría del pueblo alemán, escucha, escucha su propio pensamiento, se ilusiona con lo que él mismo piensa; y la mayoría escucha al llamado, acude a “liberar” a su “patria”  de sus “enemigos”, de “sus humilladores”. Y la mayoría no es traicionada, ni mucho menos engañada. Oye su propia voz, advierte su propia pequeñez en las voces de sus sacerdotes, en los chillidos ratonescos de la alta jerarquía nazi”.

“Por anarquismo -declaro-, entiendo un nuevo orden social en donde ningún grupo de gente estará en el poder, ningún grupo de gente será gobernando por otro grupo de gente. La libertad individual prevalecerá en todo el sentido de la palabra. La propiedad privada será abolida. Cada individuo tendrá igual oportunidad para desarrollarse bien, tanto mental como físicamente. No tendremos que luchar por nuestra existencia diaria como lo estamos haciendo ahora, nadie vivirá del producto de los demás. Cada individuo producirá tanto como pueda, y disfrutará tanto cuanto necesite, recibirá según sus necesidades. En lugar  de esforzarnos por tener dinero, nos esforzaremos para desarrollar la educación y el conocimiento. Mientras que ahora la gente del mundo está dividida en varios grupos, llamándose naciones; mientras que una nación desafía a otra -en la mayoría de los casos considera a las demás como competidoras-, nosotros, los trabajadores del mundo, tenderemos nuestras manos hacía cada uno con amor fraternal. Para la realización de esta idea consagraré toda mi energía, daré mi vida por ella”.  Alegato de Mollie Steimer durante su defensa en el juicio que se le hizo en Estados Unidos por su militancia anarquista.

Toda la maquinaria del gobierno de los Estados Unidos
está trabajando para aniquilar a esta chica de 21 años
que pesa menos de ochenta libras”...
                                                                   Emma Goldman.

No pueden cortarle las alas a un águila,
ni limitar el alcance del pensamiento.
No pueden aprisionar las ideas,
ni deportar las opiniones.
                                                                 Edward V. Cooke

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