UN TRAGO DE AGUA PARA EL CORONEL - Nota de Opinión

«Hay tres clases de cerebros: Primero, aquellos que por si mismos obtienen de las cosas, opiniones y raciocinios; luego, los que conocen la verdad cuando otros se la enseñan, y, por último, aquellos que ni por sí mismo, ni por medio de los demás, son capaces de conocerla» Maquiavelo, El Príncipe, Cápitulo XII


Entre inocentemente siniestro y cándidamente perverso me pareció el debate radial escuchado en estos días por nuestra AM local. El paraguas aditivo de la solidaridad le otorgó un tinte bizarro demoledor al asunto. Deseo aclarar que lo dicho nada tiene que ver con lo manifestado puntualmente por los disertantes, sean oyentes o locutores, sino con la posición en la cual el poder político ha colocado a los vecinos de la ciudad. (De inmediato recordé las afirmaciones de Macri sobre la responsabilidad de la inmigración en la ocupación de predios públicos y privados porteños). Entre acusaciones cruzadas, solicitud de controles, imposición de multas, la diagramación de un sistema de inspecciones hídricas y reproches varios se circunscribió la cosa dejando de lado ingenuamente la problemática de fondo: La escasa inversión en infraestructura de una administración Radical que hace 12 años gobierna el distrito de modo ininterrumpido.

Comencemos aceptando que la problemática del agua no es nueva ni estacional en Coronel Dorrego, hasta en invierno encontramos quejas y reclamos. Nos alcanza con acudir a los archivos de La Dorrego para constatarlo.

Las últimas declaraciones del Intendente han colocado discrecionalmente la responsabilidad en el excesivo consumo popular, guante aceptado por la mayoría de los opinantes, sin percibir la desidia y el abandono que hace varios años viene sufriendo la asignatura (ergo: el estado de la red y la carencia de planes de inversión para eficientizar la provisión).

Según ha mostrado el censo nacional Coronel Dorrego decreció en su cantidad de habitantes durante los últimos diez años, en consecuencia la variabilidad en el consumo de los servicios esenciales pudieron haber sufrido márgenes ciertamente controlables (No creo que nuestros vecinos beban más agua ni se bañen más que hace diez años atrás), más allá de tener en cuenta que en la coyuntura es probable que una buena parte de la población no consume porque ha partido de vacaciones.
Imaginemos por un rato si Coronel Dorrego hubiera crecido en cuanto a su densidad de población entre un 12 o un 15 por ciento como ocurrió con muchos distritos bonaerenses. Estaremos entonces afrontando una crisis hídrica irreversible.

La lógica planteada por el Doctor Zorzano es trasladar su notoria ineficacia política a las conductas individuales de una porción de los ciudadanos, socializándolas, boleando el concepto que “la gente” se comporta irresponsablemente, sin destacar que también existen importantes porciones de la población que sí hacen un uso racional del recurso. En estos casos el promedio no cuenta. Siempre conviene destacar el argumento que mejor me beneficie para ocultar los efectos promovidos por las causas que mis precarias conductas originan. (Uno de los preceptos esenciales que Schopenhauer destaca para vencer en una discusión, legítima o ilegítimamente).

¿Si hace 6, 7 u 8 años (pido disculpas por la cronología utilizada) no era censurable y menos aún denunciable la sobreutilización del insumo y la población no aumentó, cuál es la razón manifiesta para que aquella conducta hoy resulte significativa? ¿Serán las desmesuradas y llamativas temperaturas estivales (se supondrá que los veranos en Coronel Dorrego son frescos y húmedos (¿?) , será el calentamiento global, será el aumento de la térmica dorreguense?.

En esta pelea de pobres contra pobres, de sedientos contra sedientos, de deshidratados contra deshidratados existe alguien que no desea asumir sus falencias ejecutivas. Siempre, de todos modos, existirán limitados que den cabida a tal lógica, censurando y condenando conductas ajenas sin entender que cuando un servicio decrece o se ve impactado en una comunidad es por dos razones:

a) Explosión de consumo producto de un crecimiento poblacional desproporcionado, o
b)  La ausencia absoluta de previsión e inversión para eficientizar el servicio existente de modo mejorar lo que se tiene e incluir dentro del mismo a la totalidad de una población que abona tasas e impuestos para gozar de tan elemental recurso.

Coincido a que nos obliguemos comunitariamente y que resignemos parte de nuestros derechos a favor del colectivo social, lo que no podemos hacer es sostener que el peso del problema se debe a una pileta más o un regador menos.

La palabra solidaridad en boca de algunos personajes mueve a risa. Debe ser por eso que se encuentra tan degradada en su esencia. Analicemos entonces, utilizando el sentido inteligente, con las patas bien metidas en la palangana, chupando una fresca naranja, cuál de las dos variables acompañan a Coronel Dorrego por estos cálidos días de un verano que propone no pensar.


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